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Antropólogia de la muerte

Ximena santigoEnsayo10 de Agosto de 2021

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INTRODUCCIÓN

La muerte a lo largo de los años ha creado una gran controversia el hombre por sí mismo le ha creado un miedo a este término, de igual forma podemos hablar de que la muerte no solo cauda miedo a la persona que tiene que asumirla si no que de igual forma le causa miedo a su familia, amigos y círculo social.

En este documento redactamos como la muerte y su trasfondo ha ido evolucionando con el paso de los tiempos, y como las culturas, religiones y personas la pueden ver de diversa forma y como se crea posiblemente este temor o que respeto le tienen. el deceso se ha vuelto cada vez más complicada, por el momento no es un fácil evento

En otros términos, la vida de las personas, a partir del momento en que se retornó consciente -verdadero pecado original-, ha girado alrededor del deceso, inclusive, hasta asegurar, que el ser-es para el deceso En este sentido, tenemos la posibilidad de mencionar junto con Camus, que todos los inconvenientes primordiales y serios de la Filosofía y la Antropología se refieren a el deceso. Todo intento filosófico (y Antropológico) por encontrarle sentido a la vida y al hombre recae en una meditación sobre el deceso El siguiente trabajo aspira ofrecer ciertos acercamientos sobre las diversas transfiguraciones de el deceso que han acaecido hasta nuestros propios días. El deceso no deja de ser un fenómeno constitutivo de nuestra realidad, aun cuando se banalice y se la vea como el sencilla término de una vida, como una avería o una patología, de la misma forma que lo realizan nuestras propias comunidades de consumo. No obstante, las secuelas de "vivir" el deceso e interpretarla bajo la lógica del consumismo y del mercantilismo hegemónico son autodestructivas, perniciosas y en varios casos, irreversibles. El deceso se ha limitado a un producido científico, un fácil dato positivo individuo a observación y experimentación. El deceso se convierte en la representación de la máquina que no funciona, que esta averiada, se convierte en el límite y fracasa de la producción y de la re-producción de las personas, de los sistemas sociales y de la gran maquinaria económica.


DESARROLLO

Durante la historia, el deceso ha estado presente de una u otra forma en el raciocinio del ser humano, así sea como evento (social, religioso, político, etcétera.) (Evans-Pritchard 1973), como registro en la memoria, como abstracción o como meditación filosófica o científica. En la Antropología convergen estas diferentes maneras de pensar el deceso, en grupo con las diversas ciencias del ser humano. En este sentido, el deceso, por ser un fenómeno pluridimensional inherente al hombre, es estudiado a partir del punto de vista antropológico. O sea, todo fenómeno se estudia a partir de su unidad importante, y el ser humano es esta unidad importante. Para lograr entender qué somos, poseemos que aprender el deceso, y para lograr comprender el deceso, poseemos que aprender al hombre.

Quizás va a ser muerte egoísta que no nos desea revelar los secretos de la vida, o vida compleja que no desea que sepamos los secretos del deceso. No obstante, muerte inscrita en la vida, empero que también, la desborda, que se expande tan inmediatamente como la era. Muerte codificada en el ser humano (Morin 1999), parte del elemento fundamental que sustenta, fundamenta y forma la vida.

LA MUERTE A LO LARGO DE LA HISTORIA LA CULTURA Y LA EVOLUCIÓN DE LA MISMA JUNTO AL SER HUMANO

Otras civilizaciones practicaban la actividad funeraria de conservación del cadáver, algo que involucra la pura prolongación de la vida (los de Egipto, sumerios, andinos, son un ejemplo). De esta forma, la práctica cristiana de no renunciar a a los muertos (velorio), involucra además su supervivencia

Esto era impensable, o inclusive demoniaco e infantil para las comunidades arcaicas. Para ellas, el deceso jamás es natural, el deceso no se puede ofrecer accidentalmente o azar, continuamente hay un causante, un culpable, un malhechor que la produjo o un individuo responsable; el deceso se da por maleficio. En este sentido, tenemos la posibilidad de ver como los intereses de los muertos y los vivos permanecen entrelazados unos con los demás.

En este sentido, nuestros propios antepasados tenían una más grande interacción con sus muertos, tenían una muerte vivida, llena de vida, y vida llena de muerte. Vivían en universos intercomunicados, indisociables; muertos y vivos convivían o trataban de convivir armónicamente, sus interese permanecen involucrados y mezclados (Levy-Bruhl 1972: 80) se influían los unos a los demás. Entre ellos engendran tipos de comunicación, de ceremonias, de socialización; debido a el deceso y debido a los muertos, los vivos se cohesionaban, se adherían socialmente.

