ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

Epistemologia Griega


Enviado por   •  20 de Junio de 2012  •  3.108 Palabras (13 Páginas)  •  482 Visitas

Página 1 de 13

Cristian Candia

EL DISCURSO LOGOCENTRICO EN LA GRECIA CLÁSICA Y SUS IMPLICANCIAS

Uno de los términos claves para entender el carácter la trascendencia de la cultura griega, es el concepto de ciudad (. El pensamiento griego se apoya constantemente en esta noción para organizar la vida y la historia de las costumbres en la sociedad. La ciudad es el lugar donde la densidad de los discursos cobra significación esencial. La polis se convierte en el basamento necesario para propiciar las variables relacionales al interior de las distintas subjetividades emergentes, así como también la condición de posibilidad de los márgenes permitidos en el accionar del ciudadano común.

En el Libro I de la POLÍTICA, se establece la realidad y génesis de la polis. Su género más próximo queda delimitado en el ámbito de la comunidad o Koinonía, la cual se constituye en vista a un fin y, por lo tanto, de un bien. A partir de esto Aristóteles emprende la tarea de clarificación de los elementos de la ciudad para comprobar el carácter natural y necesario de ellos. La comunidad más elemental que establece es la casa (), la cual toma su sentido a partir de los elementos familiares y sus relaciones de subordinación. La articulación de un conjunto de casas, que guardan relaciones homólogas en cuanto a linaje, conforman una aldea (), a su vez, la ciudad se conforma estructuralmente por varias aldeas.

De esta forma, la polis griega basa su estabilidad en dos componentes que se entrecruzan: las relaciones de subordinación y los supuestos esenciales que determinan la interacción entre el individuo y la comunidad.

Las relaciones de subordinación establecen un determinado orden que optimiza la funcionalidad operacional de la ciudad; entre los hombres, decía Aristóteles, unos han nacido para mandar y otros para obedecer, unos poseen voluntad propia y otros dependen de la voluntad ajena . Aristóteles afirma que sólo el que posee la palabra precisa de lo que debe ser mandado puede mandar. En virtud de esto, establece tres tipos de individuos que no habiendo nacidos para mandar, sólo pueden aprender a obedecer –individuos con una razón limitada a la obediencia y por ello imprecisa-; se trata de los esclavos, las mujeres y los niños.

Los esclavos por naturaleza están excluidos de toda gestión ciudadana, esta marginación de la toma de decisiones en la polis se relaciona con el sentido esencial de la ciudadanía, ligado como se ha dicho a la racionalidad. No es casual que el autor, en otro pasaje de la Política iguale al esclavo y al bárbaro. Ambos no participan de la racionalidad que fundamenta el sentido de la existencia del griego. Están fuera del orden que explica la realidad –aun cuando su presencia física a nivel operacional sea necesaria- y por tanto quedan excluidos del discurso público. Su lugar de subordinación se escenifica a partir de un dispositivo de operación fáctica, pero no hay una discusión en torno a sus potencialidades, se trabaja a partir de un esquema de exclusión natural.

En segundo lugar, las mujeres, que están en esta condición por la natural limitación de su razón: Así mismo, tratándose de la relación entre el macho y la hembra, el primero es superior y la segunda inferior por naturaleza, el primero rige, la segunda es regida.1

En tercer lugar, los niños, cuya razón tendría que desarrollarse, es decir, participan sólo parcialmente de la racionalidad que confiere ciudadanía en la polis. Su ser no reposa en sí mismo, sino en su familia o en su desarrollo futuro. Su potencialidad interior no los salva de quedar excluidos de toda participación ciudadana y tampoco los sitúa como la anticipación de un proyecto de sociedad, simplemente por no tener las condiciones racionales suficientes para formar parte de la racionalidad imperante son excluidos de todo discurso.

De esta forma, las relaciones de subordinación elaboran el supuesto sobre el cual se establece el espacio de la vida pública y privada en ámbitos tan disímiles como pueden ser las matrices comerciales, el debate político, la asignación de tareas, el entramado jurídico y cuestiones del área teórica como la dialéctica filosófica.

Sin embargo, si las relaciones de subordinación constituyen el presupuesto base a nivel operacional, estas mismas son determinadas de manera no operacional a través de un orden conceptual que responde a una concepción profunda en la cultura griega, a saber, que el hombre se corresponde en forma natural con la ciudad, es ha partir esta relación esencial que el griego no sólo configura sus lazos de sujeción social, sino que anteriormente, se constituye como hombre:

De todo esto resulta, pues, manifiesto que la ciudad es una de las cosas naturales, y que el hombre es por naturaleza un animal social, y que el insocial por naturaleza y no por azar o es mal hombre o más que hombre .

De manera que las relaciones operacionales de los ciudadanos se ven legitimadas al interior de una comunidad racional que funciona de manera omnisciente. Por esto, no es de extrañar que Aristóteles anteponga como condición de posibilidad a la polis, aun sobre el ejercicio concreto de la ciudadanía:

Es evidente, pues, que la ciudad es por naturaleza anterior al individuo, porque si el individuo separado no se basta a sí mismo será semejante a las demás partes en relación con el todo, y el que no puede vivir en sociedad, o no necesita nada por su propia suficiencia, no es miembro de la ciudad, sino una bestia o un dios .

Ahora bien, si la polis funciona como una totalidad de sentido capaz de articularse en expresiones funcionales, no es en virtud de una determinación que logre estructurar sentido a partir de determinados códigos o reglamentaciones que funcionan como supuestos ad-hoc para regular la convivencia, más bien, es la propia convivencia comunitaria la que ha establecido a través de un proceso de maduración política, un determinado orden que interactúa como racionalidad referencial del quehacer intersubjetivo de la polis, es lo que propiamente llamaremos logos.

Al afirmar que la ciudad es una de las cosas naturales y que el hombre es por naturaleza un animal social, Aristóteles establece un concepto mediatizador que facilita la correspondencia entre el hombre y el mundo: el logos.

La primera constatación que permite fundar el sentido de la teoría aristotélica es la afirmación de que el hombre es el único animal que tiene palabra (, los demás animales tienen sólo voz (), diferenciación que demarca

...

Descargar como (para miembros actualizados)  txt (18.9 Kb)  
Leer 12 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com