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El Criterio


Enviado por   •  25 de Noviembre de 2013  •  2.128 Palabras (9 Páginas)  •  271 Visitas

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Capitulo I- CONSIDERACIONES PRELIMINARES

El pensar bien consiste o en conocer la verdad, o en dirigir el entendimiento por el camino que conduce a ella. Si deseamos pensar bien, hemos de procurar conocer la verdad, la realidad de las cosas. De un modo Grosero: la realidad no se presenta a nuestros ojos tal como es, el conocimiento es imperfecto.

Cuando conocemos perfectamente la verdad, nuestro entendimiento se parece a un espejo en el cual vemos retratados con toda fidelidad los objetos como son en si. El buen pensador ve en los objetos todo lo que hay, pero no mas de lo que hay.

Otros Adolecen del efecto contrario: Ven bien, pero poco. No se les ofrece si no por un lado ; Si este desaparece ya no ven nada.

Un entendimiento claro, capaz y exacto , abarca el objeto entero; le mira por todos sus lados.

El perfecto conocimiento de las cosas en el orden científico forma los verdaderos sabios; en el orden práctico, forma a los prudentes; el manejo de los negocios forma a los verdaderos políticos.

El entendimiento es un Don para guiarnos en nuestras acciones, si falta, andamos a tientas. No debemos tener el entendimiento en inacción.

Capitulo II- LA ATENCION

Hay medios que nos conducen al conocimiento de la verdad y obstáculos que nos impiden llegar a el; enseñar a emplear los primeros y a remover los segundos, es el objeto del arte de pensar bien.

La atención es la aplicación de la mente a un objeto. Sn la atención estamos distraídos, nuestro espíritu se haya en otra parte y , por lo mismo, no ve aquello que se le muestra. Es de la mayor importancia adquirir un habito de atender a lo que se estudia o se hace, por que, si bien se observa lo que nos falta a menudo no es la capacidad de entender lo que vemos. Un espíritu atento multiplica sus fuerzas de una manera increíble, aprovecha el tiempo atesorando siempre caudal de ideas.

Los que no entienden , pasean su entendimiento por distintos lugares al mismo tiempo; con la atención notamos las preciosidades y las recogemos; con la distracción dejamos quizá caer al suelo el oro y las perlas como cosa Baladí.

El hombre atento posee la ventaja de ser mas humano y Cortes por que el amor propio de los demás se siente lastimado si nota que no atendemos a lo que ellos dicen.

Es preciso acostumbrarse a tener atención fuerte y flexible aun mismo tiempo, y procurar que la formación de nuestros conceptos no se asemeje a la de los cuadros daguerrotipados si no de los comunes.

CAPITULO III- ELECCION DE CARRERA

La palabra talento expresa , una capacidad absoluta, un hombre puede ser sobresaliente, extraordinario, de una capacidad monstruosa para un ramo, y ser muy mediano y hasta negado con respecto a otros. Quien tiene el talento generalizado no es fácil que posea la exactitud minuciosa.

La inclinación muy duradera y constante hacia una ocupación es indicio bastante seguro de que nacimos con aptitud para ello.

CAPITULO IV- CUESTIONES DE POSIBILIDAD

Los actos de nuestro entendimiento se dividen en especulativos y prácticos. Especulativos lo que se limitan a conocer, y prácticos los que nos dirigen para obrar.

La teoría de las probabilidades, auxiliada por las combinaciones pone de manifiesto esta imposibilidad, calculando por decirlo así, la inmensa distancia en que este fenómeno se haya con respecto a la inexistencia.

Cuando la naturaleza habla en el fondo de nuestra alma con voz tan clara y tono tan decisivo es necesidad el no escucharla.

CAPITULO V- CUESTIONES DE EXISTENCIA, CONOCIMIENTO ADQUIRIDO POR EL TESTIMONIO INMEDIATO DE LOS SENTIDOS.

El conocimiento de la existencia de las cosas, que es adquirido por nosotros mismo sin intervención ajena, proviene de los sentidos mediata o inmediatamente.

Quien careciese de los sentidos tampoco llegaría a conocer la existencia de los seres espirituales.

El conocimiento inmediato que los sentidos nos dan de la existencia de una cosa es a veces errado. Para conocer por medio de los sentidos la existencia de un objeto es preciso emplear otros al mismo tiempo; una experiencia muy sencilla y frecuente nos convencerá de lo contrario. Lo que le cuesta trabajo es conservar la ilusión.

Los que tratan del buen uso de los sentidos suelen advertir que es preciso cuidar de que alguna indisposición no afecte a los órganos y así se nos comuniquen sensaciones capaces de engañarnos. Los que necesitan reglas son los que estando sanos de cuerpo, no lo están de espíritu. El hombre se engaña primero a si mismo antes de engañar a otros.

El alma se Informa de los objetos exteriores mediantemente por los sentidos, pero inmediatamente por el cerebro. Los hombres muy pensadores y ensimismados corren gran riesgo en caer en manías sabias, en ilusiones sublimes; que la mísera humanidad, por mas que se cubra con diferentes formas según las varias situaciones de la vida, lleva siempre consigo su patrimonio de flaqueza.

CAPITULO VI-CONOCIMIENTO DE LA EXISTENCIA DE LAS COSAS ADQUIRIDO MEDIATAMENTE POR LOS SENTIDOS.

Donde no alcanzan los sentidos llega el entendimiento. Así , los sentidos nos presentan un objeto y el entendimiento llega con este medio al conocimiento de otros muy diferentes.

La dependencia de los objetos es lo único que puede autorizarnos para inferir de la existencia del uno a la del otro. La importancia de la materia exige que Cuando una experiencia constante y dilatada nos muestre dos objetos existentes al mismo tiempo, podemos juzgar sin temor a equivocarnos.

Si los objetos se suceden indefectiblemente, podremos reducir con certeza que tienen entre si una dependencia.

CAPITULO VII- LA LOGICA ACORDE CON LA CARIDAD

La ley cristiana que prohíbe los juicios temerarios es no solo ley de caridad, si no de prudencia y buena lógica. En efecto: La experiencia nos enseña que el hombre mentiroso dice mayor numero de verdades que de mentiras y que el hombre malo hace mas obras buenas que malas.

No se debe fiar de la virtud del común de los hombres puesta a prueba muy dura, el resistir a tentaciones muy vehementes exige virtud firme y acendrada, algunas ocasiones es licito y muy prudente desconfiar de la virtud de los hombres, lo que acontece cuando el obrar bien exige una disposición de animo que la razón, la experiencia nos enseña a ser muy rara.

Para conjeturar cual será la conducta de una

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