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Filosofia Renacentista


Enviado por   •  15 de Mayo de 2014  •  3.312 Palabras (14 Páginas)  •  273 Visitas

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FILOSOFIA RENACENTISTA

La filosofía renacentista es la filosofía que se desarrolló en Europa desde el siglo XIV hasta el siglo XVI y que marcó el paso de la filosofía medieval a la filosofía moderna.

En primer lugar se caracteriza por ser un humanismo, que se centra en la filosofía medieval, que siempre tuvo a Dios en el centro, pues su principal objetivo era justificar la existencia de Dios. En el Renacimiento, Dios y el cristianismo dejaron de ser el punto central del pensamiento para dar paso al hombre como punto central. Un ejemplo puede ser el dibujo del Hombre de Vitruvio de Leonardo da Vinci, en el cual muestra la precisión del hombre como medida de todas las cosas.

A diferencia de lo que había ocurrido con la filosofía griega, que había centrado su reflexión en torno a la determinación del objeto, la filosofia medieval centrará su interés en Dios. La filosofía helenista había dado una orientación práctica al saber, dirigiéndolo hacia la felicidad del hombre. Es el caso del estoicismo y del epicureísmo, que habían colocado a la ética en el vértice del saber. A lo largo de los primeros siglos de nuestra era, la progresiva expansión del cristianismo y otras religiones mistéricas irá provocando la aparición de otros modelos de felicidad o "salvación individual", que competirán con los modelos filosóficos. Frente a la inicial hostilidad hacia la filosofía manifestada por algunos de los primeros padres apologistas cristianos, sus continuadores encontrarán en la filosofia, especialmente a partir del desarrollo del neoplatonismo de Plotino, un instrumento útil, no sólo para combatir otras religiones o sistemas filosóficos, sino también para comprender, o intentar comprender, los misterios revelados. Surge de ahí una asociación entre filosofía y cristianismo o, más en general, entre filosofía y religión, que pondrá las bases de la futura filosofía medieval, entre los cristianos, los musulmanes y los judíos. El tema fundamental de reflexión pasará a ser la divinidad, quedando subordinada la comprensión e interpretación del mundo, del hombre, de la sociedad, etc. Al conocimiento que se pueda obtener de lo divino. La fe, que suministra las creencias a las que no se puede renunciar, tratará de entrar en diálogo con la razón. La inicial sumisión de la razón exigida por la fe, dejará paso a una mayor autonomía propugnada, entre otros, por Santo Tomás de Aquino, que conducirá, tras la crisis de la Escolástica, a la reclamación de la independencia de la razón con la que se iniciará la filosofía moderna.

EL HUMANISMO

El humanismo supone una nueva concepción del ser humano como ser natural que vive en la Naturaleza como en su verdadero hogar. El ser humano es el centro y síntesis del Universo, por encima del cual sólo está Dios. Se destaca su individualidad y peculiaridad, así como su voluntad, libertad y poder de construir su propio destino.

• Orígenes del humanismo:

El humanismo nació en Italia en el siglo XIV y los que le dieron vida fueron dos florentinos, ambos escritores, Petrarca y Boccaccio, que por esta razón se constituyeron en los precursores del Renacimiento. Ambos se dedicaron con entusiasmo al estudio de las obras de la antigüedad clásica. Obras olvidadas y desconocidas de esa época las dieron a conocer y resucitaron gran parte del pasado de la literatura grecorromana; pero esta pasión por lo antiguo no sólo se limitó a lo literario, sino que también abarcó a las artes plásticas, y a la forma de vida humana, en general.

Francisco Petrarca fue calificado como el padre del humanismo por el impulso que dio al redescubrimiento de las letras clásicas y fue, a la vez, un filólogo (estudioso de los idiomas y obras literarias, especialmente en su parte gramatical), que inició la búsqueda de los manuscritos clásicos descubriendo, entre otras cosas, las cartas de Cicerón, que hasta esa fecha eran desconocidas. También estudió las obras de Horacio y de Virgilio y escribió en un latín perfecto numerosos poemas y epístolas, en los que ensalzó a los literatos de la antigüedad.

Tanto los papas como los principales monarcas de la época admiraron la labor cultural de este hombre, por lo que el Senado de la República de Venecia lo nombró Ciudadano de Honor y tanto la ciudad de Roma como la Universidad de París lo premiaron con el estímulo máximo de ese entonces, la corona de laurel.

Juan Boccaccio, fue contemporáneo de Petrarca y también escribió numerosas obras en latín, idioma que dominaba a la perfección, pero no pudo incursionar en las obras de la antigüedad griega por desconocer el idioma heleno. Su obra más famosa es el Decamerón, colección de cien cuentos, en los que relata los vicios e inmoralidad de esa época. Esta obra se caracteriza por su estilo, que es la prosa clásica.

• Influencia griega:

En el siglo XV, el humanismo adquiere real relevancia con la caída de Constantinopla, el último baluarte imperial. Luego del ataque de los turcos y la consiguiente destrucción del imperio bizantino, los eruditos helénicos abandonaron Constantinopla y buscaron refugio en las tierras occidentales, especialmente en Italia, país con el que habían mantenido cordiales relaciones durante toda la Edad Media. En este lugar dieron a conocer textos helénicos desconocidos hasta entonces y enseñaron el idioma griego, ignorado por completo en occidente.

Este paso es considerado como esencial en el desarrollo y penetración de la cultura bizantina en Italia. Se crearon escuelas de estudios griegos y una de la más importantes fue la de Miguel Crisoloras, quien junto con enseñar el idioma explicó diversas obras clásicas, poniendo especial énfasis en Homero. También sobresalió Basilio, dirigente de la Iglesia Ortodoxa, y que luego de radicarse en Roma abrazó la religión católica. Trajo desde Constantinopla más de 800 códices (manuscritos antiguos) griegos y latinos, que contenían obras de Tácito, de Sófocles y de Tito Livio. Todos querían leer estos textos y tener acceso al saber. Y exactamente en este mismo período, con la invención de la imprenta, se logra la difusión masiva de la cultura, con textos a bajo costo.

Maquiavelo:

Dentro de los grandes escritores del Renacimiento italiano, hay uno en especial que es imposible dejar de mencionar por la trascendencia de su obra. Es Nicolás Maquiavelo quien desempeñó importantes cargos en su ciudad natal de Florencia, siendo enviado a la vez en misiones diplomáticas a Francia, ante el Papa y el Emperador. Cuando se retiró de la vida activa escribió sus grandes obras. La más

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