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Fundamentos Del Pensamiento Bolivariano

565908027 de Octubre de 2013

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La independencia Hispanoamericana

Las reformas que intentaron establecer en el nuevo “pacto colonial”, y la propia decadencia española, trajo serias consecuencias en tierras americanas. La ruptura de los ciclos de producción y comercialización, ligados a la explotación de los metales, llevó a una readecuación de las economías hispanoamericanas, que a su vez robusteció el poder económico de los propietarios locales (los criollos) frente al poder de control de los funcionarios de la corona, quienes perdieron paulatinamente su alta cuota de Injerencia sobre las actividades económicas coloniales. Un divorcio entre el poder político y el poder económico, latente desde antaño, fue patentizándose conforme avanzaba el siglo XVIII. Los notables criollos fueron acrecentando su control económico y consolidando sus mecanismos de dirección de la sociedad, frente a los funcionarios españoles, que cada vez veían disminuida su capacidad efectiva de dirección política.

Uno de los rasgos más sobresalientes, y quizá el más original del pensamiento de Bolívar es que considera a Hispanoamérica en conjunto como objeto de su análisis. El Libertador inaugura la visión de un subcontinente como sujeto de la acción histórica. Antes existían colonias españolas en América, un “Imperio” colonial quizá; pero sólo desde el ideario bolivariano encontramos perfectamente delineada una problemática hispanoamericana específica. Y esto, al menos en dos direcciones fundamentales, la una como un esfuerzo por hallar la identidad común de todos nuestros pueblos, pese a sus diferencias y heterogeneidad. La otra, complementaria a la primera como un intento de encontrar la distinción frente a Europa y Norteamérica.

En primer lugar, Bolívar fue “realista” en la medida en que siempre trató de entender la realidad como es y no como se decía que debía ser. Desde el Manifiesto de Cartagena hasta sus últimos escritos, su esfuerzo es el de dar con la naturaleza específica y última de nuestros pueblos. “No somos europeos ni indígenas” insistía, para luego hurgar en las raíces étnicas y culturales de la identidad mestiza. En segundo lugar, Bolívar fue un “realista” cuando propuso sus fórmulas de organización política de los nuevos países hispanoamericanos. Las leyes sólo son buenas, repetía, cuando contemplan la realidad concreta de los pueblos en que van a ser aplicadas. Por ellos postulaba un “justo medio” entre los sistemas coloniales autocráticos y la democracia ideal, imposible al momento de la constitución de nuestra república. Ya desde su Discurso de Angostura, incluyó varios elementos políticos que estabilizarían la vida de los nacientes estados. En su mensaje a la Constituyente de

Bolivia desarrolló con gran énfasis el tema: la realidad impone ciertas concesiones al antiguo régimen para ganar en estabilidad, para mantener la paz, la libertad sin límites es antecedente del despotismo.

En tercer lugar, fue Bolívar “realista” como gobernante. Es decir, que se vio atrapado por las urgencias de la realidad, frente a sus propios enunciados. Su acto de proclamación dictatorial es elocuente. No cabe duda ninguna de que al lanzarse a la ruptura de la Constitución y del régimen democrático propugnado por él, actuaba en la convicción de que salvaba al país. Por fin, hay un rasgo fundamental del pensamiento bolivariano en su concepción internacional, y es que la afirmación de la identidad hispanoamericana y de su unidad, se plantea como una garantía frente a la amenaza del creciente poder de los Estados Unidos. En esto fue el Libertador un visionario.

Desde el principio advirtió el peligro que la república del norte representaba para la unidad y real independencia de las antiguas colonias españolas del sur. Y la historia de nuestros pueblos le ha dado dolorosamente la razón.

Documentos del Libertador

Cuando se analiza la concepción de la moral pública ideada por el

Libertador se puede afirmar que la misma estaba orientada a la lucha por lograr un cambio en el sentir y el pensar de los ciudadanos de la República, una auténtica revolución social que abarcara dentro de sí a todos y cada uno de los aspectos que el término social involucra, dentro del cual, desde luego, encontraba espacio y relevancia fundamental el factor cultural, que presuponía un auténtico cambio interior de los ciudadanos, donde la moral sería la primera herramienta necesaria para que dicho cambio pudiera tener una armonía y debida verificación. A continuación procedemos a analizar algunos documentos del Libertador que ponen de manifestó, su sueño “ Un ideal de comunidad soñado para todo el mundo que podría ser iniciado en América". La idea democrática que tenía de socialista un compromiso de interlocución e interacción entre los pueblos, constituidos en Estados e independizados del poder español que procuraban una nueva legalidad nacionalista e internacionalista simultáneamente, que hacían de la gente su razón de ser y servir, para ser más fuertes y mejores juntos.

