Construir y fabricar

Valentina Sanclemente

Camila Marín Bardales

Juan Pablo Rojas

Juan David Barreto 

PARCIAL III CORTE

¿Por qué el hombre habita el mundo determinado por una condición productiva?

“El trabajo, es la condición básica y fundamental de toda la vida humana. Y lo es en tal grado que, hasta cierto punto, debemos decir que el trabajo ha creado al propio hombre.” Es así como Friedrich Engels comienza su libro El papel del trabajo en la transformación del mono en hombre, y aquel que nos servirá como punto de partida para comprender aquella condición productiva que nos determina y que nos permite darle explicación a aquello que ha implicado nuestra existencia, desde los primeros mecanismos que el mono aprendió a utilizar para transformarse por medio del trabajo y de la técnica continuando con sus inicios que, aunque bastante precarios, marcan sin duda una diferencia radical en dicho animal, quienes empezaron a desarrollarse al hacer uso de herramientas, adicionando sus extremidades frontales las cuales no solo sirven para desplazarse, sino que permiten usar materiales del ambiente (ej: huesos, ramas, piedras, etc.) para transformar todo a su alrededor. (Engels, 1981).

Cuando las extremidades del hombre adquieren nuevos usos, este se levanta en dos patas y adopta una postura erecta, empieza un juego entre el equilibrio y su cuerpo (órganos vitales), los cuales quedan expuestos, convirtiéndolo ahora en un ser vulnerable. De esta manera al dañar ese útero maternal, queda sin hogar y busca un refugio que le devuelva la estabilidad y seguridad, siendo así como Serres utiliza la metáfora de la montaña para explicar el surgimiento del humano.

Este planteamiento está dirigido a la relación que existe entre el cuerpo humano y el animal, cuando el primero se pone “en actividad, ejercitándose y exigiéndole a los sentidos su máxima potencia.” (Garcia, 2014) Lo que genera que el hombre a lo largo de su vida, “habite innumerables  secuencias de espacios desde el útero materno al mundo.” En ese tránsito el cuerpo los recorre,  los integra, los reconoce y luego los recuerda como una memoria vivida” (Garcia, 2014) .

Este trayecto hacia la condición productiva a la cual está determinado el ser humano se puede entender con mayor facilidad cuando se comprende el conjunto de modificaciones corporales por las que pasa por ejemplo, el ejercicio físico permite dicha comprensión del surgimiento del humano y la vida misma por medio del cambio de posturas. Esto puede ser entendido en el escalar propuesto por Michel Serres en su libro “Variaciones sobre el cuerpo”,  donde se hace referencia a la pendiente que obliga al hombre adoptar una postura en “cuatro” una protección, también llamada casa natal. En este punto el autor menciona: “En este momento el hombre no siente temores, pues su hogar es el metro cuadrado que ocupa” (Serres, 2011). Por su misma postura cuadrúpeda tiene más estabilidad.

Este contexto le abre notoriamente las posibilidades al cuerpo de tomar actitudes y posiciones, para adaptarse y habitar el mundo de maneras distintas y condicionadas por el entorno en el que se desarrolla. Siendo así, parte de la situación productiva del hombre se considera como producción lisiada, no por el hecho de lo que produce sino de cómo se produce, atada en muchos casos a muletas con las que la condición productiva y el progreso normal de la técnica se van viendo afectados, en gran medida por los condicionantes que pone en su vida, sin embargo es algo a lo que venimos ligados, desde el nacimiento, somos seres lisiados, pero este no es el tema central, si hablamos de aquello que condiciona la existencia humana, aun así, hablar de ello es importante como un llamado a la emancipación, no en sentido estricto pero si necesario de la condición humana.

Continuando, toda esa evolución del mono al hombre, lo ha convertido en un individuo concreto a partir de una especie anterior, teniendo como actividad fundamental el trabajo y la técnica, los cuales dieron cabida a que el hombre pudiese transformar la naturaleza circundante, poniéndola a su servicio y creando un animal consciente y productor de su entorno, llegando a considerarse por sí mismo como un ser superior, plenamente desarrollado e independiente en todos sus aspectos;  humanizarse.

En este orden de ideas, si el trabajo es la autoexpresión del hombre y aquel proceso que este usa para desarrollarse, podemos decir que se convierte en su fuente de satisfacción, y en una condición productiva gracias a que el hombre con el paso del tiempo ha producido más de lo que necesitaba para sobrevivir, generando nuevas posibilidades de trabajo como la caza, la agricultura, la alfarería,… como fuente de riqueza. El desarrollo de estas nuevas actividades, tienen un impacto fundamental en la forma de vida del hombre, pues le exigen la estadía en un mismo lugar por largos periodos de tiempo, es decir, lo convierten en un ser sedentario, lo cual a su vez, permite que el factor de producción se eleve drásticamente. Mientras el hombre espera que se complete su producción producción como son los alimentos, ocupa su tiempo en construir y crear su propio bienestar.

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