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Derecho Infantil

princesitamishel10 de Octubre de 2014

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TRABAJO INFANTIL

I. DEFINICIONES

1.1. Niño: todo ser humano desde el momento de su concepción hasta los 12 años.

1.2. Adolescente: Todo ser humano desde los 12 hasta los 18 años de edad. De acuerdo a las normas nacionales, la edad mínima para trabajar en el Perú es de 14 años (un año menos que a nivel internacional). Este límite de edad implica una normativa y monitoreo especiales que, en teoría, garantizan que los adolescentes no pongan en riesgo su integridad física, sicológica y moral. Es decir, requiere autorización del Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo cuando el trabajo se realiza en relación de dependencia, caso contrario, la autorización corresponde a la Municipalidad Distrital o Provincial.

1.3. Trabajo infantil: Ocupaciones que realizan niñas y niños por debajo de los 14 años de edad, que tanto a corto o largo plazo, puedan poner en riesgo su bienestar. También actividades (remuneradas o no) que realizan niñas, niños y adolescentes menores de 18 años de edad que por su naturaleza o condiciones en que se desarrollan, son peligrosas para la salud física, mental, seguridad o moralidad.

Se considera trabajo infantil a la participación realizada de forma regular de toda actividad laboral que involucra a niñas o niños menores de 14 años en actividades laborales, sean remuneradas o no, y que perjudican su salud e integridad física o moral y no le permiten asistir a la escuela, vulnerando sus derechos.

No todo el trabajo efectuado por niños debe ser clasificado como trabajo infantil que deba ser seleccionado para su eliminación. La participación de niños, niñas o adolescentes en un trabajo que no afecta su salud y desarrollo personal o interfiere con su educación es considerado por lo general como algo positivo. Esto incluye actividades tales como ayudar a sus padres en la casa, asistir en un negocio familiar o ganarse dinero para gastos personales fuera de las horas de escuela y durante las vacaciones escolares. Esta clase de actividades contribuyen al desarrollo de los niños y al bienestar de sus familias; les hace obtener habilidades y experiencia, y ayudan a prepararlos para ser miembros productivos de la sociedad durante su vida adulta.

El término "trabajo infantil" suele ser definido como el trabajo que priva a los niños, niñas o adolescentes de su infancia, su potencial y su dignidad, y que es nocivo para su desarrollo físico y mental. Se refiere al trabajo que:

Es física, mental, social o moralmente perjudicial o dañino para el niño, e interfiere en su escolarización:

• Privándole de la oportunidad de ir a la escuela;

• Obligándole a abandonar prematuramente las aulas, o

• Exigiendo que intente combinar la asistencia a la escuela con largas jornadas de trabajo pesado.

En sus formas más extremas, el trabajo infantil implica niños, niñas o adolescentes que son esclavizados, separados de sus familias, expuestos a graves riesgos y enfermedades y/o abandonados a valerse por sí mismos en las calles de las grandes ciudades, a menudo a muy temprana edad.

El que una forma particular de "trabajo" pueda ser llamada "trabajo infantil" depende de la edad del niño, el tipo y horas de trabajo desempeñado, las condiciones bajo las que se efectúa y los objetivos perseguidos por los países individuales. La respuesta varía de país en país, así como entre sectores dentro de los países.

II. ANTECEDENTES DEL TRABAJO INFANTIL EN EL PERÚ

El trabajo infantil, concebido como método formativo del ser humano, y la explotación de los niños y adolescentes, son conceptos diferentes, que tienen solo un punto de coincidencia: las raíces históricas que se remontan al Perú precolombino.

El historiador Ricardo Portocarrero, en una investigación ad hoc sobre el tema, sostiene que en el Perú precolombino, el trabajo de los niños y de los adolescentes era implícito, gradual y concebido como una vía de formación previa a las actividades que desempeñarían los individuos en su adultez, etapa en la que además adquirían responsabilidades familiares y tributarias. No existen estadísticas de las edades en las que los niños comenzaban a trabajar, pues la edad no era un dato relevante en esa época. Lo que contaba eran las habilidades y capacidades de las personas, según las tareas encomendadas.

La esclavitud de los pueblos conquistados probablemente abrió espacios para la explotación de niños y adolescentes, sin embargo, no se cuenta con una referencia histórica de rigor para esta afirmación.