El Juramento del Monte Sacro:

El 15 de agosto de 1805, desde la cima de una de las colinas que dominan a Roma, el caraqueño Simón Bolívar, apenas cumplía 22 años, viudo y con una carga emocional impresionante, jura en presencia de su maestro Simón Rodríguez, consagrar su vida a la causa de la independencia de Hispanoamérica. …“ La civilización que ha soplado del Oriente, ha mostrado aquí todas sus fases, ha hecho ver todos sus elementos, más en cuanto a resolver el problema del hombre en libertad, parece que el asunto ha sido desconocido y que el despeje de esa misteriosa incógnita no ha de verificarse sino en el Nuevo Mundo”. ¡Juro delante de usted, juro por el Dios de mis padres, juro por ellos, juro por mi honor y juro por mi Patria, que no daré descanso a mi brazo, ni reposo a mi alma, hasta que haya roto las cadenas que nos oprimen por voluntad del pueblo español!

Decreto de Guerra a Muerte:

Célebre documento dictado por Simón Bolívar y dado a conocer en la ciudad de Trujillo, el 15 de junio de 1813. La Proclama de guerra a muerte, fue la respuesta de Bolívar ante los numerosos crímenes perpetrados por Domingo de Monteverde, Francisco Cervériz, Antonio Zuazola, Pascual Martínez, Lorenzo Fernández de la Hoz, José Yánez, Francisco Rosete y otros jefes realistas luego de la caída de la Primera República. La matanza de los republicanos por parte de los jefes españoles llegó a extremos tales de provocar el rechazo de personajes adictos a la causa monárquica. Uno de ellos fue el abogado Francisco de Heredia, oidor y regente de la Real Audiencia de Caracas, quien pidió en distintas formas que cesaran las ejecuciones, lo cual no sucedió. Según el testimonio del propio Heredia relatado en sus Memorias, un fraile capuchino de las misiones de Apure que actuaba como uno de los partidarios de Monteverde, exhortó en una ocasión «... en alta voz a los soldados, de siete años arriba, no dejasen vivo a nadie...» Bolívar en su Campaña Libertadora de 1813 recibió información de la consumación de hechos como el relatado por Heredia, lo que le llevó a expresar el 8 de junio en Mérida: «Nuestro odio será implacable y la guerra será a muerte».

Al pronunciamiento de Bolívar del 8 de junio siguió la proclama el 15 de junio en Trujillo del Decreto a muerte En una primera instancia esta manifestación fue considerada por Bolívar como ley fundamental de la República, que luego ampliaría y ratificaría en el cuartel general de Puerto Cabello, mediante una proclama del 6 de septiembre del mismo año 1813, acto que según algunos historiadores puede ser considerado como un «Segundo Decreto de Guerra a Muerte». Posteriormente, cuando en el segundo semestre de 1813 aparecen en escena José Tomás Boves y Francisco Tomás Morales, la matanza se hace más intensa por parte de los realistas y la respuesta de los republicanos es radicalizar la aplicación de la «guerra a muerte». Derivado de esto se produjo la ejecución de los presos españoles y canarios de Caracas y La Guaira ordenada por Bolívar en febrero de 1814. En este último año la «guerra a muerte» se recrudece, perdiéndose numerosas vidas de ambos bandos. Asimismo, es en este contexto de destrucción en el que cae la

Segunda República.

El Manifiesto de Carúpano: Este documento, brindó la oportunidad a Simón Bolívar para exponer detalladamente sus criterios políticos respecto a la situación social que impedía el desarrollo de los gobiernos republicanos en Venezuela. El Libertador afirma que el establecimiento de la libertad en un país de esclavos es una obra imposible de ejecutar rápidamente, que está fuera del alcance de todo poder humano; porque así como la justicia evidencia la audacia de haberla emprendido, la imposibilidad de la adquisición califica

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