Enfermedad sagrada
Luisa Fernanda VillegasEnsayo12 de Agosto de 2021
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V.· TRADUCCIONES-------------[pic 1]
Hipócrates[pic 2]
Sobre la enfermedad sagrada[pic 3]
Traducción de José Alsína[pic 4]
l. - A propósito de la llamada enfermedad sagrada he aquí lo que ocurre: me parece que no es en modo alguno más divina ni más sagrada que las demás enfermedades, sino que tiene una causa natural. Pero los hombres creyeron que su causa era divina o por inexperien cia o por el carácter maravilloso de la dolencia, que no se parece en nada a las otras enfer medades. Y si la imposibilidad de conocer lo divino confirma su punto de vista, la banalidad del sistema de curación que adoptan lo contradice, dado que la tratan por medio de purifica ciones y encantamientos.' Ahora bien, si se ha de considerar divina por sus extraordinarios rasgos, serán muchas las enfermedades sagradas y no una sola, porque yo demostraré que aquellas otras a quienes nadie considera sagradas no son menos extraordinarias ni prodigiosas. Por un lado, las fiebres cotidianas, tercianas y cuartanas, cuyo carácter no se considera extraor dinario, no me parecen en modo alguno menos sagradas y de origen menos divino que esta enfermedad; 2 por otro lado, veo que los hombres están fuera de sí y deliran sin ninguna causa evidente y que realizan muchos actos intempestivos, y sé que muchos hombres gimen y[pic 5]
,gritan en sueños, que otros se ahogan y que otros saltan del lecho y huyen de su casa y están delirando hasta que despiertan, y que luego están sanos y cuerdos como antes, aunque pálidos y débiles; y esto ocurre no una sola vez, sino muchas. Hay, particularmente, otros muchos casos variados, pero hablar de cada uno de ellos nos obligaría a extendernos mucho.
11. Yo creo que los primeros en considerar sagrada esta enfermedad fueron hombres del tipo de los magos, purificadores, charlatanes y embusteros aún hoy existentes." También éstos presumen de muy piadosos y de saber más que nadie. Y en efecto, estos hombres, amparándose en lo divino, utilizándolo como pretexto de su incapacidad para encontrar un remedio que con su administración reportase alguna utilidad, y para no ser tachados de ignorantes, consideraron sagrada esta afección; y después de haber inventado una historia adecuada, establecieron un proceso curativo de acuerdo con su seguridad personal, prescri biendo purificaciones y encantamientos, y ordenando abstenerse de los baños y de los muchos alimentos inadecuados para los enfermos; de entre el pescado marino, el salmonete, la raya,' el mújol y la anguila (pues son muy dañinos); de entre las carnes, la cabra, el ciervo, el cerdo y el perro (pues estas carnes son las que más trastornan el estómago); en entre las aves, el gallo, la tórtola, la avutarda, y cuantas son consideradas especialmente indigestas; de entre[pic 6]
1. Acerca de los ritos de purificación en ge neral, véase MoULINIER, Le pur et l'impur dans la pensée des Grecs, París, 1952, y sobre el "en salmo", LAÍN, La curación por la palabra en la antigüedad clásica, Madrid, 1958.[pic 7]
2. Sobre la idea de lo divino en el Corpus hipocrático cfr. A. H. MILLER, The concept of the divine in De morbo sacro (TAPhAss. 1953,
1 y sig.), Para el sentido de 1teb<p'lcrtc; Éf'.'f''lY��
y su posible empleo en Tucídídes, cfr. K. WEI·
DAUER, Thukudides und die hippokraüschen
Schriften, Heildelberg, 1954, 8 y síg. 1tpó·;>r,atc;
vale aquí como "causa". Cfr. además, H.W. NoRENBERG, Das gottliche und die Natur in der Schrift über die heilige Krankheit, Bonn, 1968.
3. Sobre los "magos y charlatanes", que por esta época abundan más de lo que uno estaría tentado a pensar (cfr. Doons, Los griegos y lo irracional, Madrid, 1960, 131 sig.), Platón ofre ce interesantes informaciones.[pic 8]
4. Se trata de la oblata melanurus (cfr.[pic 9]
ÜPIANO, Haliéutica, I, 98).
las hortalizas, la menta, el ajo y la cebolla (pues lo picante en modo alguno conviene a un enfermo). En cuanto al vestido, prescribieron no llevarlo negro (pues el negro es símbolo de muerte). Asimismo ordenaron que no se permaneciera acostado sobre una piel de cabra ni que la llevara puesta, y que no tuviera un pie sobre el otro, ni una mano sobre la otra (pues todas estas acciones son impedimentos)." Estas prescripciones las hacen a causa de la natura leza divina de la enfermedad, como si supiesen más que nadie, y tuvieran otros motivos para ello, de modo que, si el enfermo sanara, fuera para ellos la fama y la habilidad, pero si muriera, tuviesen segura su defensa, aduciendo como excusa el que ellos no son en absoluto responsables, sino la divinidad, pues ellos no le han dado ningún medicamento para comer ni para beber, ni han recurrido a los baños para ser responsables. Ahora yo opino que de entre los libios del interior, ninguno debería gozar de buena salud, puesto que se acuestan sobre pieles de cabra y se alimentan de carne de cabra, ya que no poseen ni mantas, ni vestido, ni calzado que no sea de cabra. En realidad, la única clase de ganado que poseen son las cabras. Y si el comer carne o suministrarla provoca la enfermedad y la hace progresar, mientras que el no comerla la cura, el dios no es absolutamente su responsable, ni le son útiles las purificaciones, sino que son los alimentos lo que curan o perjudican, y así el poder del dios queda reducido a la nada.[pic 10]
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