Filosofia
luiscarlosordo10 de Septiembre de 2014
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Arquitectura corporal: pasiones
deportivas e identificaciones estéticas
CARMEN MARINA BARRETO VARGAS
Universidad de La Laguna. Tenerife
RESUMEN
En nuestras sociedades actuales, los discursos predominantes sobre la salud, el cuerpo
y la estética se vuelven hacia el deporte como un estilo de vida y como una vía de
construcción del cuerpo; un cuerpo que debe, cada vez más, situarse dentro de unos
estándares de belleza y, en cuya lectura, la clave de género tiene un papel ciertamente
importante. El presente artículo analiza algunas de estas claves en la relación entre la
construcción social del cuerpo y la práctica físico-deportiva en tanto que medio para
hacerla posible.
Palabras clave: Construcción del cuerpo, Deporte, Actividad físico-deportiva, Estética.
SUMMARY
In present-day societies, prevailing discourses on health, body and aesthetics regard
the practice of sports as both a lifestyle and a way to constructing the body —a body
increasingly constrained within certain standards of beauty in which the gender factor
plays a clearly important role. The author analyzes this and other factors in the relationship
between the body as a social construct and the sporting physical activity as a
means that makes it possible.
Key Words: Construction of the Body, Sports, Sporting Physical Activity, Aesthetics.
CUERPOS (ES)CULTURALES
En la sociedad contemporánea, dominada por la imagen, poseer un
cuerpo joven, sano, bello y fuerte, o parecerlo, se ha convertido en una
prioridad. En los discursos sobre la salud, la estética, el ejercicio físico y la
imagen, además de vincular al cuerpo con el deporte, se promueven determinadas
prácticas físico-deportivas y cuidados corporales que definen, en
gran medida, el cuerpo posmoderno. Un cuerpo que obliga, más a las
Revista de Dialectología y Tradiciones Populares,
2006, julio-diciembre, vol. LXI, n.o 2,
págs. 59-77, ISSN: 0034-7981
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mujeres que a los hombres, a grandes sacrificios conducentes a permanecer
durante mucho tiempo joven. Esta juventud, dentro de la sociedad de
consumo, se alcanza en los gimnasios, las farmacias, los laboratorios y las
salas quirúrgicas. Estos modernos templos y talleres de belleza son espacios
de socialización al igual que, como interpreta Le Goff (1985), lo fueron
en la Antigüedad el teatro, el circo, el estadio o las termas.
Los grandes aliados de la exaltación de la belleza corporal son los medios
de comunicación. El cuerpo de la belleza publicitaria posmoderna es
el cuerpo de top-model, esbelto, cool, light, perfectamente modelado por la
dieta, el culturismo, el aeróbic, la cirugía estética y la tecnología. Es un
cuerpo diseñado para consumir y mostrar placer y deseo y, en este sentido,
es sacralizado.
La delgadez, antes del siglo XX, no era un indicador de belleza, salud y
éxito social. Al contrario, la gordura era deseable, saludable y atractiva.
Incluso la madurez y la vejez eran respetables y se asumían como fases
naturales del ciclo vital. El cuerpo gordo era un cuerpo económico, de acumulación,
de posesión. En las últimas décadas se rinde culto al cuerpo que
se rige por la energía frenética del parecer y del no deshacerse, del no
descomponerse, del no morir. Es un cuerpo construido por las prótesis, la
cosmética, la cirugía y el ejercicio físico. Estos son los ingredientes de una
receta corporal que evita mirar la muerte, el deterioro y las huellas del
exceso en la flacidez de la carne y en las arrugas de la piel. En este sentido,
son diversos los autores que hablan de una cultura del narcisismo como
ideología del cuerpo (Braudrillard 1974; Sennett 1978; Le Breton 1995;
Lipovetsky 1986; Lasch 1999; Rifkin 2000). Este narcisismo explicaría una
nueva etapa histórica del individualismo occidental y contextualizaría las
relaciones entre los sujetos y sus cuerpos, en un tiempo histórico caracterizado
por unas nuevas mitologías: el culto a la imagen corporal, la exaltación
de los ideales de belleza, juventud, riqueza y fama. Se intenta buscar
de manera inmediata sensaciones insólitas, experiencias individualizadas,
hiperreales y fugaces.