Al igual que nuestros propios antecesores, poseemos una conciencia realista de el deceso, debido a que el deceso existe, el deceso pasa, más no poseemos una conciencia de la esencia del deceso, jamás se tuvo, ni se va a tener, el deceso no posee ser, solo pasa. El deceso y la inmortalidad, que en ella se inscribe, nos "ayuda" a vernos como mortales. Tal cual, se dicotomiza, se le acepta y rehúsa a la vez, se nos muestra como símbolo ambivalente lleno de contradicciones y síntesis. No obstante no debería entenderse como algo real de un individuo o de un cuerpo humano únicamente, el deceso es una manera en la que se pierde la decisión del individuo y del costo que a este se le da. El deceso, se entiende como reversibilidad. Reversibilidad no por que se logre detenerla o pararla, sino pues está en lo más profundo de la vida misma, se pierde en ella, se diluye y difumina, es reversible pues es indisociable. Lo contrario a la vida entendiéndola de ésta forma, es lo no-vivo.

El deceso nace de la misma naturaleza como de la cultura; por consiguiente, el deceso es social y cultural. Tenían la capacidad de contribuir a conservar el poder a los causantes de ostentarlo; el deceso engloba todos los entornos sociales, a partir del ritual mágico-técnico (Frazer 1974), hasta el político-económico, pasando por el entorno terapéutico, en donde el muerto, ayuda a recobrar la salud o curar cualquier mal.

 Para la cultura de todo el mundo capitalista-mercantil, el deceso "es la nada", es solamente un problema que atenta contra la productividad, por extraer un medio de producción y reproducción del mercado gremial, es usada de manera directa para objetivos mercantiles (Godelier 1972). Del deceso de unas personas se saca beneficio en el mercado, en este sentido, los riñones, los pulmones, el corazón, la dermis, el cabello, se transforman en mercancías, en valores de cambio.

 Esta clase de comunidades se favorece del deceso, en cuanto esta se muestra como transacción, en prácticas en las cuales los vivos incorporan su conciencia consumidora.

No hay equidad frente a el deceso En el seno de una sociedad de clases, el deceso no es democrática, no se reparte equitativamente, a la inversa, nacer en ciertas secciones de todo el mundo como en Bangladesh, Palestina, Sierra Leona, Irak, entre otras ciudades, significa estar designado a una muerte prematura y muchas de veces, horroroso. Sólo una vez que se está muerto, una vez que se oponen 2 cadáveres de distinta procedencia y clase, una vez que se muestran como cuerpos inertes es una vez que son plenamente equivalentes entre sí, La clase imperante (en esta situación la capitalista-consumista) obliga su sistema de significaciones, de lo cual es la verdad. En este sentido, el deceso es utilizada como herramienta simbólico, para persuadir, influir, intervenir, mentirle a la clase oprimida para su control y consecuente dominación. Inclusive el deceso es utilizada como medio de dominación, no es más que otro instrumento usado por los capitalistas-mercantilistas para quedar con el control, para continuar acumulando riquezas y obtener más poder. Los cementerios son una ejemplificación bastante representativos sobre este fenómeno, los monumentales mausoleos y las lujosas lapidas permanecen separadas y solamente son utilizadas por la clase dominante, por esos que tienen la posibilidad de abonar una muerte "rica", una "muerte dorada", como si en el cielo existieran las clases sociales y se quisiera aseverarse un estatus en el más allá. En lo que los que poseen poco dinero, esos marginados, "no poseen ni donde caerse muertos". De esta forma mencionan cada vez que una persona no posee ninguna sola posesión y dinero para lograr aseverarse una vida en este planeta terrenal y celestial. Oración equivoca, realmente si poseen en donde caerse muertos, sin embargo aquel sitio no es el sitio acostumbrado y común al que los otros van a parar. Los ricos gastan una fortuna en un ritual majestuoso, con lujos exorbitantes con los cuales se les podría garantizar una vida digna a millares de individuos. Sin embargo, para los que poseen poco dinero marginados, su sitio está en las fosas usuales, los anfiteatros, las universidades o cualquier sitio; de manera definitiva los que poseen poco dinero tienes infinidad de sitios donde caerse muertos y aquello es lo reprochable, que ni si desee les otorgan un espacio confiable donde yacer. La dignidad no es respetada ni protegida en el deceso. Ahora, un animal cualquier persona, en particular las mascotas, tienen una muerte más digna que cualquier hijo nacido en la Sierra chiapaneca mexicana o en Sierra Leona. A los animales se les inyecta, se les aplica la eutanasia, se les entierra, inclusive incinera, A medida que tanto, a los desdichados sin suerte predestinados a fallecer cruelmente, se les deja podrir donde sea, claro, continuamente y una vez que, no interrumpan la vida diaria de esos que se piensan más relevantes, les ocasionen inconvenientes de conciencia y conflictos morales, o sencillamente les parezca poco estético. "Los moribundos no tienen ya estatuto y de manera no tienen dignidad. Son clandestinos, marginal men cuya malestar se comienza a presagiar" (Ziegler 1976: 280-281).

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