Resumen De Cazadores De Microbios

CAZADORES DE MICROBIOS

Capitulo N° 1

Antonio van Leeuwenhoek

Eli libro cazadores de microbios dice que hace dos cientos cincuenta años un tal Leeuwenhoek fue el primero en asomarse a un mundo nuevo, poblado de millares de especies diferentes, de seres pequeñísimos. Nadie como Leeuwenhoek una figura que ahora es tan desconocida como lo eran los diminutos anormales y plantas en aquella época.

Los cazadores no vacilan en jugarse la vida por conocer a aquellos mortíferos los persiguen hasta sus guaridas más recónditas, esos hombres atrevidos desafían la muerte. A la edad de veintiún años, se casó Leeuwenhoek y abrió por su cuenta una tienda de telas, fue nombrado también conserje de la casa consisto – rial de deif, y se le despertó una extraña afición a tallar lentes aislado de cosas para el su única guía fueron sus ojos, sus propias reflexiones y su propio criterio. Visito las tiendas de óptica y aprendió los procedimientos necesarios para tallar lentes. Era un hombre de lo más meticuloso, tenía que superar los lentes aún mejores.

Sus vecinos creían naturalmente que estaba chiflado, olvidando a su familia, a sus amigos trabaja hasta altas horas de la noche, inclinado sobre sus lentes y crisoles.

Vivía satisfecho de sí mismo y en paz con el mundo; no tenía otro deseó que el examinar con sus lente cuanto caía en sus manos. Era Leeuwenhoek como un cachorro que olfateaba respeto. Había llegado el día para Leeuwenhoek este conserje de delf había sorprendido un mundo fantástico de seres su visibles, criaturas que habían vivido, multiplicado, batallando, muerto ocultas por completo. Descubrió una tercera y cuarta especie tan pequeña que no acertó a descender su forma. La real sociedad encargo que construyeran las mejores microscopios porque Leeuwenhoek no había mentido -¡Ese hombre debe ser un observador mágico! Exclamaron. Este hombre era de salud sorprendente a sus 80 años apenas si le temblaba la mano al sostener el microscopio para que sus visitantes mirasen por el mismo.

Así fue el primer cazador de microbios. En 1723, a la edad de 91 años, en su lecho de muerte, hizo llamar a su amigo Hooguliet. – Hooguliet, amigo mío, te ruego que hagas traducir al latín estas dos cartas que hay encima de la mesa. Envíalas a Londres a la real sociedad.

CAPITULO 2

LAZZARO SPAllANZANI

Un niño extraño que olvido esos Pasatiempos para realizar experimentos infantiles, examinaba atentamente a los seres vivos de la naturaleza. El joven italiano tuvo que sostener grandes luchas con su familia para ser un cazador de microbios. Acabaron por llamarle el astrologo. La inquisición había comenzado a dulcificar sus procedimientos y prefería arrancar la lengua a los hombres de los pueblos y quemarles el cuerpo de herejes desconocidos que perseguir los Servet y al os galileo.

Era Spanllanzani como el polo opuesto de Leeuwenhoek, que con tanta paciencia fabricaba sus lentes, miraba y remiraba las cosas 20 años antes de decidirse a comunicar al mundo científico. Fue nombrado profesor en la universidad de regio, allí fue donde dio comienzo a sus estudios sobre los animalillos, aquellos seres pequeñísimos y nuevos descubiertos por Leeuwenhoek. Spanllanzani enseño a sus discípulos que la vida solo procede de la vida.

Sin embargo volvió, a la misteriosa cuestión de los orígenes de la vida aceptándolo con fe ciega como uno de los milagros del creador, se sometía así mismo a pruebas crueles y fantásticas. Decía Spanllanzani – Needham estaba equivocado y yo he demostrado que la ciencia de los animales lo mismo que en las orbitas de las estrellas rige una ley y un orden. Fue Spanllanzani, en aquel año de 1799, el gran cazador de microbios sufrió un ataque de apoplesia y aunque resistía a confesarlo, aquello fue un canto del cisne, murió pocos días después.

CAPÍTULO 3

LUIS PASTEUR

Un niño de 9 años se apartaba, horrorizado, del gentío agolpado a la puerta de la herrería de un pueblo situado entre las montañas del este de Francia. La caza de microbios se hallaba estacionada se ideaban nuevos microscopios pero nadie se había asomado a estos aparatos, nadie se preocupaba de demostrar al mundo que ciertos animalillos eran capaces de realizar un labor útil, los despreciables microbios podían matar misteriosa y silenciosamente a millones de seres humanos.

En arbois, empezó a realizar investigaciones por cuenta propia. El joven Pasteur se apretaba a hacer su primer descubrimiento en el dominio de la química. Hizo experimentos disparatados e increíbles, de los que se le ocurren solo a un chiflado, pero con los que solo un genio sabe obtener éxito.

Pasteur triunfaba muchas veces, y sus experimentos decisivos que convencían a todo el mundo, pero algunas veces sus victorias fueron debidas a debilidad o tontería o por cuestión de suerte. Pasteur fue presentado al emperador Napoleón III. El polvo y los microbios arrastrados por el obsesionaban a la hora de cenar, veía microbios por todas partes.

Capítulos 4

Roberto Koch

En los años 1860 y 1870, un joven Roberto Koch estudiaba medicina en la universidad de Gotinga. El carbunco era por aquel entonces una enfermedad numerosa que mataba vacas y ovejas. Koch examinaba la sangre de las vacas muertes por carbunco, ponía gotas de la sangre negra entre dos láminas de cristal muy delgadas y perfectamente limpias; una día al mirar por el microscopio uno entre dos diminutos verdosos observo unas cosas extrañas que parecían bastoncitos, cortos y muy numerosos, que flotaban agitados por un ligero temblor entre los glóbulos sanguíneos, y otras veces parecían engrosados como fibras largas, miles de veces más tenues que la seda fina.

Koch tenía la base de que una sola especie de microbio generaba enfermedad determinada; así que un día observo casualmente la superficie del corte de media pulgada y de estas había de varios colores. Roberto Koch fue le hombre que demostró que los distintos microbios debe su precisión científica, el hombre que actuó durante el periodo heroico de la ciencia llevadora a la más altas cumbres.

Capítulo 5

Pasteur

En 1888 de investigaciones que le maestro que había que abandonar, debajo de la paletilla de los animales siendo el doble de los microbios virulentos del carbunco, al día siguiente todas las vacas representaban grandes hinchazones en la paletilla, fiebre y respiraban fatigosamente. Dos vacas le comisionaron a Louvrier,

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