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El deseo de la libertad es una idea que proyecta en el hombre el anhelo o el deseo de hacer lo que él quiere con fin de ser y sentirse protagonista de su propio destino, pero ese empeño a su vez encuentra una resistencia y peligro a nivel social pues, e


Enviado por   •  12 de Febrero de 2017  •  Ensayos  •  2.179 Palabras (9 Páginas)  •  280 Visitas

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República Bolivariana de Venezuela[pic 1][pic 2]

Universidad Bicentenario de Aragua

Vicerrectorado Académico

Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas

Escuela de Derecho – E.D.E.R.E

Táchira – San Cristóbal

           El Contrato Social

(Ensayo)

Delgado Delgado Anthony Alberto

C.I: V-16321923

Sección: T2

DR. ALESANDRO PIAZZA

Febrero 2017

    El deseo de la libertad es una idea que proyecta en el hombre el anhelo o el deseo de hacer lo que él quiere con fin de ser y sentirse protagonista de su propio destino, pero ese empeño a su vez encuentra una resistencia y peligro a nivel social pues, enfrentarse contra lo determinado en el derecho, el cual será, para sus ideas de libertad, una fuerza mayor que ordena y establece el comportamiento social, por lo que concluirá que su libertad es atacada, sin darse cuenta que la misma regulación de la pauta, no le impide desenvolverse, sino lo que su función busca es normar y regular lo que debe ser para todos.

    Ahora bien, este anhelo por la idea de libertad nace y se forma en la familia que es la estructura más antigua de la colectividad, en donde el ser humano se aprecia cómo ser social natural, brindándole toda su obediencia al progenitor de la misma, lo que permitirá desde ese momento evidenciar, como unos nacen para regir y otros para ser regidos, esto quedara entonces ilustrado en los roles desempeñados: la posición del padre que representa la voz de la familia y al cual toda esta sociedad familiar tiene la obligación de obedecerle. A partir de allí se comienza a observar que la conducta del hombre se adapta desde pequeño para seguir lineamientos establecidos dentro de la sociedad, en donde el padre representa el jefe de estado y los hijos al pueblo siguiendo el patrón de mando donde esta alegoría jerárquica continua.  

    En base a lo anterior, preexiste y se forma la necesidad de crear o  establecer un pacto social, en donde según Rousseau (1762) “la fuerza no hace el derecho, no se está obligado a obedecer sino a los poderes legítimos” lo que va a representar para el autor, la ley del más fuerte, lo que va a repercutir si esta potencia se convierte en un derecho, en la subordinación del más débil. Dando paso a la fuerza para hacer lo que ella dice por suficiencia inminente y no por voluntad, convirtiendo a la fuerza en el imperio del que necesariamente hay que acatar a los poderes sean estos legítimos o no, contraponiéndose a la doctrina de llegar a manejar y ejercer el control del pueblo  a través de las ideas y no de lo físico.

    Después de las consideraciones anteriores, se puede definir que el individuo como ciudadano no tiene como adverso a un Estado, ya que las beligerancias no se dan de persona a persona, sino de Estado a Estado, entonces no concurre tal servidumbre que nazca de las guerras, de los asedios del fuerte hacia el endeble, ya que cada poblador no es Estado, ambos conceptos son muy desiguales en naturaleza. La esclavitud es empañada como un derecho abolido por ser este fraudulento e irracional puesto que deshacerse de la libertad como cualidad es renunciar a su capacidad de persona.

    Cabe agregar que, un Estado democrático se origina cuando los gobernantes son electos por la mayoría de la población, y rigen su mandato por un período determinado, restituyendo entonces al poblado la autoridad, pues en él habita. De la misma manera que en nuestra Constitución Nacional se establece en su artículo número 5 que “la soberanía reside intransferiblemente en el pueblo, quien la ejerce directamente en la forma prevista en esta constitución y en la ley, e indirectamente, mediante el sufragio, por los órganos que ejercen el poder público”  accediendo a que prefieran nuevas jurisdicciones, invariablemente por mayoría, pues éste es el sentir que debe triunfar y a la que debe someterse la minoría, o sea que hay que lograr una armonía desde los dos puntos de vista, para igualar las discrepancias entre estos. El poder y la fuerza emana de los particulares y la existencia del Estado depende de su retribución correcta hacia estos.

    No obstante, en el Estado natural el hombre solo lograba lo que sus fuerzas propias le accedían, ahora en su nuevo Estado civil, logra su libertad civil que está restringida por la voluntad general, obteniendo el derecho de pertenencia, que no es más que el ejercicio del dominio de la fuerza del primer ocupante de la propiedad. El Estado civil del individuo va a conseguir en éste su perfeccionamiento en colectividad, en todo aspecto y además será el inicio de todo cuanto pueda lograse vía la libertad que ofrece sus propias leyes que le autorizan.

    Resulta oportuno entonces parafrasear a Rousseau (1762) quien explica que la soberanía es un hecho que no se podrá alterar en su esencia, pues en el instante, que hay un amo, no hay soberano, y desde ese instante está devastado el cuerpo político. El dominio del poblado es del mismo modo indivisible, no existe una segmentación de poderes, por ser éste un organismo impenetrable, donde todos tienen ocupaciones que establecen la labor del Estado,  así lo afirma Rousseau (1762) cuando dice: “al no poder dividir la soberanía en su principio, la dividen en su objeto: la dividen en fuerza y en voluntad, en poder legislativo y en poder ejecutivo.” Es decir que cuando los gobiernos corrompen al pueblo esto se plasma en las decisiones erradas de la voluntad del soberano. Es necesario que no existan grupos o hermandades en el Estado para certificar que estos tomen decisiones que les convenga a los gobernantes

    Parte de la idea presentada por Rousseau, desentierra el principio de legalidad, y sostiene que sólo el legislador puede prescribir leyes, ya que sólo  este puede dictarlas al representar a todos los hombres que han acordado el tratado social. El objetivo social que surge, es lograr el bienestar de los hombres, esto quiere decir que el legislador debe tender a evitar los delitos más que a castigarlos. Para ello, se necesita que dichas leyes no sean tan discriminatorias y que además funcionen en el aspecto educativo. El más seguro y más difícil método para evitar las infracciones es perfeccionar la educación.

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