Bogotá A Ciudad Con Indiferencia

‘Bogotá La Ciudad Con Indiferencia’

En Bogotá la ciudad “sin indiferencia” como lo dice el plan de desarrollo del los años 2004 al 2008, se observa cuan diversa es nuestra ciudad, lo enriquecedor que puede llegar a ser ésta diferencia, el nivel de aceptación y tolerancia que tienen los ciudadanos ante las mismas, el respeto que se puede dar entre lo diferente, el proceso de retroalimentación que puede darse con admitir y aprobar tales diferencias… Pero ¿Es posible pensar en una ciudad sin indiferencias? El gran filosofo francés Deleuze nos responde de una manera muy clara “en esa lucha contra un adversario inasible, donde lo distinguido se opone a algo que no puede distinguirse de él” , simplemente es imposible partir de la indiferencia sin si quiera conocer que es la misma y como simultáneamente depende de la diferencia.

Es efímero admitir este término de la “indiferencia” pues aun desconocemos el por qué lo apropiamos como nuestro, porque simplemente no conocemos a que se refiere el mismo. Se puede decir que la indiferencia es lo que no sabemos, lo que no conocemos, como también puede ser lo que conocemos pero ignoramos u omitimos. Esto nos lleva a re-pensar que es eso que es indiferente que hay más allá de todo lo que tenemos a nuestro alrededor. Entonces encontramos en la ciudad la diferencia y la indiferencia donde ambas dependen la una de la otra, y adquieren un juicio de valor solo del ciudadano y de lo que el re-conozca de ellas.

Las diferencias en la ciudad, aunque hablamos de Bogotá como la ciudad capital en donde encontramos hoy en día gran diversidad de culturas, géneros, religión, edades, niveles socio-económicos [brechas tan grandes como lo es la diferencia misma], en un trasfondo de aceptación, podemos hablar de las diferencias, pero no aceptarlas, puesto que hay en todos y cada uno de los ciudadanos una serie de normas y formas de pensar que impiden al mismo abrir su mente ante las nuevas ideas o formas de vida que surgen en la ciudad.

La cuidad y la escuela, son dos entes que nos permiten desarrollar nuestro pensamiento y formarlo para beneficio de la misma, es allí donde se observan las diferencias, es allí donde aprendemos el valor que éstas virtudes tienen, y es allí donde nosotros los ciudadanos y estudiantes reconocemos si aceptar o no dichas diferencias. “Acerca de la diferencia hay, pues, que decir que uno la hace, o que ella se hace, como en la expresión (hacer la diferencia)” , la diferencia como lo dice Deleuze se hace, se forma poco a poco y la escuela es un ente que crea en nosotros los preceptos de lo que es esa diferencia e indiferencia a su vez.

La escuela nos brinda una serie de recursos que nos permiten dar juicios de valor a todo lo que nos rodea, desde un principio la escuela está formando nuestro pensamiento, nos está formando para la ciudad. Nosotros encontramos en la escuela

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