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Amor, Vida Y Muerte En Unamuno, Lorca Y Hernández


Enviado por   •  26 de Noviembre de 2012  •  1.103 Palabras (5 Páginas)  •  746 Visitas

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Un rasgo de la literatura española es el constante paralelismo de realismo e idealismo, Sancho Panza y su reverso Don Quijote. La tensión y dialéctica entre los dos: un idealismo que es tal solamente por contraste con lo real, y un realismo cuya fuerza radica en su constante alianza dialéctica con el idealismo –un realismo ideal que en el fondo es un idealismo muy real.

Miguel de Unamuno (1864-1936)

Unamuno es el representante de esta dialéctica en su forma más idealista. Es un hombre de la “idea” descarnada (sin carne), pero de una idea que lucha por sobrevivir en “carne y hueso”. Como la concepción erótica de Miguel de Unamuno es bastante negativa, amar es para él algo pasajero, algo que no garantiza la eternidad ni la sobrevivencia. Solamente en la descendencia se consigue la eternidad, pero no la sobrevivencia de los amantes. Hay que buscar la vida eterna en la idea, en la ficción, en la novela (“nivola”). La vida hay que hacerla a fuerza de sueños, de ficciones, de producción intelectual. La vida es una lucha quijotesca: D. Quijote, Santa Teresa de Jesús y los místicos son para Unamuno los representantes de esta visión del mundo.

El amor carnal es solamente pura procreación y en su forma más pasional causa la muerte aniquiladora. No hay metáfora, hay idea, lucha agónica por la vida, constante presencia de la muerte.

Amar es desvivirse. Vivir es vivir en agonía, es estar a la muerte. Soñar es vivir. El hombre es ficción: “somos un sueño de Dios” al que el hombre con sus cantos y ritos tiene que arrullar en el sueño para impedir que despierte y deje de soñarnos. El despertar de Dios = la aniquilación del hombre: “con cantos a la muerte henchir la vida, tal es nuestro consuelo”. Américo Castro: “el español se muere desviviéndose en un vivir desgarrado”, en un perpetuo estar sin ser.

Al hombre sólo le queda la lucha prometeica por la sobrevivencia mediante la constante producción de ficciones o “nivolas”. La vida es sueño y los sueños vida son. El amor erótico no es eterno, es pasajero, es vano y no da la vida perdurable.

Federico García Lorca (1898-1936),

El idealismo está cargado de vida. La metáfora pierde su valor material, “carnal” y se eleva a símbolo; el símbolo no tiene valor en sí, sino como función del mundo mítico que es el determinante de toda la vida. La anécdota diaria de carne y hueso está envuelta en el mundo mítico que la determina y que le da su verdadero significado simbólico, su polivalencia semántica. En Lorca hay determinación de arriba hacia abajo: tragedia. La materialización del amor erótico es la anécdota diaria, pero ésta está sobre-determinada por el marco simbólico-mítico. El amor carnal nunca se llega a realizar plenamente, el intento de su realización lleva a la muerte: el conflicto social es la materialización anecdótica del destino.

Fatalismo cósmico-mítico: amor – vida- muerte. El sol engendra la pasión y la luna dicta la muerte: el cuchillo es el lazo de unión que desencadena la tragedia. El amor hace al hombre despertar a la muerte. La vida es la lucha constante por la realización del amor erótico-pasional entre hombre y mujer. Una lucha que siempre termina en tragedia:

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