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El Templo de la Cruz Foliada


Enviado por   •  5 de Julio de 2013  •  Ensayos  •  5.016 Palabras (21 Páginas)  •  296 Visitas

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01.El Templo de la Cruz Foliada

No hay duda de que Palenque es una de las ciudades mayas más cautivadoras. Descubierta en 1773 por un grupo de soldados y misioneros españoles, fue fundada hacia el 200 dC, siendo su apogeo entre el 600 y el 750 dC, para decaer poco después entre el 850 y el 900. Es imposible visitarlo sin encontrarse con dos de sus excelsos señores, Pakal y su hijo Chan Bahlum, quienes fueron grandes estadistas y le dieron sus mejores momentos de esplendor.

La investigación histórica actual considera que el nuevo Palenque fue fundado por Fray Pedro Lorenzo (o Laurencio) en el año de 1567, a cierta distancia de las ruinas del mismo nombre. El padre dominico integró el pueblo con muchas familias choles dispersas en la selva lacandona. Se sabe que los nativos llamaban a palenque Otulún, palabra de origen chol que significa Sitio cercado o fortificado, y hasta existe un arroyo con este nombre, que atraviesa las ruinas. La misma sinonimia connota la palabra Palenque, voz castellana que significa: lugar cercado por una estacada.

Un hombre encuentra un libro donde se habla de una ciudad perdida en lo más recóndito de la selva. El hombre va entonces tras ese lugar misterioso, haciendo caso omiso de los críticos que consideran su búsqueda una locura. Después de enfrentar muchos peligros y penalidades, descubre la ciudad perdida y, con ello, toda una civilización. Este romántico argumento es tema recurrente en la imaginación de los occidentales y ha inspirado libros y películas. Por muchos conceptos, la exploración que realizó John Lloyd Stephens en la antigua ciudad maya de Palenque es el prototipo de esta clase de aventura.

LOS PRIMEROS EXPLORADORES *

Hacia 1835, Stephens era un famoso escritor de viajes que había publicado varios volúmenes sobre sus descubrimientos en Egipto, Arabia, Grecia, Turquía y Rusia. Llamó la atención cuando en 1839 anunció su propósito de efectuar una investigación imparcial de Palenque y otros lugares mayas de México y Centroamérica; el público se entusiasmó con la idea, pero los eruditos lo desdeñaron.

Como eran muchos quienes ansiaban tildarlo de mentiroso, sabía que iba a necesitar pruebas contundentes de sus descubrimientos. Entonces propuso integrarse a la expedición al dibujante Frederick Catherwood, el cual tenía fama de habilidoso ilustrador y erudito que no se dejaba llevar por las fantasías de muchos otros artistas viajeros. Llegaron a Belice el 3 de noviembre de 1839 y les tomó seis meses más arribar a Palenque. Ingresaron a Chiapas durante de la temporada de lluvias. Stephens describió el viaje como arduo y lento, pues se vieron obligados a abrirse paso por una selva tan poblada de matorrales y arbustos que era impenetrable...

Llevando a lomo de mula sus pertenencias, soportaron diez días de lluvia que los calaba, tuvieron que combatir la fatiga, lodazales, hordas de mosquitos y empinados cerros. Stephens consideraba las montañas de Chiapas las peores que había encontrado en ese o en cualquier otro país. Llegaron a Santo Domingo de Palenque, remoto pueblo situado al oeste de la ciudad maya, en condición desastrosa causada por enfermedades, hambre y agotamiento. El poblado también sufría una hambruna y no era el lugar ideal para descansar.

Tras procurarse las provisiones más básicas, los exploradores salieron en busca de la ciudad perdida. Luego de tres horas de deslizamientos y resbalones por una gran carretera atestada de gente llegaron a Palenque. Sus guías gritaron el palacio, el palacio y Stephens y Catherwood, mirando entre los árboles, divisaron la fachada de un edificio ricamente adornado. Arrastrándose por las escaleras penetraron en el patio del Palacio y dispararon cuatro cargas para celebrar la llegada. Stephens asentó: por primera vez estábamos en un edificio levantado por los habitantes aborígenes antes que los europeos supieran de la existencia de este continente.

El Palacio sirvió de campamento base. Catherwood comenzó sus esbozos mientras Stephens exploraba los macizos laberintos de habitaciones abovedadas, angostos corredores y cámaras subterráneas del complejo residencial. Juntos descubrieron una pirámide escalonada en la esquina suroeste del Palacio, bajo una maraña de vegetación. Ascendieron penosamente por los escalones para descubrir cinco puertas decoradas con relieves de estuco.

El Palacio de Palenque.02 03.Patio Este del Palacio, con la Torre al Fondo

Las inscripciones, tableros de jeroglíficos y pilastras de dibujos esculpidos los dejaron sin aliento. Ni descripción ni dibujo alguno pueden reflejar la sublimidad moral de aquel espectáculo, escribió Stephens en su diario. Acababan de descubrir el Templo de las Inscripciones. Al llegar a la bóveda examinaron antorcha en mano los jeroglíficos. No podían saber que se encontraban arriba de lo que llegaría a ser uno de los descubrimientos arqueológicos más famosos del Mundo Maya. Bajo sus pies estaba la tumba de Pakal, el gran gobernante palencano, que sería hallada solamente un siglo después.

Las condiciones del campamento eran primitivas. De noche, los exploradores no conseguían dormir mucho debido a los voraces mosquitos; la comida se les echaba a perder rápidamente en medio del húmedo calor y durante el día tenían que estar a la defensiva de serpientes venenosas y escorpiones. En determinado momento, Stephens se vio obligado a regresar al pueblo para recuperarse del ataque de unas pulgas tropicales llamadas niguas. Catherwood se había enfermado también por las crisis intermitentes de paludismo. No obstante, ambos continuaron su trabajo hasta descubrir el Templo de la Cruz, el Templo del Sol y el Templo de la Cruz Foliada. Catherwood, con esmero, copiaba cada bajorrelieve y las fachadas, mientras Stephens redactaba las descripciones.

El 30 de mayo de 1840, Palenque se vio azotado por una tormenta tropical, que Stephens describe como sublime y terrible... La tormenta amenazó la existencia misma de los edificios. Todos se empaparon y enfermaron, hasta el punto que el 1 de junio tuvieron que abandonar la ciudad. El 31 de julio del mismo año llegaban a Nueva York. Stephens comenzó a trabajar en su libro Incidentes de viaje por Centroamérica, Chiapas y Yucatán, ilustrado con los meticulosos dibujos de Catherwood.

A su publicación, el libro causó sensación, desconcertando a muchos historiadores y eruditos, los cuales de inmediato se dispusieron a revisar sus opiniones respecto de los mayas. El público se entusiasmó

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