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Subjetividad

guate20126 de Noviembre de 2012

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SUBJETIVIDAD

En la teoría del conocimiento, la subjetividad es propiedad de las percepciones, argumentos y lenguaje basados en el punto de vista del sujeto, y por tanto influidos por los intereses y deseos particulares del sujeto. La propiedad opuesta es la objetividad, que los basa en un punto de vista intersubjetivo, no prejuiciado, verificable por diferentes sujetos.

Desde el punto de vista de la sociología la subjetividad se refiere al campo de acción y representación de los sujetos siempre condicionados a circunstancias históricas, políticas, culturales, etc.

El concepto de subjetividad es entendido como “el conjunto de percepciones, imágenes, sensaciones, actitudes, aspiraciones, memorias y sentimientos que impulsan y orientan el actuar de los individuos en la interacción permanente con la realidad” (Grajeda, 2001 –Durán, 2006).

En psicología y sociología, la subjetividad es el conjunto de características particulares que hacen del ser humano, un sujeto único e irrepetible, una persona autónoma con pensamientos, deseos, intereses y voluntad propia.

La subjetividad se refiere a las específicas interpretaciones que los individuos hacen de sus propias experiencias, ya que son únicas para la persona que las experimenta, y que sólo son accesibles a la conciencia de esa persona. Es importante tomar en cuenta que aunque ciertas partes de la experiencia son objetivas y accesibles a cualquiera, como la longitud de onda de una luz concreta, otras son sólo accesibles a la persona que las experimenta, como la cualidad misma del color.

Desde el punto de vista de la filosofía, la subjetividad se refiere a las interpretaciones que se realizan sobre cualquier aspecto de la experiencia. Por eso son accesibles solo para la persona que las experimenta, ya que una misma experiencia puede ser vivida de diferentes formas por cada individuo.

De modo que cada sujeto elabora opiniones propias en base a sus experiencias, sus percepciones, argumentos y lenguaje, por lo tanto estas opiniones suelen estar influidas por los intereses y deseos particulares del sujeto, la subjetividad determina la forma en que se piensa, se siente y por ende se reacciona ante cada situación que se debe enfrentar en el diario vivir.

LA EXPERIENCIA

La experiencia se refiere al cúmulo de hechos vividos que constituyen y acompañan a las personas durante toda la vida. Lo vivido y lo aprendido se va convirtiendo en el marco de referencia y de experiencia en los seres humanos.

Estas pueden ser placenteras o displacenteras, las hay de tipo familiar, experiencias laborales, experiencias tempranas, experiencias sexuales, experiencias espirituales, experiencias traumáticas, experiencias enriquecedoras, etc., se ha escuchado, sentido y vivido cada una de ellas, en ocasiones sin percatarse del valor afectivo y significativo que tienen en la vida, ya que, a veces sin que las personas se den cuenta, el resultado del aprendizaje de cada una de estas experiencias, va teniendo un impacto trascendental en la formación del psiquismo, de la subjetividad y por lo tanto en la forma de ver el mundo de cada persona.

En cualquier caso el registro de la experiencia se realiza desde lo subjetivo, lo individual, lo propio, lo diferente del otro. Una misma experiencia vivida por personas diferentes adquiere valores únicos en cada uno de ellos. La carga emocional adjudicada es dada por quien lo vive y solo comprendida por él.

CONSTRUCCIÓN DE LA SUBJETIVIDAD

La construcción de la subjetividad en el ser humano, se da como “una disposición interna que el sujeto ha construido de una forma personal y social, a partir de su interacción con el entorno inmediato y el entorno ampliado” (Davini, Liston y Zeichner).

Desde el punto de vista de la sociología, la subjetividad se refiere al campo de acción y representación de los sujetos condicionados a circunstancias históricas, políticas, culturales y sociales, de su entorno y su medio ambiente, que encuentra como preestablecido, operante y socialmente aceptable desde el momento de su nacimiento.

La indisoluble relación entre subjetividad e identidad se pone de manifiesto en la expresión que afirma que “la noción de identidad se estructura sobre la pregunta ¿quién soy? y ¿quién soy frente al otro?, la identidad se reconoce como un proceso constituido por prácticas con un significado cultural, ideológico y social, es decir, somos en razón de nuestra historia, nuestras prácticas y el significado colectivo que éstas adquieren, estas evidencias se reflejan en las formas de hacer, de hablar, de pensar, de concebir el mundo, de organizar su vida en espacio y tiempo” (Aguado y Portal, 1991).