El gusto por enfrentarse a los deportes de riesgo, a las pruebas de
maratón, el esquí nórdico, el jogging diario o las horas semanales de gimnasio,
forma parte de prácticas y discursos que se realizan bajo el control
difuso de una gran gama de valores, al mismo tiempo común y diferencialmente
compartidos por los grupos sociales, ya que lejos de aliviar a los
sujetos en una comunidad solidaria con un mismo destino, que comparte
un sistema de sentidos y de valores fuertes, los yuxtapone por medio de
un consumo común de signos y valores, pero en tanto que sujeto privado
(Le Breton 1995: 164-165). Ser identificados por inconfundibles, o recibir
un trato individualizado, se ha convertido en un recurso de seducción, que
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se explota comercialmente, y se aplica a sensaciones complacientes que
refuerzan nuestra identidad. Reclamar los servicios del coach para que nos
diseñe personalmente ejercicios de relajación, que nos permitan un mejor
desarrollo personal e instrucciones singularizadas, que nos ayuden a mantener
una buena forma física, se está convirtiendo en una práctica habitual.
El narcisismo actual, según Braudrillard, ha pasado de jugar un papel
referencial de soberanía a ser una herramienta de control social que se
muestra como libre y no manipulado, y que es elegido haciendo coincidir
las elecciones de los sujetos hacia las prácticas, objetos y discursos idénticos.
Cada sujeto cree actuar en libertad cuando, en realidad, se pliega a
las conminaciones de un campo social cuyo impacto sobre sí mismo desconoce.
Este narcisismo se diferencia del tradicional en que la ley que rige
su funcionamiento es la ley del valor. Es un narcisismo dirigido que exalta
la belleza como valor y como intercambio de signos (Braudrillard 1974).
De esta manera, el cuerpo aparece dentro del consumo narcisista de
signos, donde se busca ante todo la singularidad. A través del ejercicio físico
no sólo se pretende estar sano y en forma, sino también tener buena
apariencia, ya que ésta es un signo que habla de su propietario y puede
ayudarlo a obtener un mayor prestigio. Featherstone distingue, en sus artículos
sobre el cuerpo y el ejercicio físico, dos tipos de exigencias con respecto
al cuerpo; por un lado, que el cuerpo interior funcione bien, que esté
sano y en forma, y que la apariencia sea cuidada (1990, 1991, 2000). Esto
significa que el cuerpo necesita estar vigilado y controlado continuamente
y, por esta misma razón, se convierte en un espectáculo para sí mismo. En
los gimnasios o en los vestuarios de boxeadores el uso de los espejos nos
ayuda a visualizar esta idea. Los espejos de cuerpo entero en las paredes
de estos espacios deportivos permiten a los sujetos observar fascinados el
proceso de mantenimiento, la reconstrucción de su imagen corporal o ensayar
la colocación postural. Los espejos nos muestran siempre lo que se
sitúa dentro de su demarcación espacial, en el momento mismo en que el
cuerpo reflejado entra en ese territorio. Para el que mira, la imagen de su
cuerpo ante el espejo puede ser motivo de autoestima o también de insatisfacción.
Si se considera que se ha conseguido un sometimiento corporal
que permite el acercamiento a un icono mediático, la satisfacción predominará;
pero si esa misma presión constante de imágenes icónicas provoca
un ajuste imperfecto, con frecuencia mal interpretado por la mirada que
observa, aparecerá la insatisfacción (body dysmorphic disorder). El narcisismo
del deportista provoca su propio autorretrato, tal y como hiciera un
artista modela su propio cuerpo con un dominio absoluto de la instantaneidad,
de la inmediatez del consumo corporal.
La capacidad del sistema de la moda y de su mercado para asimilar este
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narcisismo se pone de manifiesto en la tendencia a fabricar artículos y cuerpos
customizados o tuneados. Las réplicas de objetos estéticos y deportivos
producidos en serie son infravaloradas porque lo que se pretende es
la diferenciación individual. Queremos comprar objetos singulares o exclusivos
y por esta razón solicitamos la customización de raquetas de tenis a
la empresa Tennis Warehouse, o zapatillas deportivas a Reebok, Adidas o
Nike, que numeran sus pares y son capaces de aceptar pedidos con indicaciones
y preferencias personales sobre color, diseño, estructura y materiales.
En muchas ocasiones también se opta por
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