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Resumen Cazadores De Microbios


Enviado por   •  9 de Octubre de 2013  •  8.942 Palabras (36 Páginas)  •  993 Visitas

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CAPÍTULO I ANTONIO VAN LEEUWENHOEK

EL PRIMER CAZADOR DE MICROBIOS

Hace doscientos cincuenta años Leeuwenhoek fue el primero en asomarse a un mundo nuevo, este mundo al que él se asomo era un mundo poblado por especies de seres pequeñísimo a la que el con sus experimentos poco a poco fue descubriendo. Leeuwenhoek llevado por el afán de revelar el misterio de ciertos milagros, este mismo anhelo movió a todos los que, después de él, se apasionaron por la caza arriesgada y fatigosa de nuevas especies de microbios. Nos dibuja un mapa cada vez más completo del mundo que los mortales no alcanzamos a ver a simple vista. La investigación científica a un no había llegado a ser una profesión, si no que este era un mundo en el que la ciencia empezaba a ensayar sus primeros pasos, la ciencia no es otra cosa si no el intento de aproximarse a la verdad mediante la observación cuidadosa y el pensar despejado. Leeuwenhoek había oído decir q se podían fabricar lentes de un trozo de cristal transparente, se podían ver las cosas, a través de tales lupas con mucho mayor grandes de lo que se veían a simple vista. Poco sabemos de la vida de Leeuwenhoek entre los 20 y 40 años, pero es indudable que durante esa época paso por ser un hombre ignorante: no sabía hablar más que el holandés, dialecto despreciado por el mundo culto, por considerar lengua de tenderos, pescadores y cavadores de zanjas. Fue una gran suerte para él porque aislado de toda la charlatanería docta de su tiempo, no tuvo otro guía que sus propios ojos, sus propias reflexiones y de su propio criterio. ¡Que divertido debía ser mirar a través de una lente y ver cosas de tamaño mayor a simple vista! Pero ¿comprar lentes? ¡No sería Leeuwenhoek quien tal hiciera! ¡Jamás se dio hombre más desconfiado! ¿Comprar lentes?, ¡no él se las fabricaría! Visito las tiendas de óptica y aprendió los rendimientos necesarios para tallar una lente. Curioseo sus métodos secretos de obtener metales de los minerales y se inició en el arte de los orfebres. Después montó sus lentes en cuadrilátero de oro, plata o cobre, que el mismo había atraído de los minerales por medio del fuego.

Hoy día los investigadores compran con unos cuantos pesos un microscopio nuevo y reluciente, dan vuelta a un tornillo micrométrico y hacen observaciones, muchos de ellos sin saber ni preocuparse del cómo está construido el aparato. Pero cuando Leeuwenhoek olvido a su familia, sin preocuparse por sus amigos, trabajo hasta altas horas de la noche, inclinándose sobre sus lentes y crisoles. Nunca se conocerá hombre más difícil de convencer que Leeuwenhoek, se fabricó cientos de microscopios, jamás escribió palabra de lo que observaba, no hizo un dibujo asta después de mirar cientos de veces la misma cosa y estar seguro de que no había ninguna variación, aun así no quedaba del todo satisfecho y solía decir “la gente que por primera vez mira por un cristal de aumento, dice: ahora ves una cosa y luego ves otra”. La segunda mitad del siglo XVIII, hubo un gran movimiento entre la gente doctada. Leeuwenhoek por aquellos años era muy arisco y desconfiado de todo el mundo, pero permitió que Graaf mirara por aquellos ojos mágicos suyos y aquella diminuta lente. Graaf se apresuró a escribirles a sus colegas de la Real Sociedad. Leeuwenhoek contesto una carta escrita en Holandés vulgar, el encabezamiento d la carta decía que la “exposición de algunas observaciones hechas un microscopio ideado por el señor Leeuwenhoek referente a las suciedades que se encuentran en la piel, en la carne, etc.; al aguijón de una abeja, etc.” La Real Sociedad quedo asombrada. Leeuwenhoek aseguraba haber visto a través de su lente. Nos parecen sencillísimos muchos de los descubrimientos fundamentales de la ciencia. Se preguntaban ¿por qué fue tan difícil descubrir a los microbios? Pro decían que se dejaran de ironías y que recordaran que cuando Leeuwenhoek nació no existían microscopios sino que eran simples lupas o cristales con aumento, con el cual podían estar mirando hasta hacerse viejos, observo a través de su lente de juguete montada en oro, una pequeñísima gota de agua limpia de lluvia y dijo que en el agua de lluvia había unos bichitos, en donde nadaban y daban miles de vueltas y que eran mil veces más pequeñas que cualquier nicho que se puede ver a simple vista. Las criaturas que habían vivido se habían multiplicado, habían batallado, y otras habían muerto. Aquellos animalillos eran enormemente pequeños y demasiado extraños para ser reales y por eso volvió a observarlos, y de nuevo vio a aquellas eres, no una sola especie si no otras más grandes que la primera, estas se movían con gran agilidad porque tenían varios pies. También descubrió una tercera y una cuarta especie, tan pequeña que no pudo definir su forma. Pero se movía y recorría grandes distancias.

Estaba lloviendo y Leeuwenhoek lavo cuidadosamente un vaso, lo puso debajo del tubo de bajada del canalón del tejado t corrió a examinarlos al microscopio. Allí estaban nadando unos cuantos bichejos, pero él pensaba que esto no decía nada porque podía ser que estos ya vivieran en el canalón y que solo los hubiese arrastrado el agua. Entonces tomo un plato, lo lavo y salió al jardín lo coloco encima de un gran cajón, para evitar que las gotas salpicaran barro en el plato, después tomo una gotas y regreso a su laboratorio para poderlas examinar primero pensó que esas gotas de agua o tenían bichos pero la examino y al cuarto dio vio que empezaban a aparecer los diminutos bichos, examino con su lente todo tipo de agua en todas encontró el mismo tipo de agua.

La Real Sociedad les encargo a Robert Hooke y a Nehemías Grew que construyeran los mejores microscopios y que prepararan agua de pimienta. El 15 de noviembre de 1977 llego Hooke a la reunión con su microscopio y dijo que Leeuwenhoek no había mentido porque ahí estaban los bichos, los miembros de la sociedad se levantaron y miraron a través de la lente y decían “ ¡ese hombre debe ser un observador mágico!”, este fue un día grande para Leeuwenhoek, la contestación de este fue “Os serviré fielmente durante el resto de mi vida” y esta palabra se cumplió porque hasta su muerte, que ocurrió a sus 91 años, siguió enviándoles cartas. Malyneux le ofreció a Leeuwenhoek un precio generoso por un microscopio a lo que él le respondió que no. Al paso de los años este se sintió más desconfiado y brusco, y pasaba más y más mirando por su microscopio e hizo muchos inventos sorprendentes. Él estaba seguro de que entre un millar de personas no iba haber alguna que continuara con sus estudios, porque para ello se necesita disponer de tiempo ilimitado, estudios, y además estar siempre atento. Así fue el primer cazador de microbios. En

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