Un aporte interesante que da el historiador Portocarrero, es que la conquista española, al ocasionar una crisis demográfica entre la población indígena, sembró la semilla de la explotación de niños, niñas y adolescentes en el Perú.

De los 8 millones de habitantes que habrían encontrado los españoles (1530), la población se habría reducido a 1,3 millones (1590), con mayor impacto en la zona costera, la sierra norte y noreste del Perú. La abrupta reducción demográfica se explica no solo por el genocidio de la guerra de la conquista, sino entre otros aspectos, por el efecto devastador de enfermedades que llegaron de Europa y que arrasaron con las poblaciones nativas.

Ante la necesidad de mantener el pago de tributos a los encomenderos, las mujeres nativas sobrevivientes, sobre todo las niñas, asumieron el rol de trabajadoras en las labores agrícolas, textiles y ámbitos domésticos. A los niños, se les habría asignado labores sobre todo en las minas y transporte de carga.

Por lo tanto, aquellas actividades que eran consideradas como parte de la

formación temprana de las personas, se depravaron cambiando la perspectiva “formativa”, por la de “explotación”.

El rastreo histórico del problema del trabajo infantil en el Perú nos lleva entonces a 500 años atrás y llega hasta la actualidad, con diferentes matices perfilados por el cambio de los tiempos y la fusión de culturas en el Perú.

Precisamente con el paso del tiempo y la evolución de los modelos de gobierno, el Perú fue adoptando normativas que evolucionaron a un tratamiento más humano y justo.

Actualmente, el marco legal apunta a reconocer y garantizar (por lo menos de manera formal) un apoyo total del Estado a la los niños, niñas y adolescentes para su desarrollo integral como personas.

III. TRABAJO INFANTIL EN EL PERÚ ACTUAL

3.1. Niños y niñas que trabajan en el Perú

Se estima que más de 2 millones de niñas y niños trabajan en el Perú, es decir un tercio de la población de niños entre 5 y 17 años.

3.2. Características

• Se da a más temprana edad en el campo que en la ciudad.

• El 80% de los niños y niñas trabajan en la economía informal.

• El 10% se ocupa en sectores más organizados.

• El trabajo les impide ir a la escuela o les limita el rendimiento escolar.

• Tres de cada cuatro niños trabajadores abandonan los estudios.

3.3. Condiciones

• Jornadas laborales superiores a los límites máximos establecidos por la legislación nacional para un trabajador adulto.

• Ingresos Inferiores: El 90% de los niños y niñas trabajadores entre los 10 y 14 años perciben una remuneración igual o menor que el salario mínimo, es decir, alrededor de un 20% menos de lo que gana un adulto con 7 años de escolaridad, incluso salarios inferiores, o se les paga en especies.

• Derechos laborales inexistentes y en empleos precarios.

IV. FORMAS DE TRABAJO INFANTIL

Los trabajos que realizan los niños son tan variados como los de los adultos. Su mano de obra es demandada porque su salario es menor que el de un adulto, porque caben en espacios donde los adultos no pueden hacerlo, o simplemente porque son más vulnerables a la explotación.

4.1. Los principales tipos de trabajo infantil en el Perú incluyen:

• En agricultura.

• Trabajo en las calles

• Trabajo doméstico.

• Segregación en botaderos de basura

• En minas y canteras.

• En mercados.

• En ladrilleras.

• Trabajo en las poblaciones indígenas

• En coheterías.

• En transporte público.

• En venta ambulatoria.

• En pesca y extracción de moluscos.

a) Agricultura: En el Perú se observa una participación mayoritaria de niños (69% en el rango de 6 a 13 años) y de adolescentes varones (77% en el rango de 14 a 17 años). Las niñas tienen menor participación (38%), aunque siguen conformando un grupo importante. Estos niños, niñas y adolescentes trabajan en labores rurales que requieren de capacitación para el uso de determinadas herramientas. Asimismo, están expuestos a los efectos de sustancias químicas utilizadas en la fumigación.

b) Trabajo en las calles: Ofrecen venta de productos o servicios, caramelos, limpieza de parabrisas de los automóviles al paso, lustrabotas, espectáculo de gimnasia o malabarismo o mendicidad. Su ámbito de acción son las calles y viven en medio de un escenario propenso a peligros implícitos tales como violaciones, secuestro para tráfico de órganos, explotación sexual, entre otros.

c) Trabajo doméstico: no siempre es remunerado, a veces caen en la condición de servidumbre. Los niños, niñas y adolescentes que

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