Acerca Del Alma de Aristóteles
sergioacl15 de Diciembre de 2013
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INTRODUCCIÓN
La presente obra es más bien un tratado de Biología general que un tratado meramente filosófico pues considera una entidad tan imperceptible como el alma como un ser natural partiendo implícitamente de su existencia real. El alma no es concebida dentro de un marco de connotaciones religiosas como ocurre en las tradiciones órfico-pitagóricas y en la filosofía platónica sino que es tratada desde una óptica estrictamente naturalista, propia de una visión científica-positiva que posiblemente tenga su base en que su padre era médico.
El tema en torno al que gira el tratado es el fenómeno de la vida, existen seres vivientes y seres no vivientes en función de si poseen las funciones vitales que los definen como tales seres, es decir, en función de si poseen alma, vida (zoé).
La obra consta de 3 libros: los libros I y II pertenecen al período final de la biografía intelectual de Aristóteles y se corresponden con las grandes obras de investigación científica-positiva mientras que el libro III corresponde a su primer período, cuando aún era alumno de Platón en La Academia. A continuación vamos a comentar la obra con más detenimiento, capítulo por capítulo.
Acerca Del Alma
LIBRO I
CAP. I
En este capítulo Aristóteles enfatiza la importancia de estudiar la naturaleza y propiedades del alma ya que ello contribuye al avance de las Ciencias Naturales. También considera importante contemplar la naturaleza del método, que va a ser único si el alma es única para todos los vivientes. Las preguntas a resolver que el autor plantea desde un principio son: el alma, ¿es una sustancia 1ª o una categoría de la sustancia (cualidad, cantidad..)?, ¿es potencia o es acto?, ¿es divisible o irreducible?, ¿son todas las almas iguales o varían según la especie, género?.
Otra cuestión importante es si las afecciones o propiedades del alma son exclusivas de ésta o son también comunes al cuerpo pues parece que el cuerpo participa y es necesario para que puedan darse el inteligir y el sentir. También puede ocurrir que el cuerpo experimente emociones sin objeto externo que las justifique, por eso considera que las afecciones son formas inherentes a la materia. Tales afecciones son definidas de modo diferente según las defina un físico o un filósofo: el físico explica la ira en términos de cambios del cuerpo o materia mientras que el filósofo la define en función de su forma específica o definición
Como conclusión de este capítulo queda que las afecciones del alma son inseparables del cuerpo.
CAP. 2
En este capítulo enuncia las propiedades que posee el alma de modo esencial y son movimiento y sensación, es decir, los seres animados se distinguen de los inanimados en que se mueven y sienten. A continuación recoge los planteamientos de filósofos predecesores sobre la naturaleza del alma: algunos autores afirman que el alma es el elemento motor que se encuentra en los seres que se mueven. Según esto Demócrito establece que el alma es un conjunto de átomos esféricos capaces de pasar a través de todo y de mover las demás cosas estando ellos mismos en movimiento. Al igual que Leucipo, otro filósofo atomista, afirma que el alma es la causa del movimiento de los animales. Para explicar esto y a modo de ejemplo, expone el proceso de la respiración: este mecanismo de supervivencia de los vivientes consiste en el movimiento de dichos átomos hacia el exterior del cuerpo (expiración) y en la introducción de otros semejantes (inspiración).
La doctrina pitagórica adopta una postura semejante pues concibe el alma como principio y causa del movimiento; obtienen estas conclusiones partiendo del supuesto de que todo lo que a otro debe estar moviéndose. Anaxágoras identifica este principio de movimiento presente en los animales con el Nous, causa de la armonía y orden del Cosmos que se manifiesta de diferentes modos según el animal y la persona. Empédocles afirma que el alma se compone de los cuatro elementos al igual que Platón que añade además la concepción de principio de conocimiento en tanto que las ideas, los números proceden de los elementos. Tales y Diógenes también conciben el alma como principio motor, Tales dice que es agua mientras que Diógenes afirma que es aire por ser el elemento más ligero. Heráclito dice que es fuego por ser el elemento más incorpóreo y que está en contínuo movimiento, del mismo modo Alcmeón dice que el alma es inmortal porque se encuentra en contínuo movimiento igual que todos los seres divinos: la luna, el sol, el firmamento.
