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Cultura y literatura de la Antigüedad clásica


Enviado por   •  29 de Noviembre de 2023  •  Monografías  •  4.684 Palabras (19 Páginas)  •  72 Visitas

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Universidad Nacional de San Martín

Cultura y literatura de la Antigüedad clásica

2do parcial

Eliana J. Yuskowich

Docente

Dra. Cecilia J. Perczyk

21 de Junio del 2021

Garín, Buenos Aires

Orestes de Eurípides

Para comenzar, Eurípides fue uno de los tres grandes poetas trágicos griegos de la antigüedad[1], junto con Esquilo y Sófocles. Nació[2] en 484/480 a.C en Flía aldea del Ática central, tras la segunda guerra medica tuvo que migrar, junto a su familia, a Atenas siendo él un niño. Estudio con Anaxágoras de Clazomene, Protágoras y Diógenes de Apolonia, entre otros. Se sabe que escribió muchísimas obras, casi todas ellas escritas en la etapa de plena madurez. Sus obras trataban de  acontecimientos de la mitología griega muy anterior a su época pero tenían una profunda relación con el tiempo en que escribió y vivió, sobre todo a las crueldades de la guerra. Asimismo, en las obras trágicas de la época, se representaba algún fenómeno que en ese momento le interesase a la polis. Nuestro poeta fue precursor de lo moderno, su incursión en la tragedia dio grandes innovaciones en el mundo de la literatura clásica. Es decir, en su obra se ve la influencia de los problemas y polémicas del momento, que dan un aire de realismo.

La obra fue presentada en Atenas en los años 408[3] a.C., Argos venia de la guerra del Peloponeso la cual duro casi tres décadas. Los distintos conflictos provocaron que el régimen democrático griego se deteriorara, junto con la integridad de los hombres. Parafraseando a Andrade (2007:8-9) la inestable conciencia moral de los hombres y el debilitamiento de las instituciones democráticas hunden sus huellas en la obra Orestes. Eurípides, dos años antes de la culminación de la guerra y un poco desencantado con el retroceso de la democracia ateniense, cede en la transformación de poeta de la ciudad de Atenas a cortesano, y acepta la invitación del rey para vivir en Macedonia, donde morirá en 406 a.C. Eurípides, nuestro poeta, venía a representar  conflictos actuales en sus obras, poniendo el énfasis en el discurso, en la palabra que representaban sus actores, como bien sabemos “lo nuevo” no siempre es bien recibido. Por ello, Eurípides se posicionaba  contrario a Sófocles y Esquilo, ya que estos venían a representar el ala más conservadora del mundo griego.

Ahora bien, en cuanto a la obra que nos compete: Orestes es una de las últimas tragedias escritas por el poeta, la trama cuenta lo ocurrido luego del asesinato de Clitemnestra a manos de su hijo Orestes, en venganza por haber matado a su padre, Agamenón. El argumento recorre las consecuencias de aquel asesinato, tanto para Orestes como para su familia y la polis. Orestes tras haber cometido dicho crimen se ve atormentado por las Erinias[4] y es su hermana Electra quien lo cuida y lo acompaña en su tormento, en su locura. A partir de aquí se debate si el matricidio ordenado por el dios, Apolo y cometido por Orestes es o no justo. Entra en juego la justicia entre mortales y dioses, y sus consecuencias en la ciudad/estado. Se plantea, por ejemplo, si Orestes podría haber actuado de modo diferente. A lo largo de la obra podemos ver la intervención de cada uno de sus personajes para juzgar el crimen. De esta manera podemos observar que la postura de: Electra es apoyar a su hermano. Así pues, podemos ver en el episodio I que Electra se dirige a su hermano diciéndole (vv. 258-259) “Quédate, desdichado enfermo, quieto en el lecho, pues no ves nada de lo que crees haber visto claramente”. Visiblemente está haciendo mención a las alucinaciones que enloquecían a Orestes.

 En cambio Tíndaro, su abuelo, padre de Clitemnestra, ya en el episodio II se muestra implacable con Orestes, debido a que es un hombre que cree en las instituciones de la polis. Hace un análisis en los (vv.508-511) en donde se pregunta hasta dónde puede llegar la venganza y acometer el caos en consecuencia de la misma. En suma, podemos observar al abuelo de Orestes como alguien que está en contra de la justicia por mano propia, debido a que cree que ésta nunca tendría fin, por esto quiere que su nieto se someta a la decisión de la asamblea argiva. En los (vv. 612-614) se pone en contra de su nieto incitando la lapidación[5] tanto para él como para su hermana. En este punto debemos destacar que Orestes le responde a su abuelo (vv. 566-571) utilizando un procedimiento retórico que consiste en utilizar el mismo esquema con él que discute, para mostrar su contradicción. ¿Cómo es que este anciano procede a decir que no cree en la justicia por mano propia y llama a lapidar a sus nietos por el crimen cometido? Orestes, termina con su último argumento sosteniendo que la orden de matar a su madre se la dio Apolo y que no podía desobedecer la orden de un dios. Entonces, podemos observar una de las novedades que nos trae este poeta, el declive de la democracia ateniense que se observaba contemporáneamente era bien representado ¿dónde queda la institucionalidad que compone la democracia y sostiene a la ciudad/estado, cuando la orden de venganza proviene de un dios? Aquí se ve su crítica racionalista del concepto de divinidad tradicional. Ahora bien, estas inconsistencias[6] son reflejadas a lo largo de la obra y muy bien, por lo menos para nosotros, resueltas y justificadas por Eurípides. Claro está que no eran justificadas para sus contemporáneos.

Luego observamos a su tío Menelao, hermano de Agamenón, quien se muestra vacilante y es incapaz de adoptar una posición firme. En los (vv.646-650) Orestes le recrimina a su tío, que todo este conflicto se súbito cuando su padre, Agamenón,  juntó a toda la tropa para declararle la guerra a Troya por culpa de su mujer, Helena. Lo que está queriendo decir que su padre reunió al pueblo para una causa que cree injusta devolverle a Helena, de algún modo podría devolverle el favor[7]. A lo que Menelao le responde (vv. 688-692) que le es imposible realizar tal petición, se niega a hacerlo. Según Andrade (2007:24) Menelao se encuentra en una encrucijada: está entre ayudar a sus sobrinos por sus obligaciones de sangre y satisfacer a su pariente político para conservar el poder. Recordemos que Menelao es rey de Esparta por su mujer Helena, hermana de Clitemnestra, ambas hijas de Tíndaro. A su vez, Helena, lamenta el asesinato pero no culpa a Orestes y por último, tenemos a Pílades, amigo de Orestes con quien se crio en la Fócide, quien le ofrece su apoyo incondicional. Al final del Episodio II (vv. 772-774) ambos amigos concluyen que deben someterse a la justicia institucional, a pesar de las dudas que tienen en lo que ésta resuelva.

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