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Filosofia Del Arte


Enviado por   •  2 de Octubre de 2014  •  2.762 Palabras (12 Páginas)  •  306 Visitas

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“El desarrollo de la estética como disciplina en la modernidad”

I.- Introducción

El presente informe tiene por objetivo dar cuenta del desarrollo de la estética a través del tiempo, y como ésta se consolida como disciplina autónoma de estudio en la modernidad.

Será de gran relevancia comparar la concepción de arte que se tenía en la antigua Grecia con Platón y Aristóteles, para llevarlo a cabo (saltando la edad media) en la modernidad.

Respuestas a preguntas como ¿Qué factores influyeron al cambio de percepción en la relación dual sujeto-objeto?, ¿Qué hace que la experiencia estética sea autónoma?, ¿Cómo podemos establecer una comunicabilidad de un juicio estético?, serán las que intentaremos dilucidar por medio de autores como M. Cabot, D. Hume, E. Burke y E. Kant.

II.- Giro subjetivo al modo de pensar el arte en el S.XVIII

Para entender lo que queremos decir con giro subjetivo en el modo de pensar el arte, debemos hacer mención a cómo se comprendía el arte en la antigüedad, y cómo era la relación sujeto-objeto.

Tanto para Platón como Aristóteles, el arte recaía en su condición de imitación (mímesis), la cual para el primer autor, las obras, eran una falsa representación de las ideas. Y para el segundo, las acciones miméticas más perfectas (tragedias) tenían una estructura determinada, y con ello producían sentidos (temor y compasión en forma de catarsis para purificar el alma).

De este modo, vemos que el foco de atención en el arte, se encuentra en el objeto. Aristóteles argumentará en La Poética, que si seguimos una serie de patrones establecidos para la tragedia, podremos tener una obra artística perfecta. El sujeto pasará a un segundo plano como mero espectador, que se le genera una reacción, pero a partir de lo perfecta que haya sido la obra.

Con la llegada de Descartes y el racionalismo cartesiano en el S.XVII, las cosas empiezan a tomar otro rumbo.

Si bien nunca escribió sobre estética, las bases de sus postulados, causaron una reacción que desencadenaría en el estudio de la estética.

En el afán de racionalizar la concepción de mundo, todo lo externo a él, no podemos servirnos de las sensaciones para comprender las esencias de éste, ya que las cualidades sensibles no responden a las cosas en sí mismas, sino que son el modo de reaccionar del sujeto que las siente.

Llevando estos postulados a la estética, podemos decir que habrá “dos dimensiones, basándose en la unión: belleza-verdad, por una parte, y en la reducción del arte al dominio de la apariencia y de la ilusión”1. Entonces, belleza será sinónimo de verdad, y arte será sinónimo de falsedad. Descartes verá esto, por ejemplo, en las matemáticas, en donde el único criterio de la verdad, es la verdad misma (cosa que lo deleita).

En la relación sujeto-objeto, el foco del arte sigue estando en el objeto, pues, “la belleza, como tal, y no como este o aquel objeto bello, es una de las cualidades esenciales del Ser, que se mantiene pura e inmutable, alejada de la aparente vida cambiante e inestable de los objetos captables por los sentidos. (…) La belleza sensible (arte), por contra, carece de auténtica realidad, su estado es inestable y corruptible, ajeno a la verdad y al conocimiento”2. Vemos que belleza y arte, transitan por caminos distintos.

El S.XVIII será para Cabot, la frontera entre la estética antigua y la moderna, debido a que la corriente empirista, vendrá a criticar al racionalismo, específicamente al rol de los sentidos, y se considerará “la obra como producto creado por un individuo especial, la belleza como una característica sensible y aprehensible primeramente por los sentidos”3. Ahora la belleza y arte, transitarán por el mismo camino, y es aquí, donde se produce el giro subjetivo, en cuanto la relación sujeto-objeto, pasa de tener su foco ya no en el objeto, sino en el sujeto. Es en él donde se producirá el efecto de belleza, producido por una experiencia sensible. Ya no una belleza como creación, sino como resultado o consecuencia.

Habrá un tránsito de ‘idea de belleza’ a ‘sentimiento de belleza’, en el sentido que ya no se preguntará por ¿Qué es lo bello?, sino que se preguntará por ¿Qué es lo que hace que este objeto sea bello?

Esto se materializará con la democratización de la recepción de las obras de arte, en los Salones. Francia abre este nuevo espacio social, para que las masas gocen contemplando y valorando las obras de arte. De este modo, “la nueva “crítica de arte” difunde las tendencias y los gustos, excita el juicio y promueve la crítica”4. Ejemplo de aquello es el Salón Carré del Louvre, Francia.

“Se trata de hacer un Museo en las galerías del Louvre; se decreta, y como Ministro del Interior, soy su ordenador y vigilante (…) Este museo ha de ser el desarrollo de las grandes riquezas que posee la nación en cuanto a dibujos, pinturas, esculturas y otros monumentos del arte. Tal como lo concibo, debe atraer a los extranjeros y fijar su atención, debe nutrir el gusto por las bellas artes y servir de escuela a los artistas; debe estar abierto a todo el mundo (…) Este monumento será nacional y no habrá un solo individuo que no tenga el derecho de gozar de él”5

Siguiendo la línea empirista, vemos que el término ‘estética’, entendido como disciplina filosófica, fue utilizada por primera vez por A. Baumgarten, quien la aplica en una teoría del conocimiento sensible en general y de su forma específica: El gusto. A raíz de esto, Hume profundizará sobre este término.

David Hume dará el punto de partida en este giro subjetivo, al plantear que el sentimiento de belleza, ya no radica en el objeto, sino en el sujeto. Nos dirá que “La belleza no es una cualidad de las cosas mismas, existe solo en la mente que las contempla, y cada mente percibe una belleza distinta”6.

Vemos aquí que la belleza tiene el carácter de individual y subjetiva, nos dirá que hay “sentimientos similares en todos los hombres”7.

El fundamento empirista será el mismo que el de las ciencias prácticas: La experiencia. Serán observaciones generales respecto de lo que universalmente se ha visto que complace a los hombres de diferentes países y épocas.

Hará críticas al racionalismo, estableciendo que la belleza no siempre será sinónimo de verdad. Prueba de esto, es que “la poesía, en muchos casos, se funda en la falsedad y en la ficción, en hipérboles, metáforas. Contener el ímpetu

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