En resumen: todas las doctrinas en torno al alma la han definido por las siguientes características: movimiento, sensación, incorporeidad y conocimiento. Los que la conciben como principio de conocimiento también la conciben como compuesta por todos los principios según la afirmación de que “lo semejante conoce por lo semejante" y teniendo en cuenta que el alma conoce a todas las cosas.
CAP. 3
En este capítulo se parte de la noción de alma como principio de movimiento expuesta en el capítulo anterior y se cuestiona su movilidad por sí misma según la versión platónica.
Aristóteles ha considerado hasta ahora el alma como principio de movimiento que a su vez es móvil por sí misma, al atenerse a la afirmación de que nada inmóvil puede mover a otra cosa Sin embargo, afirma en una obra suya (Física) que no es necesario que se encuentre en movimiento para poder mover a otros (Teoría del motor inmóvil).
El autor distingue cuatro clases de movimiento: traslación, corrupción, alteración y crecimiento y según el tipo de movimiento que ejecute el alma y su lugar de reposo natural hacia el que se dirige (en tanto que posee movimiento por naturaleza) así consideraremos su composición.
Más adelante cuestiona la posibilidad de que el alma, con su movimiento, mueve al cuerpo de la misma manera pero esto no es así pues una vez que el alma ha abandonado el cuerpo ya no puede volver. Ante esto, Aristóteles considera más apropiado afirmar que el alma es movida por los objetos sensibles además de moverse por sí misma.
A continuación expone la explicación platónica sobre este tema; según Platón el alma es como el intelecto y por no puede ser entendida como magnitud ya que presenta una unidad discreta. La magnitud implicada en el movimiento circular propio del alma no es compatible con la intelección: si el alma inteligiera bien con toda la circunferencia entonces tendría que recorrer todos los puntos de ésta y son infinitos y si intelige con una parte de la circunferencia entonces inteligirá lo mismo infinitas veces. Además, el hecho de ser un movimiento circular va a dar lugar a que sea eterna la intelección lo que es contradictorio pues el pensamiento tiene principio y fin y es por ello que debería identificarse con el movimiento rectilíneo incluso con el reposo. En definitiva, la doctrina platónica no puede demostrar que el movimiento circular sea el movimiento del alma.
Para terminar concluye que tanto la doctrina platónica como la mayor parte de las propuestas acerca del alma son absurdas porque introducen el alma en un cuerpo sin ocuparse de la naturaleza de éste, ocupándose sólo de la naturaleza del alma, como si cualquier alma fuera compatible con cualquier cuerpo.
CAP. 4
Otra perspectiva en torno al alma es considerarla como una armonía, es decir, una mezcla y combinación de contrarios con cierta proporción al igual que el cuerpo. Esta teoría del alma-armonía es rechazada por el autor puesto que el movimiento no es propio de la armonía y, sin embargo, es la característica esencial del alma. El concepto de armonía encaja mejor con el concepto de salud corporal más que con las afecciones del alma y la consecuencia directa de esto sería que existen muchas almas en el cuerpo puesto que todas sus partes se derivan de la mezcla de elementos en diferente proporción.
Aristóteles concluye que el alma no es armonía ni se desplaza en movimiento circular aunque sí es posible que se mueva por sí misma, por ejemplo, se entristece, se encoleriza... (ésos son sus movimientos). Ante esto añade que es más correcto decir que quien se entristece o encoleriza es el hombre en tanto que tiene alma, es decir, el movimiento no se da en el alma sino que a veces comienza en ella (cuando evocamos una imagen sensorial) y a veces termina en ella (cuando tenemos sensaciones de un objeto externo presente).
El intelecto es de otra naturaleza, es incorruptible y divino mientras que la intelección y la contemplación son corruptibles en tanto que son afecciones de un cuerpo que posee alma. Y, por último, afirma lo absurdo de afirmar que el alma es número que se mueve a sí mismo.
CAP. 5
Comienza este capítulo exponiendo las conclusiones de los anteriores capítulos: considerar el alma como el elemento más incorpóreo y como principio motor es absurdo, no se puede demostrar. Existe además otra definición del alma según la cual se constituye a partir de los elementos. Sus autores afirman que ha de ser así para poder percibir y conocer los entes pues sostienen que lo semejante es conocido por lo semejante (esta idea ya se mencionó al final del cap. 2). Pero esta afirmación es insostenible pues el alma conoce muchas cosas además de los elementos, conoce infinitas cosas compuestas por los elementos en distinta proporción y, sin embargo, ella no contiene todas estas cosas. Existen muchas dificultades para afirmar esta definición
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