En estrecho vínculo con la identidad, es posible mencionar que “la formación de la subjetividad es concebida como el proceso de construcción del sujeto, mediante el cual se va adquiriendo o transformando capacidades, formas de sentir, de actuar, de imaginar, de comprender y de aprender” (Gilles Ferry, 1990), esto implica que la identidad va resultando como producto del entrecruzamiento de subjetividades, a partir de lo personal, lo institucional, lo laboral y lo cultural.

CONSTRUCCIÓN DE LA SUBJETIVIDAD EN EL ÁMBITO SOCIAL

Desde la perspectiva de Michel Foucault, la subjetividad sería el resultado de la incidencia de los mecanismos de normalización en el individuo, con lo cual hace referencia a la manera en que los dispositivos disciplinarios se articulan, con el fin de producir un tipo de mentalidad acorde a las condiciones culturales existentes.

Los mecanismos de normalización funcionan como dispositivos que desde el exterior, moldean las acciones de los individuos, estos mecanismos funcionan en los espacios cerrados de las instituciones disciplinarias (familia, escuela, iglesia, etc.) y tienen como finalidad normalizar y evitar el “comportamiento desviado”.

El cuerpo se convierte en la superficie donde las instituciones imprimen sus disposiciones normativas, (algunas veces a través del castigo) a partir de esto, el cuerpo entra en el circuito disciplinario donde el tiempo, el espacio, la combinación de fuerzas, la mirada y la sanción se tornan estrategias para su vigilancia y control, con el fin de gobernar el alma de los sujetos y llevar a cabo el moldeamiento de su personalidad a través de su subjetividad.

El mecanismo privilegiado por los dispositivos disciplinarios, para gobernar el alma y la interioridad de los individuos, radica en la inscripción, proceso en el cual los distintos elementos naturales, humanos y no humanos, situados en el exterior, dejan marcas que construyen la subjetividad. Con relación a esto, Doménech y Tirado (2001) dicen: “…Foucault define verdaderos dispositivos de inscripción, pero con la peculiaridad de que el material inscrito es el cuerpo.

Efectivamente, prisiones, talleres, escuelas, no son más que aparatos de inscripción sobre los cuerpos, que tienen como objetivo el control social. La historia del individuo es la historia de su paso por las instituciones disciplinarias, ya que para éste siempre habrá un régimen normativo que aprender y una nueva inscripción que incorporar.

El proceso de normalización los llevará desde las costumbres familiares, pasando por las normativas escolares hasta llegar a los reglamentos y leyes sociales.

CONSTRUCCIÓN DE LA SUBJETIVIDAD EN EL ÁMBITO ESCOLAR

En la escuela las inscripciones o modificaciones conductuales y cognoscitivas corren por cuenta del profesor(a), es éste quien cuadricula el espacio, quien ejerce la vigilancia y quien ejecuta la sanción, de esta manera la subjetividad al infante le viene desde afuera a través de órdenes, normativas y disposiciones que serán incorporadas como si fuesen propias.

Así de las marcas en el cuerpo a las inscripciones en el alma, este cuerpo-alma se convierte en la nueva superficie donde se escribirá la historia del individuo.

“El cuerpo es esa suerte de tejido que puede ser modelado, trabajado, inscrito con hábitos y normas, inscrito con gestos que duren más allá de las paredes de la institución, es decir, grabado en la historia…El método para la inscripción es la disciplina”. Doménech y Tirado (2001)

CONSTRUCCIÓN DE LA SUBJETIVIDAD EN EL ÁMBITO FAMILIAR

Las inscripciones que dejan las disciplinas, van más allá del cuerpo del individuo y es en ese más allá donde dónde se sitúa a la subjetividad. Por lo tanto la subjetividad, como interioridad, como constructo, como modo particular, único y singular de mirar, comprender, pensar, adaptar, usar, recrear, e innovar, se construye y ese proceso de construcción entraña el misterio de la humanización, en el cual familia y escuela asumen un rol fundante.

Es en la familia donde empieza el proceso de socialización y establecimiento de los patrones de conducta a través de los patrones de crianza. La socialización, es un proceso de desarrollo de la “identidad social” que no es otra cosa que la formación de la subjetividad que le permitirá a los niños adquirir las habilidades adaptativas funcionales que les ayuden a ser aceptados por la sociedad, de modo que por medio ésta se aprenden las pautas del comportamiento social así como también formas de percibir la realidad y adaptarse a ellas; este proceso se observa en todas las etapas de la vida, desde la infancia hasta la vejez.

Los psicólogos, definen

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