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Gimeno Sacristan

berenice.raygoza29 de Octubre de 2013

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La educación que aún es posible

José Gimeno Sacristán

6 de junio de 2007

Educar en el mundo que es posible, la educación que aun es posible … son

metáforas para tratar de rescatar algunas ideas clave que pueden orientarnos

en un mundo confuso, en donde los problemas se toman de manera

desordenada y no nos ayudan a ver lo que es esencial y lo que es accesorio.

La ciudadanía es un concepto que expresa la condición de ciudadano de ser

miembro de una sociedad en igualdad de derechos y con responsabilidades en

diversos campos. La educación para la ciudadanía es una potente metáfora

que nos saca de la trivialidad de los problemas en los cuales anda enredado el

sistema escolar, el sistema educativo y la sociedad en general.

Estamos en un mundo donde contradictoriamente, además de aguantar,

soportar y ver con buenos ojos un discurso pro-educación, la educación no es

una prioridad de facto. En el plano de los discursos y de las declaraciones sí,

todo el mundo esta de acuerdo en que la educación es un elemento importante

por razones diversas, pero en la practica…

Tengan en cuenta, por ejemplo, que las familias españolas, los ciudadanos en

general, solo tienen preocupación por el sistema educativo en un 4%, es decir,

solo el 4% piensa que es un problema el sistema educativo en España. Ese

porcentaje no se eleva más que un punto o dos cuando hay movimientos

políticos de reformas. Hoy la educación es una necesidad satisfecha en la

sociedad española en general, en lo que se refiere a atención a los alumnos, al

cuidado y escolarización, y los problemas de fondo que quedan después de

escolarizar a la gente, que son los problemas cualitativos, no son tenidos en

cuenta, sobre ellos no se tiene conciencia social muy pronunciada.

Los problemas que priman en el ambiente de las discusiones públicas son en

ocasiones la privatización, en otras la calidad, y ahora es el tema de la

educación cívica como saben ustedes por la intervención increíble de algunos

obispos diciendo que es una cuestión contraria a los valores de la religión, cosa

que implicará que el infierno este lleno de franceses y europeos porque llevan

muchos años enseñándola.

En este panorama tan pobre de perspectivas y planteamientos, la educación se

ha convertido en una herramienta de cambio con el sistema productivo, y lo

que le importa a la gente es tener cotas de escolarización suficientes para

entrar en el mercado laboral que es muy competitivo. Pero la calidad interna de

la educación preocupa a poca gente, y eso lo digo en lugares como este donde

viene la gente porque esta preocupada, pero si pensamos en los que están

ausentes no es un panorama muy positivo el que se puede dibujar como

característica de la situación española.

La educación para la ciudadanía es una forma de decir, de anunciar y de

declarar que la educación se justifica por algo que no es simplemente el valor

de intercambio con el mercado, es decir, que tenemos otros fines, otras metas

y otras utopías para dirigir la educación. Pero esto es lírica y no estamos en

Curso Educar para una Ciudadanía Global Intermón Oxfam 2

tiempos de lírica, la poesía no se vende mucho y tenemos poca audiencia los

que predicamos este tema.

El debate de la famosa y tan traída y llevada asignatura de la educación cívica

muestra muy bien lo que estoy diciendo, en lugar de hablar del contenido de los

valores cívicos que se transmiten, pues se habla de problemas absolutamente

secundarios que encrespan las olas embravecidas de la opinión publica, al

menos por los territorios madrileños y por otros lugares donde reinan obispos

no muy de acuerdo con los tiempos que corren.

Y es que creo que además de lo que he dicho, y para resaltar el tema del

problema, la educación esta sufriendo una crisis muy importante, tal como se

concibió, se concebía y seguimos concibiéndola de acuerdo con el mandato

ilustrado, de acuerdo con el mandato progresista del siglo XX, aunque sus

raíces ideológicas se vienen arrastrando desde el siglo XVIII. La educación

como mandato universal para todo el mundo, es una filosofía que ha llenado de

contenidos la historia moderna y ha sido lo que nos ha guiado en nuestros

afanes para mejorar el sistema educativo. El sistema educativo mejora con la

escolarización y con el aumento de escolarización, a más población más

educación, y a más ciudadanos más cantidad de años de educación. Es decir,

“más de lo que hay” es la máxima para progresar, y el progreso se entendía

como el derecho universal realizado en la escolarización.

