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Filosofia Escolastica


Enviado por   •  13 de Febrero de 2014  •  3.539 Palabras (15 Páginas)  •  252 Visitas

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1. Introducción

La filosofía escolástica alcanzó su culminación con la obra del pensador más importante de toda la edad media: santo Tomás de Aquino. Por primera vez la razón parecía librarse de su servicio al dogma cristiano y alcanzaba de forma neutral el problema del ser, el universo o el conocimiento humano.

El pensamiento de St. Tomás partía de la superioridad de las verdades de la fe sobre el raciocinio. Sin embargo, ello no le impidió presentar a la filosofía como un modo de conocimiento plenamente autónomo capaz de , por un lado concordar armónicamente con la teología, y, por el otro, de tratar de formar independiente los más diversos aspectos de la realidad.

Vías para la demostración de la existencia de Dios según Santo Tomás

Ex Motu La movibilidad de todo lo existente exige un primer motor móvil.

Ex Causa La sucesión de las causas en el tiempo implica una causa primera e incausada.

Ex Contingentia La naturaleza contingente de todos los seres comporta un creador necesario por sí.

Ex Gradu La existencia de categorías adjetivas tales como lo bueno, lo bello, lo justo, etc., implican un criterio supremo de realización ideal de las mismas.

Ex Fine El ordenamiento de los fenómenos naturales requiere la existencia de una mente ordenadora.

A partir del S. XIV, una profunda crisis social empezó a socavar el orden social y político anterior Durante un largo período –mas o menos hasta el s. XIX- la tradición filosófica de la escolástica aparece como soterrada y recluida en medios eclesiásticos aparentemente de escasa influencia sobre lo que podría llamarse la filosofía vigente.

A principios de nuestro siglo esta situación cambia radicalmente de signo. La Escolástica católica -bajo los nombres de Neotomismo o de Neoescolástica- sale de su confinamiento para convertirse, si no en la filosofía dominante de antaño, sí en una de las escuelas más importantes y prestigiosas de la época. Su rigor, profundidad y enriquecimiento multisecular la constituyen en uno de los cauces más fecundos del pensamiento filosófico contemporáneo.

Pueden reconocerse como origen de este resurgimiento de la filosofía católica en nuestro siglo dos factores principales: es el primero la encíclica de León XIII Aeterni Patris (1879), que recomienda el Tomismo y el cultivo de la filosofía y la teología según el ejemplo del doctor Angélico frente a los fideísmos entonces dominantes y frente a las corrientes del llamado «modernismo». El fideísmo (Gioberti, Rosmini, Gratry) propendía a negar a la razón todo poder de acceso al absoluto -particularmente al orden religioso- para otorgarlo sólo a la fe. Del modernismo se hará después una más extensa referencia.

La contundente recomendación del Papa León XIII no supuso, naturalmente, una polarización de la filosofía católica hacia el Tomismo, ni mucho menos una afirmación de la veracidad o necesidad de esta filosofía -lo que hubiera sido ajeno por completo al magisterio eclesiástico-, sino un estímulo a los pensadores católicos para enfrentarse según el espíritu tomista con los grandes temas de la teología y la filosofía.

El segundo de esos factores para la renovación de la escolástica católica fue la necesidad universalmente sentida de rigor filosófico ante el marasmo de sistemas criticistas e idealistas de la época, tan faltos de vigor como de arraigo en una tradición fecunda de pensamiento.

La tradición escolástica, al salir así de su enclaustramiento, se revela, ante todo, como fuente de inspiración de movimientos renovadores del pensar filosófico -especialmente de la metafísica- que van a sacarlo de la postración y del escepticismo positivista en que se veía sumido. Francisco Brentano, por ejemplo -pensador formado en el aristotelismo escolástico-, exhuma la olvidada doctrina aristotélica de la intencionalidad (o carácter referencial a una realidad exterior) de los fenómenos psíquicos, teoría que opuso al idealismo dominante en la época y que contribuyó en gran medida a restaurar el cultivo de la metafísica. De él derivan muy directamente la fenomenología de Husserl y aspectos del pensamiento de Heidegger. Max Scheler, por su parte -fuertemente influido por preocupaciones religiosas y filosóficas católicas-, es promotor de laaxiología o teoría de los valores, esencialmente hostil al positivismo antimetafísico del siglo XIX. Lo mismo podría decirse del pensamiento -tan sugestivo en su día- de Bergson, y de corrientes religiosas del existencialismo (Gabriel Marcel, especialmente), fuertemente influidos por la renacida filosofía católica. Se trata en los casos citados de autores originaria o tendencialmente católicos que, sobre el elenco temático de la filosofía tradicional, realizan renovaciones diversas del pensamiento moderno, parciales y a menudo encontradas, pero que contribuyen a sacarlo del impaso positivista o antimetafísico.

Este amplio movimiento neoescolástico -al igual que la escolástica de todas las épocas- ha contenido dentro de sí diversidad de corrientes o escuelas filosófico-teológicas. Por más que el movimiento principal y determinante de este renacer fue el Tomismo, de raíz aristotélica, todas las otras escuelas de la antigua escolástica tienen aquí su papel y representación. Cabe así señalar un agustinismo de tendencia incuicionista y aún pragmatista (Hessen, Peter Wust, etc.); un escotismo que cultivan principalmente los franciscanos; el suarecianismo (Descoqs) y el molinismo; un tomismo conciliador con corrientes modernas (Marechal, Geyser, Mandonnet), y, en fin, el que podríamos llamar tomismo estricto. En éste deben destacarse en una primera generación los nombres de Mercier, Gardiel y Gredt, y en la generación que ahora concluye los de Garrigou Lagrange, Maritain, Sertillanges, Gilson (franceses); Marcel de Corte (belga); Hellín, Ramírez (españoles); Manser, Mausbach, Grabmann (alemanes), entre otros muchos. Cabe, por último, mencionar autores independientes como Amor Ruibal (sistema correlacionista).

Todas estas corrientes, dentro siempre de la ortodoxia católica, se complementan entre sí en la diversidad de sus temas preferentes y en sus tendencias, rivalizan en casos, pero forman entre todas un importantísimo elenco filosófico, valioso en sí y valioso en su influencia sobre el pensamiento contemporáneo, al que ha deparado rigor conceptual y liberado de los prejuicios positivistas e idealistas.

2. El Neotomismo

Es una corriente filosófica que busca reivindicar el pensamiento de santo Tomás de Aquino; tiene como objetivo el resolver problemas

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