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Tema: “Lenguaje y Filosofía”

  •  13 de Agosto de 2019   •  Ensayo

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UNIVERSIDAD NACIONAL

FACULTAD DE HUMANIDADES

Materia: Filosofía del Lenguaje

Profesor: ..............

Alumno:.....................

Tema: “Lenguaje y Filosofía”

        Al contemplar las expresiones más sobresalientes de nuestra cultura contemporánea se destaca el papel central que va cobrando el lenguaje y las reflexiones derivadas sobre su naturaleza y funciones, como las relaciones cada vez más amplias y explícitas con las demás expresiones de la cultura.

        El lenguaje ha adquirido una “densidad” que traspasa de modo particular todo el pensamiento de nuestra época. Termina constituyéndose hoy en el recurso supremo para obtener una comprensión plena del hombre y el mundo, la realidad toda.

        Este fortalecimiento o densidad del lenguaje podemos observarlo también en el ámbito filosófico. El lenguaje ocupará en la problemática filosófica contemporánea un puesto de privilegio, partiendo de la adopción de un nuevo paradigma que se enfrenta al paradigma moderno, el “giro lingüístico”.

        El paradigma moderno o “paradigma de la conciencia”, consistía en la autorreflexión de la conciencia, donde ella se examinaba y a través suyo se podía representar un mundo, expresado luego en un lenguaje (elemento accesorio que reflejaba el pensamiento).

        El lenguaje era un medio transparente entre el sujeto y la realidad, un espejo, un ropaje accesorio; lo que evidenciaba una supuesta relación isomórfica: pensamiento-lenguaje-realidad.

        El giro lingüístico produce un cambio en la especulación filosófica, el lenguaje va a cobrar importancia, constituyendo una entidad propia, con estructura y dinámicas propias que influirá en el pensamiento, en oposición a toda la tradición filosófica. El lenguaje impondrá sus límites y determinará de cierta forma tanto al pensamiento como a la realidad.

        Por esto, la filosofía hoy vuelca o debe conducir sus intereses al lenguaje, hacer “Filosofía del Lenguaje”. Siguiendo a Habermas podríamos decir que la metodología que se utilice, para hacer un análisis productivo de la actividad del espíritu, no debe partir de los contenidos de conciencia sino de las expresiones lingüísticas.1

        Esta ruptura con la tradición introducida en la filosofía  se debe en especial a dos pensadores: Ludwing Wittgenstein y Martín Heidegger. Dos representantes de este nuevo paradigma, aunque desde dos momentos o vertientes distintas, una analítica y la otra hermenéutica, en esta nueva perspectiva filosófica.

        Entendemos que este último enfoque de lo lingüístico, tiene una visión más integradora y más productiva que el analítico. Por lo que en el presente trabajo, desarrollaremos para luego comparar ambas vertientes y a sus dos representantes más originales Wittgenstein y Heidegger, en aquellos aspectos que resalten esta hipótesis: el “giro hermenéutico” comenzado por Heidegger y desarrollado luego por sus continuadores aportan el contenido que le faltaba respecto de la extensión y a la densidad del lenguaje a la concepción analítica.

Filosofía Analítica

        El movimiento analítico cobra vitalidad a comienzos del siglo XX, surge en Inglaterra por obra de Moore y Russell, y adquiere una formulación característica en las obras de Wittgenstein, para luego extenderse a diversas escuelas y grupos, sobre todo por el mundo anglosajón, constituyéndose en una de las corrientes más dominantes de nuestro siglo.

        Básicamente surgen como dos elementos: el neopositivista (positivismo lógico) centroeuropeo, Escuela de Leopolis, de Varsovia, Círculo de Viena y Berlín; y el trabajo de los primeros analistas de Cambridge, Russell y Moore.

        Desde el comienzo estos dos componentes tienen ascendentes comunes: las innovaciones en lógica de Russell y Whitehead -Principia Matemática-(1910-1913), junto a las de Peano y Frege; y el Tractatus de Wittgenstein.

        Frege es el punto de referencia tanto de los neopositivistas como de Russell, y es el que anticipa el giro lingüístico en todas sus variantes, incluyendo el interés dado posteriormente al lenguaje ordinario y a los aspectos pragmáticos.

