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SUBJETIVISMO Y SUBJETIVIDAD


Enviado por   •  4 de Junio de 2014  •  1.671 Palabras (7 Páginas)  •  323 Visitas

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SUBJETIVISMO

Y SUBJETIVIDAD

DicPC

I. SUBJETIVISMO.

Casi todas las lenguas modernas europeas poseen el término correspondiente como modificación del latino subjectivismus. En cuanto tal, es un abstracto del adjetivo subjetivo, que, a su vez, hace referencia a sujeto (sub-jectum). Su contenido está en oposición a objetivismo y, correspondientemente, a objetivo y a objeto (objectum). El /hombre es un ente complejo, de estructuras dinámicas endógenas, y que está con respecto a lo demás que él no es como un ser afectado, o capaz de ser afectado reaccionando, en con-secuencia, de este o aquel modo.

Esta sucinta descripción del ser del hombre nos ayudará a comprender qué se entiende por subjetivismo, según los casos. En general, se llama subjetivismo o bien el estudio de las estructuras dinámicas endógenas y sus productos (psicoanálisis en general), o bien la preferencia a considerar las afecciones desde el punto de vista de cómo las cosas nos afectan. Es normal que las cosas nos afecten de muy diversa manera, en dependencia no sólo de las estructuras internas heredadas, sino también en función de estructuras adquiridas por educación u otros factores. Debido a estas estructuras, las cosas nos afectan de muy variadas maneras y en conformidad con el /sujeto concreto que así es afectado. En consecuencia, el subjetivismo indica, generalmente, una valoración preferente al modo cómo las cosas nos afectan, juzgándolas desde este ángulo. Si se fuerza este aspecto subjetivo del modo cómo las cosas nos afectan, podemos caer en un subjetualismo radical, en el sentido que nuestros juicios, valoraciones, etc., son válidos sólo para mí o para un sujeto concreto determinado. Se confunde, pues, en este caso extremo, el mero modo de sentir subjetivo con lo real o lo real se identifica con el mero sentir subjetivo, sin referencia a lo objetivo. En general, toda comprehensión del hombre admite un cierto subjetivismo, ya que lo que se recibe, por hablar en un lenguaje de viejo abolengo, se recibe al modo del recipiente. El subjetivismo adquiere con-notaciones y significados especiales dentro del ámbito de la gnoseología y, correlativamente, en el de la ontología. Desde este punto de vista, hay un subjetivismo radical en todas aquellas filosofías que niegan valor alguno objetivo a nuestros conocimientos. A tal subjetivismo extremo lo podemos calificar de escepticismo y solipsismo. Fue profesado en la antigüedad, al menos como tendencia, por los sofistas y pirronianos. Permanece como tentación permanente en el transcurso del pensar filosófico hasta nuestros tiempos. Muy concretamente, en Nietzsche y Sartre.

Frente a ese subjetivismo, hay que considerar objetivismo al subjetivismo trascendental de Kant, así como al subjetivismo de la conciencia, en la Fenomenología actual. Según Kant, el yo pienso, o apercepción trascendental, es el responsable último de la objetividad y, en este sentido, es el sujeto (lógico-activo) que impone y justifica el carácter objetivo de nuestros conocimientos. Para Husserl, la conciencia trascendental se constituye como punto cero, de donde surgen las intenciones vertidas hacia el objeto, o que intentan decir lo que el objeto es en sí, independientemente de sus condiciones concretas.

Tanto en el subjetivismo trascendental como en el subjetivismo de la conciencia, si bien la /verdad se constituye desde el yo o desde la conciencia, lo real es como él es en sí, independientemente del cognoscente. Existe un subjetivismo, más radical, y que podríamos calificar de idealismo, según el cual, la realidad es producto del espíritu o del entendimiento. El así llamado idealismo alemán va en esta dirección.

A principios de siglo se desarrolló en Francia un subjetivismo, entre psicológico, humanístico y religioso, conocido como movimiento modernista de índole inmanentístico, en el que la verdad, especialmente religiosa, era toda ella humana. Su tendencia era la de eliminar toda trascendencia al sobrenatural cristiano, en vistas a su naturalización. Es una tendencia inherente al subjetivismo de Jung en la materia, y presente también en otros autores.

Desde otro punto de vista, tenemos que designar también como subjetivismo a las corrientes empiristas de filosofía, según las cuales los meros datos empíricos se organizan, después de dados, de acuerdo con leyes puramente mentales. Distinta de este subjetivismo ha de ser considerada la interpretación del hecho científico como esencialmente dependiente del observador, según la interpretación de la así llamada escuela de Copenhague o de Bohr.

Por fin, mencionemos el subjetivismo ético, inscrito y que concierne a la manera de justificar la norma ética de la acción. Según este subjetivismo, la norma del 'bien o 'mal obrar es una norma estrictamente subjetiva. Y aquí, de nuevo, aparece la distinción según que el sujeto esté considerado meramente como sujeto psicológico empírico, sujeto ontológico, pero individualmente caracterizado, o como un sujeto trascendental, de esta o aquella catadura. De una manera particular, se ha asumido este subjetivismo en la así llamada ética de situación.

En lo que antecede no se han descrito todas las modalidades posibles de subjetivismos que pueden darse, ni todos los subjetivismos que se han dado de hecho en la historia del pensamiento. Se han indicado algunos, y pertenecientes a campos diversos, para hacer caer

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