COMO EL HOMBRE CONOCE A DIOS

COMO POR LAS CRIATURAS SE LLEGA A CONOCER AL CREADOR.

Cuando San Agustín afirma estar seguro de amar a Dios y afirmar su existencia, sugiere una búsqueda de ese amor en el exterior; iniciativa que le lleva a cuestionarse, a preguntar y reconocer en su alrededor el deseo de buscarle, búsqueda que termina en un encuentro interior, que profundizó en su alma y en los sentidos de su cuerpo, formando en él un pensamiento que podría identificarse como un conocimiento “innato” , concluyendo al final que ese tesoro habitaba en su interior.

Diremos que es interesante el planteamiento que expone la filosofía de San Agustín, pues, convencido de que la verdad mora en el interior (alma), da a la razón humana, la capacidad de llegar a la conclusión de la existencia de Dios, ¿Cómo?, cuando al recoger en su interior, todo lo que conoce del mundo exterior, por medio de los sentidos, indudablemente lo eleva a un nivel superior; y esto es evidente cuando al preguntarle a la tierra, al mar, a los abismos, al aire, al sol y las estrellas y a todos los seres del mundo sobre su Dios, todos responden no ser el Dios que busca, pero cuando les inquieta a que le digan algo sobre él, coinciden en responder : “él nos ha creado”, lo que hace cierta la concepción de la existencia de un Dios.

Manifiesta estar convencido de su amor a Dios piadoso que es toda misericordia; y cuando dice: “Y ¿qué es lo que amo cuando os amo?... ” , describe un sinfín de calificativos que reflejan lo que Dios representa para él y con una admirable inspiración, luego de esos interrogantes, concluye que es la voz de su alma la que se contesta, y le da un carácter pensante y racional que es el centro del hombre y es donde encuentra a Dios.

Ahora bien, surgiría el interrogante ¿Cómo demuestra San Agustín que es posible conocer lo racional del alma y la certeza de su carácter pensante, que al final nos lleve a la convicción de la existencia de Dios?, diremos, entonces, que usa el argumento de la autoconciencia: pues consciente de que todo lo externo, todo lo que pertenece al mundo de los sentidos cambia continuamente, San Agustín vuelve la vista hacia el interior de sí mismo y descubre dentro de sí una primera verdad fundamental, que consiste en que, piense lo que yo piense, e incluso si estoy equivocado, sé con plena certeza que soy algo que piensa.

Así, San Agustín afirma que se puede conocer y lo muestra dando un primer paso hacia su propio interior y sin importar que pueda encontrarse y tropezar con un gran número de conocimientos, cuando se vuelve a su interior y contempla su alma, encuentra a Dios.

Ahora bien, podría decirse que lo primero que encontraríamos en el alma, cuando nos volvemos hacia ella son sensaciones o representaciones de los objetos sensibles que han dejado huella en los órganos de los sentidos, y si como se dijo que todo lo que pertenece al mundo de los sentidos es cambiante e inestable, es necesario que en la búsqueda de ese conocimiento, se dirija la atención en otra zona

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