Pero, ¿qué ha pasado? Que ese mandato ha sido de alguna forma traicionado,

y de alguna forma estamos bastante descontentos, hay un malestar en toda

Europa, en todo el mundo desarrollado, sobre los sistemas escolares. Un

malestar que se traduce en las broncas que organizan determinados grupos de

profesores con resistencias en el tema de la secundaria, que eso ha sido una

nota histórica muy fundamental en los últimos años en este país. Y se nota en

el desgaste de las viejas utopías y de los viejos ideales y de las clásicas

aspiraciones de democratizar el sistema escolar. Una vez que hemos

escolarizado, el sistema educativo se parece, como dice mi amigo Fernández

Enguita, a la película de los Hermanos Marx “Más madera”, cuando van

deshaciendo el tren en el cual van viajando para echarle leña a la maquina, y al

final se quedan con la maquina solos pero la velocidad no ha servido para

nada.

El sistema educativo es cada vez más costoso, porque hacer progresar las

realidades cuando están pobremente iluminadas es fácil, pero hacer progresar

las ciudades cuando están muy iluminadas es mucho más costoso.

Hacer mejorar el sistema educativo cuando no hay escolarización es fácil,

cuando esta el mundo escolarizado, el problema de la educación es de orden

interno cualitativo, y entonces las cosas no son tan fáciles de mejorar porque

topa uno con intereses, con mecanismos históricamente muy asentados, con

tics del sistema que son difíciles de remover.

Lo cierto es que el mandato moderno de la redención de todos por la educación

no se ha cumplido porque aun escolarizados hay un alto índice de fracaso

escolar, hay un alto índice de rechazo a la escuela y según la encuesta

Curso Educar para una Ciudadanía Global Intermón Oxfam 3

UNESCO que hizo hace unos años en el territorio de los países

latinoamericanos y de la península ibérica, solo una minoría de estudiantes

esta a gusto en el sistema escolar o no va a la escuela solo por obligación,

dicho de otra manera. Es decir, la escuela ha triunfado como sistema de

escolarización guardando a la infancia en un lugar apropiado, y aún así hay

problemas. El problema cultural sigue estando vigente, el fracaso escolar sigue

estando en un 30% variando según las comunidades, aunque varía poco.

Tenemos a una escuela que es incapaz de alfabetizar literariamente, por

ejemplo, y eso que los niños y las niñas pasan en la escuela del orden de diez

años en adelante sin lograr unas cotas mínimas de progreso.

Curiosamente el mandato moderno de ese escolarizar a todos cueste lo que

cueste, estén donde estén y progresen como progresen, también ha traído

problemas, ya saben ustedes el problema que ha habido desde los años 90

con la escolarización en el territorio de la secundaria donde se han exacerbado

las posiciones contrarias a mezclar a todos, a que todos tengan educación, o a

que todos vayan hacia delante y no quede nadie descolgado, que nadie quede

atrás, que es un slogan que inventó Bush i que arrastraba ya los programas de

Bill Clinton en los Estados Unidos. Es decir, hagamos una educación, que

además de escolarizar a todos, haga progresar a todos. Y haga progresar a

todos en un sistema democrático inclusivo, por lo tanto en un sistema de

escuela única, no segregado por clases sociales, ni por género, ya que de lo

contrario el derecho a la educación no es universal. Un derecho es universal

cuando todos lo pueden cumplir en igualdad de condiciones, y la escolaridad es

igual para todos en la medida que todos tienen cabida en ella, pero no es igual

para todos en la medida que los frutos que pueden obtener unos y otros son

desiguales, en función de ciudad o medio rural, en función de clase social, en

función de comunidad autónoma, renta per capita, etc, etc…

Piensen que según un informe de La Caixa de Catalunya, publicado hace un

par de años, la correlación entre el poder adquisitivo de las Comunidades

Autónomas españolas y el índice de idoneidad, que es el tanto por ciento de

niños que van en el curso que les corresponde según la edad, es una

correlación casi perfecta. Es decir, que el fracaso no es un fracaso educativo

solo, es un fracaso de integración social. En la escuela universalizada, la

desigualdad subsiste porque

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