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Etica Social Y Etica Civica


Enviado por   •  31 de Julio de 2014  •  6.176 Palabras (25 Páginas)  •  249 Visitas

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ETICA SOCIAL Y ETICA CIVICA

1. ETICA SOCIAL

1.1 El Hombre es un ser social

Dios creo al hombre en familia, es decir como un ser social, dotado de las facultades para comunicarse y relacionarse conscientemente entre sí y con las demás especies de seres vivos que habitan la tierra, esto se fundamenta en las siguientes bases bíblicas:

“Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra” Génesis 1:28.

“Jehová Dios formó, pues, de la tierra toda bestia del campo, y toda ave de los cielos, y las trajo a Adán para que viese cómo las había de llamar; y todo lo que Adán llamó a los animales vivientes, ese es su nombre.20 Y puso Adán nombre a toda bestia y ave de los cielos y a todo ganado del campo; mas para Adán no se halló ayuda idónea para él.21 Entonces Jehová Dios hizo caer sueño profundo sobre Adán, y mientras éste dormía, tomó una de sus costillas, y cerró la carne en su lugar.22 Y de la costilla que Jehová Dios tomó del hombre, hizo una mujer, y la trajo al hombre.23 Dijo entonces Adán: Esto es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne; ésta será llamada Varona, porque del varón fue tomada” Génesis 2:19-22.

Por lo tanto se considera al hombre no como individuo, sino como ser social que debe cooperar al servicio del ser común y para ello necesita de la justicia. En materia de moral y derecho se distinguen tres clases de justicia:

 Justicia conmutativa: es la que regula las transacciones y los derechos sobre los bienes personales de hombre a hombre, exigiendo una igualdad aritmética o cuantitativa.

 Justicia distributiva: afecta a los gobernantes, quienes deben distribuir las cargas y los beneficios equitativamente entre los ciudadanos. La justicia legal afecta a los ciudadanos en sus deberes respecto al Estado.

 Justicia social: que afecta específicamente a las relaciones sociales de individuos, empresas, comunidades, en los aspectos laborales, salariales, etc.

1.2 Trabajo y propiedad

El trabajo tiene su origen junto con el hombre, pues al hombre que Dios creo, le encargó dos cometidos: el primero fue multiplicarse y el segundo sojuzgar la tierra y señorearla, es decir para que la trabajara, la cuidara y comiera de ella como lo explica la Biblia en Génesis 2:15-17 “Tomó, pues, Jehová Dios al hombre, y lo puso en el huerto de Edén, para que lo labrara y lo guardase.16 Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer; 17 más del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás”.

El hombre desobedeció parte de este segundo mandato y a causa de ello la tierra quedó maldita, por lo que pudo seguir trabajándola y comiendo de ella con sudor y fatiga “ Y al hombre dijo: Por cuanto obedeciste a la voz de tu mujer, y comiste del árbol de que te mandé diciendo: No comerás de él; maldita será la tierra por tu causa; con dolor comerás de ella todos los días de tu vida.18 Espinos y cardos te producirá, y comerás plantas del campo.19 Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás” Génesis 3:17-19.

A pesar de este acto de desobediencia el trabajo sigue teniendo las tres características con que fue instituido por Dios desde el principio:

1. Producir algo útil.

2. Desarrollar la propia personalidad, porque el trabajo ejercita la capacidad creativa y artística del hombre

3. Cooperar al bien común, elevando el nivel de producción de bienes dentro de la sociedad.

De estas características se derivan dos principios fundamentales para tener un criterio correcto de la ética social:

a) La dignidad del trabajo: no hay ningún trabajo degradante para el hombre, con tal que sea honesto y útil. “La mano negligente empobrece;

Mas la mano de los diligentes enriquece” Proverbios 10:4.

b) La legitimidad de cierta propiedad privada, puesto que el producto del trabajo del hombre es como una prolongación de su propia personalidad.

Aunque Dios es el dueño de todo lo que existe, le da la potestad al hombre de poseer bienes para suplir sus necesidades y la de sus semejantes a través del trabajo.

1.3 Los sistemas económicos a la luz de la ética cristiana

Las fuentes que intervienen en la producción de riquezas y por ende en un sistema económico son:

No cabe duda de que la fuente primordial es el trabajo, entendiéndolo no sólo como producción, sino también como ocupación de algo que todavía no tiene dueño. Los límites de las tierras como propiedad privada ya se consideraban sagradas en el Antiguo Testamento “Los príncipes de Judá fueron como los que traspasan los linderos; derramaré sobre ellos como agua mi ira” Oseas 5:10. A la luz de estas consideraciones, ya podemos examinar con mejor conocimiento de causa los principales sistemas económicos:

1.3.1 Sistema Capitalista

El capitalismo propugna la libertad completa (la cualificación ética subjetiva varía según la conciencia de los individuos y las leyes de los Estados) en la adquisición de la riqueza y el empleo del capital según las leyes de la oferta y la demanda. Ha podido producir altos niveles de vida al servicio del confort y del lujo de muchas personas, pero ha favorecido la desigualdad social, el materialismo y la avaricia. Sus contribuciones están teñidas de paternalismo. Su argumento es que la desigualdad básica de los hombres en cuanto a su capacidad y afán por el trabajo no puede menos de producir la desigualdad económica, ya que vemos que, de dos hermanos que heredan la misma fortuna, uno puede hacerse millonario con su talento y su esfuerzo, mientras que el otro se hunde en la miseria por su incapacidad, su prodigalidad y su holgazanería. Esto es sólo una verdad parcial, puesto que la necesidad de vivir una vida digna va por delante de la desigualdad de capacidad; y, por otra parte, muchos individuos que tienen capacidad y ganas de trabajar no pueden abrirse paso fácilmente en la carrera competitiva que impone el sistema capitalista.

1.3.2

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