        Por lo tanto, podríamos considerar precursores del movimiento analítico a Frege, algunos discípulos de Brentano, los primeros lógicos polacos, Russell, Moore, el primer Wittgenstein. Aunque el movimiento analítico propio surja más tarde como filosofía lógica y luego “análisis del lenguaje”.2

        Los mismos partidarios de la Filosofía Analítica la calificaban como la “revolución en filosofía”, ya que operaba un cambio importante en la filosofía inglesa, el resurgir de una nueva forma de pensamiento.

        En Cambridge y en Oxford dominaba en las últimas décadas del siglo pasado el neokantismo y el neoidealismo traídos de Alemania, siendo figura máxima el lógico-metafísico-idealista Bradley. La filosofía era cultivada sobre todo por clérigos que apoyaban la teología y la religión en ese idealismo. Se produce, como reacción ante la disconformidad planteada por las nuevas ciencias y el método científico, una secularización de los centros universitarios. Surge entonces una viva reacción contra el idealismo por obra de Moore y Russell que construyeron nuevos métodos de análisis empírico combatiendo la pretensión del monismo idealista.

        Se retorna a la anterior tradición inglesa, del empirismo y del nominalismo, como un simple análisis de los hechos de la experiencia, significados en el lenguaje porposicional, y rechaza a la vez el análisis psicologista de sensaciones e ideas de la mente. Se fundamenta, por lo tanto, en el reemplazo de la conciencia y sus categorías psicológicas por el lenguaje y sus componentes lógicos como objeto de estudio de la filosofía.

        Podríamos sintetizar sus principales características, en las siguientes:

a) la afirmación de que los problemas filosóficos tradicionales se deben al uso incorrecto del lenguaje y pueden ser resueltos (disueltos) a través de un examen lógico y una reformulación del lenguaje que usamos;

b) una actitud antimetafísica, ya que es absoluta y absurda al enunciar entes que están más allá de lo experiencial o verificable;

c) el afán de convertir a la filosofía en una ciencia estricta a partir del análisis de proposiciones.3

        Cuando llega al poder Hitler (1933) muchos intelectuales emigraron obligadamente, los neopositivistas se refugiaron en América donde se origino una mezcla fecunda con el pragmatismo. A su vez, en Inglaterra el neopositivismo no tenía apoyo y se consolidaba el análisis filosófico de Russell y Moore. Así, en los años ’30 se definía una clara distinción: el componente lógico-positivista se desarrollaba en los Estados Unidos y el analítico en Inglaterra.

        En los ’50 sobre esa división de análisis americano y análisis inglés, se le superpone la distinción de análisis del lenguaje ideal, que consistía en una tarea de “purificación” del lenguaje, relacionándolo con un lenguaje formal, un lenguaje controlado, definido y claro. Se desarrolla sobre todo en Estados Unidos.

        En Inglaterra, por el contrario, se desarrolla el análisis del lenguaje ordinario, entendido como individualización de los “juegos” que se producen en el lenguaje, con su finalidad “terapéutica” de la disolución de los problemas filosóficos, y como descubrimiento de recursos conceptuales del lenguaje ordinario, dirigido también a clarificar la importancia filosófica del sentido común.4

        Ante la constatación de objetivos y fundamentos incumplidos del análisis lógico (objetividad, idealismo lingüístico, claridad absoluta) se abandona posteriormente la perspectiva referencialista del significado y la idea de la construcción de un lenguaje ideal y neutro. Se aborda la investigación desde los “actos lingüísticos”, desde los usos comunes del lenguaje y de los factores sociales más que de los aspectos formales:

        … “ ‘giro pragmático’ significa desplazamiento de intereses desde un análisis del lenguaje como         estructura lógica y como facultad principalmente asertiva (…) hasta el análisis del lenguaje como         facultad comunicativa y como conjunto de actividades multiformes, ligados a otras actividades de         tipo social”…5

        Se presta nueva atención a la relación entre lenguaje y comunidad, las prácticas y decisiones humanas, las formas de vida, la posibilidad de realizar diferentes funciones mediante la emisión de expresiones lingüísticas.6

        Siguiendo esta distinción dentro de la filosofía analítica podemos ejemplificarlo con Wittgenstein, con sus dos períodos en los que puede dividirse respectivamente su pensamiento.

        

Ludwing Wittgenstein

        Es uno de los principales representantes de la filosofía analítica, su pensamiento puede dividirse en dos etapas: en la primera expresa los postulados del análisis lógico en su Tractatus Lógico-Philosophicus, y en la segunda sienta las bases del pragmatismo lingüístico con Investigaciones Lógicas.

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