ENSAYO EL DAÑO QUE LE HACEMOS A NUESTROS HIJOS

ENSAYO, EL DAÑO QUE LE HACEMOS A NUESTROS HIJOS

“Cada niño es único”, así inicia el autor al explicar en su libro que la educación se ha generalizado haciéndose patrones, como si todos los niños fueran iguales. Nos explica que lo más importante para un niño son los padres, ya que en base a ellos el niño crecerá y desarrollará sus habilidades y gustos. Pero los padres no se dan cuenta de que imponen al niño ideas y gustos en su afán de tener un niño feliz y sano.

Los padres piensan que con golpes pueden educar y sólo logran que el niño pierda autoestima, haciendo al niño muy vulnerable. Los padres siempre deben de coincidir ambos en la forma de educar a su hijo y no deben de querer que el hijo sea lo que ellos no pudieron ser o bien, comparar al niño con el padre o con la madre, ya que como en uno de los casos que nos presenta el autor, el hijo se sentía tan mal de que lo compararán con su papá y se lo pusieran de ejemplo siempre, que tomo la decisión de irse de su casa y no terminó sus estudios, hasta que su abuela le hizo un comentario de aceptación, fue entonces cuando él logra ser alguien.

La educación hoy en día cuenta con métodos, intenciones y finalidades sociales, y pareciera que cada vez mejora. Pero no es así, ya que no se toma en cuenta que cada individuo es diferente física y mentalmente y todos tenemos distintas manera de ver el mundo, entonces no se pueden hacer patrones, independientemente de que no siempre los niños de diez, son los que saben resolver sus problemas. Los padres deben reconocer los derechos de los niños y saber satisfacer sus necesidades, para poder hacer que sean mejores hombres, que puedan enfrentar el día de mañana al mundo, o sea a la sociedad.

En ocasiones los padres piensan que el niño debe de ser educado con golpes, para que entienda, pero lo +único que hacen es humillar al niño, el cual crecerá con ese recuerdo y repetirá patrones de conducta con sus hijos, volviéndose un círculo repetitivo, otra manera de violentar al niño es el rechazo, al cual se enfrentan niños, que fueron producto de un abuso o de un embarazo no deseado.

Otra forma es el abuso sexual, que muchas veces es propiciado por la misma familia, que en ocasiones es el mismo padre quien lo realiza al pensar que él es dueño de sus hijos, error muy grande, ya que los niños no son propiedad de los padres como antiguamente se creía y lo peor de todo es cuando no le dan crédito a lo que el niño dice, ya que piensan que son fantasías del menor, que está inventando y es cuando mayor daño se le hace al niño. Muchas veces el abuso no es físico, ya que puede ser verbal o con tocamientos o por acciones de los adultos que presencian los niños, pero también los dañan, y los adultos que lo saben y lo callan se convierten en cómplices y yo diría que también son agresores, ya que no hacen nada por evitarlo y mucho menos por ayudar al niño.

Muchas veces la madre se convierte en cómplice y calla toda, haciendo un gran daño al niño, ella piensa que debe proteger a su familia, pero no se da cuenta de que la está perdiendo.

El maltrato psicológico y el abandono son otra forma de violencia, la discriminación, como en el caso de los padres machistas que discriminan a las niñas por el hecho de ser mujeres, o con los hijos que son homosexuales, pero todos ellos son solo víctimas de una sociedad machista que está muy arraigada en nuestro país, que debería de ir quedando atrás, pero no es así.

Los niños que son violentados comienzan a crear sus propias defensas y en ocasiones inventando un mundo de fantasía o distorsionando el mundo en que viven, pero todo ello daña al niño ya que puede presentar problemas de disociación o distorsión hasta la amnesia. En otros casos el niño prefiere huir de su casa, y termina viviendo en la calle, aun cuando hay tantos peligros, el niño los considera menos fuertes

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