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El Problema Socrático


Enviado por   •  1 de Julio de 2014  •  4.208 Palabras (17 Páginas)  •  642 Visitas

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El problema socrático.

Sócrates no escribió nada, así que lo que sabemos de él viene por testimonios que son directos, inmediatos. Hay tres grandes contemporáneos de Sócrates, que hablaron de él y son Platón, Jenofontes y Aristófanes . Además, un testimonio de Aristóteles muy cercano en el tiempo. Estos testimonios no concuerdan en sí, son discordantes en el sentido de que la figura de Sócrates en Platón es totalmente distinta que la figura socrática en Jenofontes y Aristóteles. Resulta que tenemos distintas figuras; entonces, cuál es la verdadera, cuál es le Sócrates histórico. Aquí radica el problema. La figura de Sócrates en Platón es sublime, es un maestro, un intelectual virtuoso; empero, en Jenofontes la figura socrática es mediocre. El de Aristófanes es ridículo, un Sócrates que vive en las nubes.

La actitud intelectual de Sócrates. Tres testimonios. El primero va a ser tomado de Jenofontes, el segundo de Platón del diálogo “Fedón” y el tercero de Aristóteles.

1. El texto de Jenofontes: “Sócrates, en efecto, no hablaba, como la mayoría de los otros, acerca de la ύs entera, de cómo está dispuesto eso que los sabios (ί) llaman ikosmos y de las necesidades en virtud de las cuales acontece cada uno de los sucesos del cielo, sino que, por el contrario, hacía ver que los que se rompían la cabeza con estas cuestiones eran unos locos.

“Porque examinaba, ante todo, si es que se preocupaban de estas elucubraciones porque creían conocer ya suficientemente las cosas tocante al hombre (, tanthrópina) o si porque creían cumplir con su deber dejando de lado estas cosas humanas y ocupándose con las divinas. Y, en primer lugar, se asombraba de que no viesen con claridad meridiana que el hombre no es capaz de averiguar semejantes cosas, porque ni las mejores cabezas estaban de acuerdo entre sí al hablar de estos problemas, sino que se arremetían mutuamente como locos furiosos. Los locos, en efecto, unos no temen ni lo temible, mientras otros se asustan hasta de lo más inofensivo, unos creen que no hacen nada malo diciendo o hablando lo que se les ocurre ante una muchedumbre, mientras que otros no se atreven ni a que les vea la gente; unos no respetan ni los santuarios, ni los altares, ni nada sagrado, mientras que otros adoran cualquier pedazo de madera o de piedra y hasta los animales. Pues bien: los que se cuidan de la ύs entera, unos creen que ‘lo que es’ es una cosa única; otros, que es una multitud infinita; a unos les parece que todo se mueve; a otros, que ni tan siquiera hay nada que pueda ser movido; a unos, que todo nace y perece; a otros que nada ha nacido y perecido.

“En segundo lugar, observaba también que los que están instruidos en los asuntos humanos pueden utilizar a voluntad en la vida sus conocimientos en provecho propio y ajeno, y (se preguntaba entonces) si, análogamente, los que buscaban las cosas divinas ( ) después de llegar a conocer las necesidades en virtud de las cuales acontece cada cosa, creían hallarse en situación de producir el viento, la lluvia, las estaciones del año y todo lo que pudieran necesitar, o si, por el contrario, desesperados de no poder hacer nada semejante, no les quedaba más que la noticia de que esas cosas acontecen.

“Esto era lo que decía de los que se ocupaban de estas cosas. Por su parte, él no discurría sino de asuntos humanos, estudiando qué es lo piadoso, qué lo sacrílego; qué es lo honesto, qué lo vergonzoso; qué es lo justo, qué lo injusto; qué es sensatez, qué insensatez; qué la valentía, qué la cobardía; qué el Estado, qué el gobernante; qué mandar y quién el que manda, y, en general, acerca de todo aquello cuyo conocimiento estaba convencido de que hacía a los hombres perfectos, cuya ignorancia, en cambio, los degrada con razón, haciéndolos esclavos.” (Memorables I, 1, 11-17).

2. El texto de Platón. En el “Fedón”, Nº 96a - 99e Edición Aguilar, p. 648. Este es un texto autobiográfico y tal vez el único en donde Sócrates cuenta aspectos de su vida.

99e: Refugiarse en el Logos: mirar las cosas, refugiándose en las palabras y fijarse como se hablan de las cosas, en vez de mirar directamente a las cosas... “entonces decidí refugiarme en los Logois y mirar a través de ellos la verdad.” Este es un fragmento crucial, que separa la filosofía antigua de la moderna.

Scopus, , escopein = mirar. Este trozo es probable que no sea de Sócrates, pero ello no importa, lo que importa es que se dijo. Aquí Sócrates lo que busca es lo que quiere decirse con palabras y ver si todos están de acuerdo en su significado.

3. El testimonio de Aristóteles. En su Metafísica (987b,1). “Sócrates se ocupó de lo concerniente al ethos (ήθοs), buscando lo universal y siendo el primero en ejercitar su pensamiento en definir.”

Análisis de textos

1. De Jenofontes.

a) Sócrates no se ocupa de investigar la phýsis, sino las cosas “tocantes” al hombre.

b) Esta actitud de Sócrates se justifica por las siguientes razones: . Los que estudian la phýsis no están de acuerdo entre sí, se combaten mutuamente como los locos. . No son capaces de producir aquello que investigan. c. Al estudiar la phýsis y descuidar las cosas humanas se deja cumplir con un deber. . Sócrates se dedica a investigar el “qué” de las cosas humanas ( ).

2. De Platón.

Sócrates va a averiguar la verdad por medio del instrumento de la palabra (logos). El logos es el médium (instrumento que sirve de mediador) en el que va a ver la verdad.

3. De Aristóteles.

a) Coincide con las afirmaciones de Jenofontes que se ocupó del éthos. ήθοs se podría traducir o explicar con la misma palabra que usa Jenofontes, , tanthrópina.

b) Que buscaba lo universal (ό, kathólou = totalizante).

c) Sócrates define.

Juntando los tres testimonios obtendríamos lo siguiente: El tema de la investigación socrática es lo humano. Sócrates es filosóficamente un riguroso de la vida. El mérito es que aparece con claridad. Aborda la vida, investigando el “qué” de cada asunto humano. El “qué” de una cosa es su ser. Cuando preguntamos “qué es la virtud”, preguntamos cual es el ser de la virtud.

Aquí se produce un cambio total en la filosofía. Parménides y Heráclito buscaban el ser único

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