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El Altamirano- Bajo el Signo de las Masas


Enviado por   •  15 de Septiembre de 2017  •  Resúmenes  •  2.088 Palabras (9 Páginas)  •  303 Visitas

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ALTAMIRANO, Carlos (2001). Bajo el signo de las masas (1943-1973). Buenos Aires, Ariel, pp. 50-69.

Desarrollo y desarrollistas

  1. Después de Perón

Perón fue derrocado en septiembre de 1955. La “cuestión religiosa” había provocado un nuevo cuadro político y dio un nuevo impulso a la discontinua pero nunca interrumpida conspiración militar. Al conflicto con la Iglesia se le sumaría la agitación contra la política petrolera oficial – a raíz del contrato con una compañía petrolífera norteamericana, la “California” – firmados en abril del 1955. Por lo cual se puede ver que en el nuevo cuadro político ya no estaban del lado de Perón ni los dirigentes ni los militantes del mundo católico y que en sostén de las Fuerzas Armadas se había erosionado.

El 16 de septiembre comenzó el movimiento armado que pondrá fin a su gobierno después de tres días de luchas. El general Eduardo Lonardi asumió la dirección del Poder Ejecutivo con el carácter de presidente provisional. Así, una coalición de liberales y nacionalistas, católicos y laicos, habían vuelto al ejercicio directo del poder.

Pero apenas se constituyó el gobierno de facto, comenzaron las disputas entre las distintas facciones. La facción liberal que se agrupaba en torno a la figura del vicepresidente de la nación Francisco I. Rojas y  la facción nacionalista en torno a la figura de Lonardi, junto con algunos sectores admiradores de los experimentos fascistas, promulgaban en la búsqueda  de un Peronismo sin Perón, para lo cual, llevaron a cabo una política de negociación con la CGT.

Pero el día 13 de noviembre, el general Lonardi fue desplazado en un golpe palaciego y con él, se alejó todo el personal político proveniente del nacionalismo. En su reemplazo fue designado como presidente provisional el general Pedro E. Aramburu, lo cual rubricó el triunfo de la facción liberal. Tres días después de su designación se intervino la central obrera, se disolvieron las dos ramas del Partido Peronista, se declaró inhabilitados para ocupar puestos políticos a quienes habían sido dirigentes del peronismo, todos hechos que se conocen como el proyecto de “desperonizar la sociedad”.

En cuanto a lo económico, se solicitó la ayuda de Raúl Prebisch, a quien en el año 1949 se le había encomendado la dirección de la recién creada Comisión Económica para América Latina (CEPAL). Prebisch presentó un informe a fines de octubre al presidente Lorandi, que con el tiempo fue designado como “Plan Prebisch”. El balance que hizo el asesor de la herencia recibida fue compactamente negativo. Prebisch ubicaba la raíz del problema central, la precaria situación de divisas, en la postración de la producción agraria: se la había desalentado, como consecuencia de la política de precios seguida por el gobierno peronista respecto de los productos del campo, quitándole además todo  estímulo de modernización técnica a la empresa rural.

Para mejorar esa situación, Prebisch aconsejaba generar una devaluación que reajustara los tipos de cambios, artificialmente distorsionados por el gobierno anterior. Era necesario además facilitar a los productores del campo la importación sin trabas de los bienes productivos que requería tal actividad.

Para un conglomerado numeroso, compuesto por radicales formados en la tradición forjista, nacionalistas y, obviamente peronistas, el nombre de Prebisch evocaba a un ciclo de gobiernos conservadores que surgieron después del golpe del 1930 y se mantuvieron en el poder hasta 1943. Lo percibían como la subordinación de la economía argentina a los intereses del capitalismo extranjero.  Las críticas que hacen estos intelectuales sobre su informe preliminar sostienen que lo que pretendía era retorcer, volver a la Argentina agraria, a la Argentina pre-peronista. Fue el mismo Arturo Jaureche quien escribió “El plan Prebisch: Retorno del coloniaje”.

Según lo anticipaba el propio Prebisch, las soluciones de emergencia que preconizaba, como el reajuste en los tipos de cambios, provocarían un alza en los precios internos y esto afectaría a artículos de consumo popular. Si para hacer frente a esa suba se hicieran ajustes masivos de sueldos y salarios, se alentaría nuevamente la espiral del costo y precios y la inflación se llevaría el estímulo a la producción rural.

Por su parte, dentro de radicalismo intransigente, dirigentes como  Oscar Alende, quien formaba parte del grupo de dirigentes radicales integrados a la Junta creada por el Gobierno Provisional reclamaba, en contra de la política de Prebisch, el carácter de una revolución popular para el movimiento triunfante de 1955.

  1. “Todos éramos desarrollistas en alguna medida”

En Argentina, el término desarrollismo cristalizó con un significado particular, asociado al gobierno de Arturo Frondizi y al movimiento ideológico y político que lo tuvo como orientador junto a Rogelio Frigerio. Después de 1955 y durante los 15 años siguientes, la problemática del desarrollo atrajo  e inspiró a una amplia franja intelectual. El gobierno de Frondizi que se puso en marcha en mayo de 1958 fue, sin dudas, un activador fundamental de la propagación el desarrollismo. Ese movimiento tuvo diversos focos de iniciación, tanto de intelectuales como de políticos, algunos de carácter internacional como la CEPAL.

Desde los 60, nuevos hechos de la política internacional dieron impulso al desarrollismo: la Revolución Cubana que  partir de 1960 se erigió como desafiante ejemplo latinoamericano de solución radical a los problemas del atraso, el Programa de Cooperación para el desarrollo promulgado por Kennedy, las encíclicas de Juan XXIII entre otros puntos. Por su parte, en Argentina en 1958 se creó en la UBA la licenciatura en Economía, que junto a la carrera de Sociología, se constituyó como el ámbito universitario de transmisión de la temática desarrollista.

Por último, la cuestión del desarrollismo halló eco también en las filas del Ejército argentino, anudada con la temática de la seguridad continental y el atractivo creciente que ejerce el proyecto de una modernización por vía autoritaria. El desarrollo fue uno de los tópicos importantes del discurso de Onganía en West Point, en el año 1964. Entonces, dentro de amplias filas del Ejército puede percibirse la idea de desarrollo asociada a la seguridad.

¿Qué tenían en común todas las tesis desarrollistas, más allá del objetivo de industrialización y de las esperanzas puestas en ella? No solo compartían el argumento de que la Argentina debía abandonar el rango de país especializado en la producción de bienes primarios que ocupaba en la división internacional del trabajo, sino también la idea de que ese cambio no sobrevendría por evolución económica espontanea. Por ello, los desarrollistas sostienen que la edificación de una estructura industrial integrada así como el crecimiento económico en general, debía ser deliberadamente promovidos, y el agente por excelencia de ese impulso es el Estado.

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