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El ser humano y el amor

Eyleen AURBEnsayo10 de Junio de 2025

1.265 Palabras (6 Páginas)52 Visitas

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República Bolivariana de Venezuela Ministerio del Poder Popular para la Educación

U. E. Colegio Antonio Rosmini Cátedra: Castellano y Literatura

Autor: Romero Barboza, Eyleen A.

5to año “B”

El Ser Humano y el Amor

En primer lugar, cuando hacemos referencia al «amor», estamos hablando de una necesidad humana, la pasión primordial de cada ser, lo que nos une y conecta con los demás. La humanidad simplemente no podría existir y convivir sin la presencia del amor, puesto que, es el sentir que nos llena de felicidad y armonía. Éste nos permite ser nosotros mismos y mantener nuestra integridad; es el causante de que dos personas se conviertan en una sola, siendo realmente dos, ya que pueden tener las mismas emociones y sensaciones del otro incluso con más intensidad. Para amar hay que tener presentes muchos aspectos, como perdonar, aceptar, respetar, tolerar, escuchar… entre muchos otros. Sin ellos, no podríamos llegar a comprender realmente todo lo que abarca la palabra, siendo que, amar, se trata de entregarse uno mismo en todo sentido; es así como podemos descubrirnos a nosotros, a los demás y al hombre.

Además, el amor significa dar, no recibir ni esperar nada a cambio, ya que, dicha acción, nos llena el alma; se trata de darnos a nosotros mismos, nuestra felicidad, conocimiento, humor, afecto, para llenar de alegría el alma de la otra persona. El amor también implica cuidado, nadie cuidaría ni se preocuparía por lo que no ama. Afirma Fromm, E (2012) “El amor es la preocupación activa por la vida y el crecimiento de lo que amamos. Cuando falta tal preocupación activa, no hay amor”. Por ejemplo, el cuidado que le damos a nuestra mascota al alimentarle cada día, asearle y ver por su salud, es una muestra de amor muy evidente. Cuando una persona ama a otro ser, vela por su bienestar en todo aspecto, busca darle felicidad siempre y evita hacerle daño de cualquier tipo.

Cabe destacar, la fuerza del amor puede ser asombrosa, hasta el punto de no requerir la presencia física para que se ame inmensamente a una persona. El amor llena nuestra alma de felicidad, nos da también las fuerzas necesarias para enfrentar cualquier obstáculo y sobrellevar situaciones difíciles o dolorosas. Nos dice Frankl, V (2005) “Comprendí que un hombre despojado de todo todavía puede conocer la felicidad – aunque sea solo por un instante– si contempla al ser amado”. Teniendo que, tan sólo imaginar a quienes amamos, puede mantener vivo ese amor y llenarnos de alegría, tal como aquellos que han perdido a un ser querido por la muerte, o bien, están separados por miles de kilómetros que, a pesar de no tenerlos cerca, los aman inimaginablemente.

Ahora bien, la manera más eficaz de descifrar lo que realmente es el amor, se encuentra en Dios, pues como todos sabemos, Dios es amor, y al ser hijos suyos, ha puesto en nosotros tal hermoso don. Él nos demuestra la inmensidad de su amor con todo lo bueno y bondadoso que es, sufre por nuestro sufrimiento, incluso más que nosotros, busca el bien nuestro y está dispuesto a perdonarnos siempre que estemos arrepentidos. Según Muñoz Arteaga, V (2017) “Cuando tú sufres, Dios ha sufrido primero y con mayor intensidad, ya que, además, Él nos amó primero, antes de todo tiempo y espacio”. Dios ha hecho más por nosotros de lo que podemos comprender y, su amor, es el más puro y verdadero que alguien podría darnos; nos trata como un padre amoroso, misericordioso y bondadoso trataría a sus hijos, dándonos la más grande muestra de amor al enviar a su único Hijo, Jesús, para salvarnos del pecado. Asimismo, en 1 Co, 13:4-7 se describe el amor y todo lo que éste implica:

Tener amor es saber soportar; es ser bondadoso; es no tener envidia, ni ser presumido, ni orgulloso, ni grosero, ni egoísta, es no enojarse ni guardar rencor, es no alegrase de las injusticias, sino de la verdad. Tener amor es sufrirlo todo, creerlo todo, esperarlo todo, soportarlo todo.

También, hay quienes dicen que el amor más semejante al que Dios tiene por nosotros, es el amor materno, ya que, nuestras madres, nos dan su amor incondicional desde el momento que nos conciben hasta el fin de su existencia, y son capaces de sacrificarse a sí mismas por salvarnos, si fuera necesario, identificándose con nuestro dolor, sufriendo incluso más que nosotros mismos. Como dice Zundel, M (2015) “En efecto, la parábola más hermosa de Dios es el amor de la madre que se identifica con su hijo hasta vivirlo más que él mismo”.

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