Filosofía Didáctica

3)- Otra forma de pensar al hombre en la antropología es a partir del existencialismo: se considera al hombre como un individuo en constante construcción ya que el ser humano nace sin una esencia y todo lo que llegue a ser dependerá de sus propias acciones y elecciones, del transcurso de su existencia.

A continuación presentaremos la postura de Jean Paul Sartre que es un exponente de suma importancia de este postulado.

Sostiene que la existencia está antes de la esencia. El hombre es “arrojado” al mundo, es una “nada”. Éste se arma en base a sus acciones las cuales lo definen. Según esta postura no hay un alma que existe antes de la vida ni después de la muerte, cuando el ser humano muere ya no cambia más.

Sartre plantea que el rasgo más importante del hombre es la libertad, ya que es quien desea ser. El ser humano es lo que va haciendo de su vida y se crea a partir de lo que elije. Esa libertad de elegir qué hacer o no, le genera al hombre angustia existencial : está desesperado porque es lo que hace, siempre lo que elige lo determina y a veces se encuentra condicionado porque no sabe lo que va a suceder con lo que decida hacer.

A lo determinado el hombre no lo puede cambiar, por lo que lo que decida lo va a llevar a tales cosas de las cuales se tiene que responsabilizar y asumir las consecuencias que trae para él y para el entorno.

4)- Nietzsche plantea la temática de cómo es el hombre y los diferentes momentos que recorre para convertirse en un mejor ser humano. Presenta, entonces, las tres transformaciones del espíritu.

En la primera transformación, el hombre toma forma de camello, refiriéndose a un animal de carga que deja que le coloquen cosas y peso sobre él. Con esta imagen quiere reflejar cierta indiferencia en el hombre agachándose éste ante órdenes y aceptándolas, dejando que le llenen de peso con cargas que sufre como sociedad, con formas de pensar y normas impuestas. Aquí aparece en juego el dragón, quien es el considerado “tú debes”, el que carga al camello de órdenes y posturas.

En la segunda transformación que sufre el ser humano, éste se convierte en león, se revela ante la carga. Entonces es aquí donde el hombre reconoce que quiere otra cosa, se revela contra las órdenes (el dragón) y es fuerte en su oposición. Pero con oponerse y decir sólo que “no”, no basta. Existía la necesidad de crear y refutar. Es aquí, entonces, donde el hombre sufre la tercera y última transformación: la de convertirse en niño, inocente y juguetón que no se preocupa por las normas y hace lo que quiere. Según Nietzsche el tiempo es un niño que juega con una rueda, con lo infinito. El niño no hace las cosas con maldad.

Nietzsche sostiene que es necesario que el ser humano tome valores pero que debe crearlos él, ya que debe seguir normas que para él mismo sean importantes y tengan un sentido

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