El Búho de Minerva. Análisis Cap. 1

El Búho de Minerva, Capítulo I

La cosmovisión medieval.

En este primer capitulo del libro, nos introduce principalmente a una confrontación que nos hará reflexionar y analiza, por un lado, el universo cultural que prevalecía en la Edad Media, donde se empieza a introducir poco a poco el pensamiento moderno causando una tensión entre los conocimientos que se entendían hasta el momento. También es importante mencionar el medioevo, que es donde nace el pensamiento moderno y pone en distinción que la historia es parte del pasado, algo que nos ayudó a formar una identidad, pero que ya no somos.

Para entrar en el contexto histórico y ponernos en los conocimientos que se tenían en la edad media, voy a señalar las características principales e ir poco a poco. El principal rasgo distintivo de esta edad es el teocentrismo, Dios como centro de explicación, como elemento de ordenación del mundo y esto tenía sentidos para todos, no se cuestionaba que esto podría ser de otra forma, si no que todos aceptaban como explicación a Dios, aunque si había gente que cuestionaba estas creencias, el poder de estas mismas era tan grande que pocos eran los que se atrevían a dar su opinión al respecto. La Iglesia moldeó el tipo de civilización en que vivían y el tipo de personas que se quería, mucho más de lo que la gente, en ese momento, era consciente.

Otra característica de la edad media era que el mundo en el que se regía era profundamente jerárquico, pero también se definía a partir de una escisión. El mundo que se conocía tomaba validez o significado en la afirmación de la fe. Si se aceptaba que Dios era el centro de explicación, ya no se aceptaba ninguna otra explicación o conocimiento que fuera valido. Todo giraba alrededor de Dios.  

La última característica, y considero la mas importante, es que realiza una vinculación del pensamiento cristiano con el pensamiento clásico y la filosofía griega. Esto primeramente se hizo a principio de la edad media, con Agustín (354-430) quien vincula el cristianismo con la tradición filosófica platónica y forma una nueva figura: La cuidad de Dios. Luego de esto, Thomas de Aquino (1225-1274) integra a la escolástica el pensamiento cristiano con la tradición filosófica aristotélica.

A pesar de que nuestra mentalidad de siglo XXI nos parezca poco convencional el increíble teocentrismo de la edad media, también gracias a esa creencia, pensadores de la época como Roger Bacon (1214-1294) y Guillermo de Occam (1298-1349) contribuyen a que se conciba el pensamiento científico moderno. Gracias a esto, y la estrecha relación con la teología, nace una perspectiva otológica, un pensamiento metafísico orientado a la elaboración racional de una doctrina del ser. Esto no quiere decir que la razón sea la verdad absoluta, pero si contribuir a la teología, por ejemplo, dando fundamentos racionales de la existencia de Dios, así que, se recurre permanentemente a ella para verse robustecida.

Llegando a este punto, aparece Anselmo (1035-1109) quien racionalmente presenta un intento de probar la existencia de Dios con esta frase: “No es posible pensar en Dios y negar su existencia”. No obstante, ocurre una contrariedad, ya que con solo entender quien es Dios en nuestras mentes, ya lo hace existente, aunque esto no quiere decir que si existió en la vida real.

Entonces, Tomás de Aquino, quien había integrado el pensamiento filosófico de Aristóteles con el cristianismo, donde en resumen todos los movimientos del universo representan las formas en como las cosas se orientan hacia Dios por naturaleza, y a partir de esto, la teología cristiana toma esta categoría como su explicación fundamental, ya que cabe en la perspectiva coherente del cristianismo en la Edad Media. A partir de la asimilación de la lógica aristotélica, hace del silogismo la operación lógica por excelencia, que supone la deducción de conclusiones de principios fundamentales, lo cual traería verdaderos razonamientos de la teología. Pero, para que los conocimientos no vallan más allá de lo que se requería mostrar, estos eran asegurados espontáneamente por la iglesia, siendo vigilado por este y que llegara a una concordancia entre conociendo y el dogma.

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