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TALLER N°1 Fundamentos de la Literatura I


Enviado por   •  7 de Mayo de 2021  •  Ensayos  •  2.260 Palabras (10 Páginas)  •  68 Visitas

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TALLER N°1

Fundamentos de la Literatura III

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La relación que existe entre los conceptos de Verdad y Ficción.

Saer y Piglia tienen la misma conclusión al hablar de la relación entre verdad y ficción: No hay ficción que carezca de verdad ni verdad que carezca de ficción, pero ¿cómo es esto posible? Lo explicaremos a continuación:

Comenzaremos desmenuzando las definiciones que nuestros dos autores ya mencionados (Saer y Pligia) nos dan de verdad y ficción.

Juan José Saer (escritor argentino) en su texto “El concepto de ficción”  trata de desmenuzar la interrogante de qué es la ficción y que diferencia o que la separa de otros géneros narrativos. Para esto, Saer, pone en la palestra un concepto que intrínsecamente  la gente une o entiende cuando se habla de ficción, y es: la veracidad de la ficción.

Saer, trata de explicarnos el porqué al hablar de ficción, automáticamente, asimilamos que la ficción es algo que se aleja de la realidad, es decir porque creemos que todo lo que es ficción no es necesariamente la verdad, a diferencia de otros géneros literarios, (ejemplo de ello: las autobiografías, las biografías, etc., géneros que por inercia son verídicos, ya que son escritos a base de datos y anécdotas irrefutables) es entonces, que  el texto nos lleva a la siguiente interrogante ¿Es realmente la ficción algo no verídico y la verdad está libre de ficción?

Su respuesta a esta pregunta es tajante: No hay verdad que no contenga ficción ni ficción libre de verdad. Para el autor “Podemos por lo tanto afirmar que la verdad no es necesariamente lo contrario de la ficción, y que cuando optamos por la práctica de la ficción no lo hacemos con el propósito turbio de tergiversar la verdad.” (Saer, 1998, p. 10) Es así como Saer nos plantea que la ficción está más vinculada a la verdad que a lo falso, descartando la creencia popular de lo que se entiende por ficción, como menciona el autor “la paradoja propia de la ficción reside en que, si recurre a lo falso, lo hace para aumentar su credibilidad” (Saer, 1997, p. 12) Esta cita se puede explicar de buena forma con el texto “el ojo silva” de Roberto Bolaños, pues hay un fragmento del relato que nos menciona la huida del Ojo del burdel con ambos niños, aquí se nos narra de manera exagerada un periplo del Ojo para no ser encontrado “Primero un taxi hasta un barrio o una aldea de las afueras. Desde allí un autobús que los llevó a otra aldea. En algún punto de su fuga se subieron a un tren…” (Bolaños, 2005, p. 22) solo para que al final del texto el mismo Ojo menciona que al final el burdel estaba cerca del lugar donde se había refugiado; un recurso de exageración que tal como menciona Saer, que le da un carácter más creíble a su relato, pues hace partícipe al lector de la sensación de angustia que vive el Ojo en el relato de Bolaños.

Por su parte Ricardo Piglia  llega a las mismas conclusiones de Saer, en su texto “Crítica y ficción”  para él,  la verdad y ficción trabajan juntas, por lo tanto, todo se puede ficcionalizar. Piglia  al respecto concluye lo siguiente: “La ficción trabaja con la verdad para construir un discurso que no es ni verdadero ni falso” (Piglia, 1986,  p. 8)

Además de la veracidad de la ficción, los autores tocan otro  tema relevante, y es el foco de la ficción, ya que esta nos narra la verdad desde una vereda especulativa, juega con la incertidumbre para instalarse en el futuro, no miente, pues como Saer concluye, la ficción es una antropología especulativa que afronta la realidad de una manera que puede ser desmedida tal como se mencionó anteriormente, pero no lejana a lo que realmente puede suceder.

Es así como podemos concluir que la ficción es un concepto que se nutre de la verdad y viceversa “la ficción se vuelve un esqueleto reseco, mil veces pelado y vuelto a recubrir con la carnadura relativa de las diferentes verdades que van sustituyéndose unas a otras.” (Saer,1997, p. 13). Textos como la odisea, son lo que son por la ficcionalización de su obra, el mismo Ulises utiliza esto al momento de inventar una falsa identidad al hablar por primera vez con su esposa, a pesar de que su historia era contada en forma de ficción, terminó siendo su verdad. Todo relato posee ficción, y no por eso será menos creíble, por el contrario, todas nuestras verdades son creídas por los pequeños actos de ficción que le agregamos, no hay otro propósito en la ficción más que ayudar a que el lector u oyente sea un testigo fiel de la verdad.

Desarrollo del proceso de canonización de una obra y relevancia de nosotres como futures docentes

Para dar comienzo, H. Bloom (1994) define originalmente el canon era, en resumen, la elección de los libros por decisión de las instituciones de enseñanza, es decir, las distintas escuelas que existían en esa época. Pero este concepto se ha mantenido en su esencia a través de distintos periodos, las cuales son una parte del proceso de canonización, ya que, según las variantes de estas, se provoca un efecto paralelo en el canon. Por dar un ejemplo, en los tiempos del holocausto nazi, el libro El diario de Ana Frank no hubiera sido considerado canon debido a los valores y principios de la sociedad en cuestión, en la cual se quemaban libros por no ser parte de los ideales en ese entonces. Sin embargo, en la actualidad, y basados en estos tópicos, la obra sí entra en el canon y es pedida en las escuelas como lectura obligatoria, otorgándole importancia no solo a nivel literario, sino que también a nivel histórico dado el contexto en el que se desarrolla la obra.  

Continuando con el ejemplo de “El diario de Ana Frank”, esta obra se considera canónica debido a su posibilidad de evocar emociones en él o la lectora, lo cual es llamado como valor estético. Esto se puede ver reflejado en la lectura de Bloom, ya que el autor reflexiona sobre cómo este valor es parte esencial para que una obra sea considerada como tal.

“Si pudiéramos concebir un canon universal, multicultural y polivalente, su libro esencial no sería (...) un texto oriental, sino Shakespeare, que es representado y leído en todas partes, (...). Shakespeare para cientos de millones de personas que no son europeas ni de raza blanca, es un indicador de sus emociones, de su identificación con unos personajes a los que Shakespeare dio existencia mediante su lenguaje.” (Bloom, 1994, p. 49).

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