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Aristoteles Y La Existencia De Dios


Enviado por   •  24 de Marzo de 2015  •  1.670 Palabras (7 Páginas)  •  299 Visitas

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ARISTÓTELES Y LA EXISTENCIA DE DIOS

Si bien es cierto que la filosofía exige un devenir del pensamiento bastante más riguroso que todos aquellos misticismos espirituales y religiosos a los que la tradición nos mantiene desafortunadamente acostumbrados, también es razonable observar cómo nace de ella teología, pero proveniente de lo más profundo de la mente de varios reconocidos y aprensivos pensadores. Esto no debe ser una contradicción, pues a mi parecer cada Dios es del tamaño de la consciencia que lo interioriza. Justo por esto, analizar el problema de Dios desde el punto de vista de la filosofía, es elevar el nivel del debate a uno más responsable y profundo.

Esta oportunidad será correspondiente a la teoría de Aristóteles, el creador por excelencia de toda la arquitectura filosófica de la Grecia antigua, y por lo tanto, de una muy extensa parte del conocimiento de la humanidad hasta bien entrada la Edad Media. Este grande del pensamiento fue discípulo directo de Platón a la vez de ser su gran amigo, lo cual no evitó que fuera su principal crítico y reformista de la filosofía de aquel.

Bajo una concepción metafísica en la que Platón había dividido el mundo en dos, en una realidad de las ideas y de las cosas en sí y en una realidad ilusoria, copia imperfecta de la primera, que sería la que nos rodea y a la que estamos acostumbrados, Aristóteles había analizado esta concepción, la había puesto en entre dicho, y luego logró refutarla para hacer de lo que había de cierto en ella una filosofía mucho más sólida e insuperable. Así fue cómo Aristóteles alcanzó el título del padre del Realismo, al refutar elegantemente ese dualismo platónico de dividir la realidad en dos planos, y al demostrar que no existe un mundo atrás del mundo, ni por encima del mundo, ni más allá del mundo. Desafortunadamente pareciera que aún hoy varios “pensadores” no se han percatado de esta refutación, e insisten en colocar el centro de gravedad de la verdad en planos místicos, imperceptibles e inadecuados de realidad alterna. No es de extrañar que muchos “filosofillos” y “espirituales” del hoy sean predominantemente platónicos o Kantianos.

Así es, como Aristóteles establece en su Metafísica, en su Física y en su Psicología retazos de ideas que en conjunto conforman una concepción de Dios bastante particular, muy distinta a las concepciones religiosas comunes, y sobretodo, muy superior. Para entender el dios de Aristóteles hay que comprender primero lo que significa el concepto de contingencia, desde el punto de vista filosófico.

Es bien sabido que Aristóteles creía en la existencia de un Dios como "Acto puro”, a mi parecer necesitaba encontrar una respuesta al origen de las cosas que lo rodeaban, así como dar una explicación lógica al constante cambio que experimenta el ser humano y el medio con el que interactúa. Es así que desde mi perspectiva, Aristóteles intentó dar significado a la relación que existe entre lo físico y lo espiritual.

Si bien él era un tanto escéptico ante las situaciones metafísicas y espirituales, creo que tenía cierta inquietud de conocer que había más allá del mundo material, es por ello que trató de explicar la existencia de Dios de tal forma que no estuvieran en contradicción con su concepción del hombre y la sociedad terrenal.

Aristóteles pensaba que el alma estaba ligada al cuerpo y que sin los órganos corporales la razón no podía funcionar, es con este tipo de posturas, dónde se puede inferir que tenía creencias en entes no fisicos o sustancias eternas como él mismo las llamaba, es decir, organismos compuestos unicamente de forma sin la existencia de materia. Por ello, puedo observar que la teoría de Aristóteles con respecto a la existencia de Dios son en mi punto de vista, bastante particular, ya que por una parte nos habla de el individuo práctico y realista, pero también nos trata de explicar el lado divino del mundo.

Aristóteles hablaba de que un fenómeno en la vida es contingente, así como ha ocurrido muy bien pudo haber ocurrido de otra manera. Nosotros, por ejemplo, hemos nacido, pero si las circunstancias hubieran sido de forma diferente, no estaríamos aquí. Es decir, que nosotros somos contingentes, o para decirlo en otras palabras, no somos necesarios: al ser pero con la posibilidad de no haber sido, no tenemos una razón que fundamente o justifique nuestra existencia. Existe, una identidad, una especie de equivalencia, entre ser contingente y no ser necesario. Entonces, después de unos momentos de reflexión, es fácil concluir que todo en la vida es contingente o innecesario; que así como han ocurrido los eventos que han desembocado en este presente muy bien pudieron haber derivado en algún otro. Vale destacar que gracias a que somos contingentes se demuestra que somos libres, y por lo tanto, responsables de nuestros actos.

Desde la perspectiva aristotélica, si algo es contingente o innecesario, entonces debe su razón a otra cuestión precedente que le haya guardado su fundamento. Si éste algo precedente sigue siendo contingente, entonces

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