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Ensayo sobre el libro “Ética para Amador”


Enviado por   •  16 de Octubre de 2022  •  Ensayos  •  3.031 Palabras (13 Páginas)  •  74 Visitas

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Instituto Superior New Start D-I30

Traductorado Literario y Técnico Científico de Inglés

Derechos Humanos: Ética y Ciudadanía

Prof. Vega, Claudia

Alumna: Dobry, Briana

Ensayo sobre el libro “Ética para Amador”

El ensayo “Ética para Amador” fue escrito en el año 1991 por el filósofo y escritor español Fernando Savater, quien nació en el año 1947 y fue profesor de ética de la Universidad Complutense de Madrid en España durante la escritura del libro. El libro es un ensayo escrito por Fernando Savater para su hijo Amador de 15 años.
El autor en el libro Ética para Amador explica que él no procura enseñar al lector, en este caso su hijo Amador  y a través de él a la población en general, a vivir. Considera que vivir no es una ciencia estricta y que la buena vida depende de una cuota personal. A partir de estos elementos de la vida, Savater contempla el concepto de “libertad”. La libertad, aquella que nos diferencia de los demás animales. La libertad nos permite entender que hay muchos caminos para lograr un mismo objetivo, y ésta es nuestra herramienta, la que nos provee la capacidad de decir sí, no, lo quiero o no lo quiero.

Según el autor antes mencionado, existen dos aclaraciones importantes sobre la libertad. La primera es que no somos libres de elegir lo que nos pasa sino libres de elegir la manera en que respondemos a lo que nos sucede. La segunda explicación, es que ser libres para intentar algo no tiene nada que ver con lograrlo indefectiblemente, no debemos confundirlo con la omnipresencia. Libertad no es conseguir todo lo que uno desea, sino la libertad de escoger dentro de lo probable. Por eso mientras más capacidad logremos en una actividad, mejores resultados podremos obtener de nuestra amada libertad. ¿Qué tan lejos podríamos llegar si logramos entender este concepto?
Por ejemplo, soy libre de elegir correr la maratón que se hace todos los años en mi ciudad, pero si no me preparo físicamente, hay muchas posibilidades de que quede en el camino. ¿Soy consciente de que además de la posibilidad de elegir, tengo que actuar en consecuencia para lograr un resultado satisfactorio?

El autor nos invita a diferenciar los 3 impulsos básicos que nos hacen actuar, los cuales corresponden a las órdenes, las tradiciones y los deseos. Las órdenes, en primer lugar, son aquellos motivos o razones que tenemos para hacer o llevar algo a cabo. «¿Por qué hago eso?». Para considerarlos órdenes, deben ser impuestos por un tercero. En otras ocasiones, solemos hacer las cosas sin pensar, sólo porque vemos que el resto lo hace de determinada manera, en ese caso se llaman tradiciones o costumbres. Simplemente lo hacemos de manera automática. El tercer impulso básico sucede cuando el motivo parece ser la ausencia de motivo, básicamente lo hacemos porque queremos hacerlo. Las órdenes, por ejemplo, sacan su fuerza en parte, del miedo que podemos tener a las represalias en nuestra contra si no cumplimos la orden impartida. Las costumbres, en cambio, vienen más bien de la comodidad de seguir la rutina en ciertas ocasiones y también del interés de no generar nada diferente en los otros, es decir de la presión de los demás. También en las costumbres hay algo así como una obediencia a ciertos tipos de órdenes: por ejemplo el tipo de vestimenta que tenemos que usar en ciertos eventos. Las órdenes y las costumbres se asemejan en que de alguna manera vienen impartidas por otros, en cambio los deseos nacen de uno mismo. De una necesidad intrínseca de llevar a cabo una acción.

Si bien se percibe el concepto del autor al plantear la frase “haz lo que quieras”, debemos entender las limitaciones de cumplir con nuestras necesidades intrínsecas. ¿Cuáles son estos límites? Pues bien, una persona debe saber que su libertad de acción llega hasta donde comienza la libertad de otra persona.  Si consiguiésemos lograr una ética tal que nos permitiera hacer todo lo que nos planteáramos o que sencillamente se nos ocurriese, respetando a los demás, probablemente el mundo no sería lo que es hoy. Lamentablemente, la idea de “cumplir mi deseo” sin importar qué, puede ser muy seductora, inclusive de una manera tal que termine afectando a otro ser humano. Debemos ser muy cuidadosos en este sentido. Retomando el concepto de libertad, libertad es poder decir «sí» o «no»; lo hago o no lo hago; esto me conviene y lo quiero, aquello no me conviene y por tanto no lo quiero. Libertad es decidir, pero también darse cuenta de lo que uno está decidiendo. Para esto, el autor sugiere pensar dos veces las acciones antes de llevarlas a cabo. Según Savater, “Nunca una acción es buena sólo por ser una orden, una costumbre o un capricho”. A lo largo de nuestra niñez es posible que la obediencia y el capricho dominen nuestras conductas, pero una vez que entramos en la adultez, es meritorio tomar consciencia de las actitudes que llevamos a cabo y el motivo que las suscita.

De aquí partimos para tomar conocimiento del concepto de la moral. La palabra «moral» etimológicamente tiene que ver con las costumbres, pues eso precisamente es lo que significa la voz latina mores, y también con las órdenes, ya que la mayoría de los preceptos morales suenan así como «debes hacer tal cosa» o «ni se te ocurra hacer tal otra», según el autor. Sin embargo, hay ciertas malas costumbres y órdenes, que bien podrían considerarse inmorales por muy ordenadas y acostumbradas que se nos presenten. Cabe aclarar que los términos moral y ética, por muy parecidos que suenen, tienen diferente significado. «Moral» es el conjunto de comportamientos y normas que las personas en una sociedad suelen aceptar como válidos; «ética», por otro lado, es la reflexión sobre por qué los consideramos válidos. Como vemos, son conceptos tan profundos como abstractos y es de suma importancia reconocerlos en las actividades de nuestra vida cotidiana.

Otra noción importante que introduce Savater es que no hay conceptos claros de que es ser “bueno” o que es ser “malo”. Para dar un ejemplo al respecto, Savater menciona que “Para unos, ser bueno significará ser resignado y paciente, pero otros llamarán bueno a la persona emprendedora, original, que no se acobarda a la hora de decir lo que piensa aunque pueda molestar a alguien”. Aquí me parece importante resaltar cómo el contexto sociocultural de cada persona puede afectar a la percepción de lo que es bueno o malo para una persona. La cultura y las experiencias pretéritas personales cambian totalmente nuestra realidad y percepción. La cultura se enmarca en un contexto social, la influencia de la cultura en la percepción puede derivarse de la influencia familiar no sólo de la social, es decir, lo que nos enseñaron de pequeños en nuestro entorno que era bueno y malo, cambia totalmente nuestra percepción de la realidad actual. La percepción para mi es una acto individual, personal y único. No existen dos personas en el mundo con una misma percepción de la realidad. Lo que tenemos como humanos es la capacidad de adaptarnos a nuestro entorno y tener unas percepciones de la realidad más parecidas a las personas que está en nuestro entorno social. Es por este motivo que a veces decimos que las personas son buenas “a su manera”. Así, admitimos que hay muchas formas de serlo y que la cuestión depende del ámbito o las experiencias previas vividas.

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