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BAJO EL SIGNO DE MARTE


Enviado por   •  20 de Diciembre de 2011  •  1.471 Palabras (6 Páginas)  •  749 Visitas

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“BAJO EL SIGNO DE MARTE”

FRITZ ZORN

La primera impresión que uno tiene al terminar de leer Bajo el signo de Marte del joven suizo Fritz Zorn (Anagrama, 2009) es la de tristeza, una tristeza desencantada que nace a partir del desencanto y la furia que permea las páginas de este libro, que se encuentra a caballo entre la autobiografía y la novela.

Fritz Zorn fue un joven suizo de buena familia de Zurich, hijo modelo de la burguesía protestante y profesor de Lenguas Hispánicas en un colegio de la ciudad, decide escribir este libro a los 32 años, cuando enfermo de cáncer decide enfrentarse por primera vez con los demonios que han dominado toda su vida.

Incapaz para mostrar sentimientos, más allá de una fría cordialidad, el autor creció en una familia disfuncional, como muchas, en las que lo importante es simplemente guardar las apariencias, ser “los más normal posible”. Nada tan sencillo como eso.

Educado para guardar las apariencias, el joven Fritz vive en un ambiente completamente higiénico en donde lo mejor es no hablar de los problemas, no discutir, no disentir. Lo mejor siempre es soslayar los probables puntos de discusión de discordia. No hablar de la realidad para evadir las cosas feas o “complicadas” de la misma. El silencio como muro de defensa contra todo aquello que pueda ser considerada como una amenaza en contra de la vida cotidiana de una familia modelo.

Fritz pasaría así buena parte de su juventud: en un constante silencio, incapaz de desarrollar y tener opiniones propias, incapaz de desarrollar una personalidad que lo diferenciará y lo distanciará de los demás, de sus padres en primer lugar, y del entorno familiar y social en el que había nacido y crecido.

Joven sin intenciones, sin ímpetu, Fritz terminaría por desarrollar una profunda depresión que no lo abandonaría por el resto de su vida, por lo cuál acudiría con un psicoanalista para entrar en terapia y conocer las raíces profundas de esa tristeza que embargaba toda su vida y que le impedía moverse, avanzar hacia algún objetivo claro y definido.

Sin embargo la tragedia cortaría de tajo estos intentos de avance del escritor suizo, quién se enteraría por esos días de estar aquejado de cáncer, enfermedad que avanzaba sigilosa por su cuerpo, debilitando cada día más.

Así el joven suizo de buena familia enseñando a comportarse de la manera más normal posible se enfrenta por fin cara a cara con esas cosas que en su casa le habían enseñado a callar, con las cosas “complicadas” de la vida, con la tragedia y la muerte.

Es como Fritz decide cambiarse el apellido, para bautizarse así mismo como Fritz Zorn, (que en alemán significa rabia) y escribir su historia, para encontrar en la escritura las huellas silenciosas de las enfermedades que lo aquejaban. Pues para el autor de este libro, mitad novela, mitad autobiografía, el cáncer es resultado directo de la educación recibida en su casa durante su infancia.

Para ello no duda en presentar al lector su vida como un caso específico de enfermedad psicológica. Una enfermedad desarrollada a partir de la imposibilidad de conocer a profundidad sus más profundos sentimientos: “Todas las lágrimas que no lloré se me concentraron en el cuerpo”, nos dice el autor en la primera parte del libro, en donde nos habla de sus años infantiles y juveniles, y recuerda con claridad que dentro del entorno familiar, mostrado aquí como un grupo de seres que se afanaban en buscar el aislamiento con respecto al resto de la sociedad, no se hablaba de ciertos temas, que se deban por senado: la pobreza, el dolor, el sexo, eran temas que era mejor dejarlos de lado. Primero porque era muy pronto para hablar de ellos. Después porque era demasiado tarde para hablar de ellos. Simplemente no había momento para discutirlos con claridad, no existía ese momento de intimidad entre padres e hijos en los que se pudiera hablar con confianza sobre algo.

El silencio como muro protector.

Pero es justamente ese silencio, esa incapacidad de hablar, de comunicarse, de relacionarse con los demás, lo que desencadenará las enfermedades, tanto mental, como física que lo aquejarán a lo largo de su corta vida y que terminarían por llevarlo a la muerte prematuramente.

Silencio que se extendería como un manto opresor a todos los rasgos de la vida cotidiana del autor: en la escuela solo pasaría por ser un alumno

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