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Filosofia


Enviado por   •  13 de Junio de 2015  •  2.742 Palabras (11 Páginas)  •  197 Visitas

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INTRODUCCION

La filosofía latinoamericana es asumida como una perspectiva y como una alternativa. Ambas, perspectiva y alternativa, parten de una situación concreta, de una realidad histórica: América Latina. De ella toman sus elementos esenciales y asumen, desde esa situación, los problemas universales del hombre y de la sociedad. Hablar de una filosofía latinoamericana no significa hablar de una filosofía para América Latina o para los latinoamericanos; significa más bien la posibilidad de una visión crítica y universal, una alternativa dentro de una situación histórica.

No importaría que se hable o no de una filosofía latinoamericana, siempre y cuando quede claro que ante la crisis de Occidente (la deshumanización es una crisis profunda) nuevos valores deberán ser sustentados por una nueva filosofía que está surgiendo de un proceso histórico. Por ello, vista desde esta óptica, la filosofía latinoamericana no pretende provincial izar los temas de la reflexión filosófica, sino indicar una perspectiva desde una situación espacio-temporal que se abre al mundo.

Este trabajo trata de considerar una doble posibilidad: de una parte la posibilidad para América Latina de ser vista desde la óptica de la filosofía; de la otra, la posibilidad para la filosofía de encontrar en América Latina parte de un proceso creador de un nuevo ser y de nuevos valores.

La posibilidad filosófica debe ser más rica que el sólo racionalismo o que el intuicionismo irracionalista: debe ser como en Dilthey, vida, o como en Marx, praxis; parte de nuestra vida y de nuestra praxis formuladas teóricamente, convertidas en ontología, en axiología y en humanismo concreto. La filosofía latinoamericana ha de ser filosofía de la liberación. "La filosofía de la liberación ha de ser filosofía que salve al hombre, o a cualquier hombre, de la enajenación impuesta o autoimpuesta.

DESARROLLO

Arturo Andrés Roig “teoría y critica del pensamiento latinoamericano”

Acerca de la significación del “nosotros”

Dijimos que los textos de Hegel se plantea el problema del comienzo de la filosofía y su historia, en su pensamiento un sujeto plural, un “nosotros”, por lo mismo que , según el nos lo dice, “la filosofía exige un pueblo”

Ahora bien ¿Qué significamos o queremos significar cuando decimos “nosotros” , cuando hablamos de nosotros a propósito de una filosofía latinoamericana, queremos decir simplemente “nosotros los latinoamericanos”

La particular naturaleza del “nosotros” nos obliga a una identificación, en este caso en relación con una realidad histórico-cultural que nos excede la que consideremos con una cierta identidad consigo misma, ya que de otro modo no podría funcionar como principio de identificación.

Deberemos decir que “América latina” puede ser mostrada o posteriori como una, a partir de ciertos caracteres que según un determinado consenso constituyen su “realidad”, pero que también la postulamos como una priori. Esto se debe a que se trata, como hemos dicho, de un ente histórico-cultural en el que tanto peso tiene el “ser” como el “debe ser”.

Ahora bien, América Latina se nos presenta como una, en el doble sentido de sus categorías de “ser” y “debe ser”, pero también es diversa. La sola afirmación de un “nosotros” que implica postular una unidad, es hecha ineludiblemente, por eso mismo, desde un diversidad a la vez intrínseca y extrínseca. El punto de partida es además, siempre, el de la diversidad comienzo de todos los planteos de unidad del cual no siempre se tiene clara conciencia y que, en el discurso ideológico típico, es por lo general encubierto; preguntamos y respondemos por el "nosotros" y, en la medida que tengamos de este hecho una clara conciencia, podremos alcanzar un mayor o menor grado de universalidad de la unidad, tanto entendida en lo que para nosotros "es", como también en lo que para nosotros "debe ser".De este modo, cada uno de nosotros, cuando se declara "latinoamericano" lo hace desde una parcialidad, sea ella su nacionalidad, el grupo social al que pertenece, las tradiciones dentro de las cuales se encuentra, etc.

El punto de partida erróneo de esta metafísica fue el de proyectar las relaciones de unidad y multiplicidad -en un caso desde los entes de razón, y en otro, desde los entes naturales- a los entes culturales, con lo que el sentido de proyecto o de deber ser de estos últimos, al no ser evaluado en su especificidad, impidió su consideración histórica

El "nosotros" tiene de este modo su historia y su sentido. En cuanto signo lingüístico de naturaleza deíctica sólo puede ser puesto de manifiesto a partir del señalamiento del sujeto histórico que lo enuncia. Cabe que nos preguntemos, por último, acerca de la naturaleza de la "comprensión" que se encuentra presente en lo que hemos denominado "horizontes de comprensión"

Paso dudoso, como veremos más adelante, como consecuencia de la naturaleza que el mismo Hegel atribuye al concepto, pero que anticipa la teoría crítica de las ideologías, que tiene sus raíces en parte en la rica problemática hegeliana relativa a los modos de comprensión de la "conciencia ordinaria"

Ese "nosotros" hace referencia a un sujeto que si bien posee una continuidad histórica, no siempre se ha identificado de igual manera. En algún momento el hombre latinoamericano se denominó a si mismo como tal, y si bien esa denominación supone e implica las anteriores, el hecho es que no siempre se respondió al problema de la diversidad teniendo en cuenta una misma comprensión de la unidad.

La historia de los modos de unidad es a la vez la del nacimiento de la conciencia para sí de un determinado grupo social, pasada una primera larga etapa en la que el hombre de las tierras americanas, indígena o hijo de colonizadores, no se había abierto aún a la historia como sujeto posible de la misma. A comienzo del siglo XX, y sin que dejaran de usarse a veces y en particular los nombres que se imponen desde la segunda mitad del siglo XVIII, se hablará de "Hispanoamérica", "Iberoamérica", "Indo América", "Euro américa", "Eurindia", etc.

La historia de los nombres de nuestra América es por lo dicho, la historia trágica de un proceso de humanización al cual debemos sumarnos. Mas, ello requiere un grado de conciencia histórica y consecuentemente una tarea de revaloración crítica del proceso de acumulación de memoria organizado

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