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Warisata Mia


Enviado por   •  10 de Noviembre de 2014  •  2.031 Palabras (9 Páginas)  •  215 Visitas

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WARISATA MIA

UNA HISTORIA DE CÓLERA, PASIÓN Y LÁGRIMAS

Defiendo “mi escuela”. Warisata no pertenece al Estado. Warisata ha sido hecha por unos cuantos hombres, lejos de toda ayuda oficial. Escuela hecha con sangre, con infatigable y gigantesco esfuerzo, fue algo más que una de administración. En ella pusimos todas las palpitaciones de nuestra vida, toda la energía de nuestra juventud, toda la pujanza de nuestro espíritu. Fue obra de quijotes, fue poesía y drama, por eso y mucho más Yo defiendo a Warisata.

Allá sólo quedaron traidores y explotadores del indio. Hoy es una lamentable algarada de bribones y holgazanes de humillación y vergüenza. Primero difamaron a la escuela. Después la prostituyeron. Warisata mutilada, envilecida, era algo intolerable e incomprensible, en manos de mentecatos que por más de dos años lo explotaron, era una infamia y una vergüenza. Pero hay un nutrido archivo de cartas que un día conocerá Bolivia.

¡Warisata mía! Aulas colmadas de grandeza. Cuando fuimos arrojados, Warisata subsistió en nosotros. Los niños jamás confiaron en sus nuevos maestros, prueba de ello era su constante peregrinación de que sus únicos maestros continuábamos siendo nosotros. Y sabían perfectamente, allá sólo quedaron sujetos depravados y voraces para el saqueo y la destrucción.

Warisata sólo puede ser conocida por su historia. 1939 se editaba en la escuela un boletín mimeografiado del número 7 se transcribe éste párrafo:

“Warisata, región del altiplano donde soplaban vientos helados y cortantes; la altura era insensata sostenido por las nieves del Illampu y las brisas del Titicaca. El hombre vivía en un primitivismo inconcebible y sujeto a una feroz explotación gamonalista, no había otra ley que la del látigo y sumisión. La tierra árida y sin riego. Los indios de Warisata vivían golpeados por el infortunio en su lucha contra la naturaleza inclemente y el régimen. Por eso no había en la pampa ni un atisbo de un porvenir venturoso”. Así nació la escuela Warisata socialista, luchando durante 10 años contra el ataque feudal burgués. Fue una isla solitaria, se alzó por sí sola, con abnegación, tenacidad y energía, para superar el ambiente con el denodado ímpetu constructivo del hombre con un esfuerzo redoblado. En el empeño que se ponía nació la pedagogía de la teja y el ladrillo (que los cretinos decían que era un mero arte de la albañilería). Muchas veces el empeño era tal que desde las cuatro de la mañana, la escuela se llenaba con canciones y ruido de herramientas. Warisata era un desbordado torrente de actividad, un mecanismo increíble de progreso y mejoramiento. Todos trabajábamos nuestra escuela Sabíamos que sólo con el ejemplo de una vida honrada y laboriosa los indios podían comprender lo que queríamos de ellos. Aquí no hemos venido a explotar al indio, sino a defenderlo (hoy a nadie llama la atención la abundancia de nombres indígenas entre profesionales, políticos, escritores, artistas, periodistas, etc.), Mientras nuestros campos de experimentación se transformaban de vergeles a 4000 metros de altura, pujantes en aquella tierra estéril, pero el morbo enemigo crecía.

La doctrina que nos impulsaba era hacer que el indio mejore y adquiera el derecho a la igualdad social, cimentada en las reivindicaciones económicas. Se empieza la necesidad de liquidar el sistema feudal que lo explota y esclaviza.

Sabíamos que nuestro ideal no era absoluto, que no era independiente de la condición histórica que vive Bolivia, que solo era un episodio en la lucha que se prolongó por diez años.

En 1934 se había concluido el internado por milagro porque todo había brotado de los talleres, la escuela se alzaba pujante y bella. Lo esencial no era haberla construido, sino la manera cómo se la había construido. Es difícil entender el esfuerzo titánico que costó cada muro, no teníamos herramientas, ni siquiera pagaban sueldos, más tarde nos enteramos que todo estos milagros se debían a los bolsillos de Elizardo Pérez.

El morbo continuaba creciendo. Elizardo tenía treinta y un juicios criminales en su contra, sin embargo jamás le tocaron un pelo, no porque les faltaran ganas, sino por temor a una reacción campesina que hubiera sido terrible, los indios decían: “que a ellos los golpearan y estropearan, pase. ¡Pero que lo hicieran con su maestro, eso nunca!

1936, los maestros ya podían vivir con cierta dignidad, pero eso se logró con mucho trabajo y lucha. Bajo la égida de la escuela y precedidos por Avelino Siñani.

El Parlamento Amauta controlaba toda la vida social de la región, lejos de jueces, gendarmes y explotadores, era el fruto más notable de la obra de Warisata. Como que en él se reproducía la ancestral organización de la “ulaka”. Gobierno propio de la comunidad, los campesinos empezaban a ser los constructores de su propio destino. Íbamos más allá del mero intento económico; queríamos que los hombres fueran los forjadores de su propia cultura solidaria y colectiva.

Warisata escuela socialista, si lo era. Nuestro concepto: el trabajo de todos para el provecho de todos, la segunda premisa: el que no trabaja no tiene derecho a participar del beneficio colectivo. Enseñando a suprimir a los intermediarios y acaparadores,. Nuestros talleres imponiendo la tarea de aprovechar los recursos del ambiente para mejorar las condiciones de vida, tenían un carácter eminentemente social, Nuestros campos de cultivo enseñando que la forma fundamental de la economía está en el trabajo agrícola.

Entiéndase: la organización colectivista brotaba del seno de la tierra, de la actividad misma del campesino. Warisata era el trabajo mismo productivo, social por excelencia, motor de la comunidad. Estábamos un siglo más adelante que la “Escuela Boliviana”.

Warisata no, no era una simple escuela era una conjunción de energía y calidad, de profesores de indios, con la humildad y llaneza que sólo se da en loa espíritus superiores. Junto a ellos, hombres forjados en la recia escuela de Elizardo Pérez, jóvenes que adquirían la mística del trabajo y se hacían verdaderos héroes, manteniendo el espíritu de Warisata después de su destrucción. Núcleo de trabajadores tan ponderados, tan gentiles con sentido de responsabilidad, de hermandad, sin complejos ni cursilerías.

Warisata: Pakarina del Nuevo Indio, lo bautizo uno de sus maestros, comprender lo que representaba para la cultura un escritor indio, que sale de la gleba explotada y empieza a opinar sobre su destino.

Fines de 1937, sentimos la urgencia de ganar tiempo al tiempo de: Llica, Talina, Caiza, Caquiaviri y Jesús de Machaca llegaron niños indios para nuestro internado. Y Warisata creía en ese concurso múltiple,

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