Gimeno Sacristan
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La educación que aún es posible
José Gimeno Sacristán
6 de junio de 2007
Educar en el mundo que es posible, la educación que aun es posible … son
metáforas para tratar de rescatar algunas ideas clave que pueden orientarnos
en un mundo confuso, en donde los problemas se toman de manera
desordenada y no nos ayudan a ver lo que es esencial y lo que es accesorio.
La ciudadanía es un concepto que expresa la condición de ciudadano de ser
miembro de una sociedad en igualdad de derechos y con responsabilidades en
diversos campos. La educación para la ciudadanía es una potente metáfora
que nos saca de la trivialidad de los problemas en los cuales anda enredado el
sistema escolar, el sistema educativo y la sociedad en general.
Estamos en un mundo donde contradictoriamente, además de aguantar,
soportar y ver con buenos ojos un discurso pro-educación, la educación no es
una prioridad de facto. En el plano de los discursos y de las declaraciones sí,
todo el mundo esta de acuerdo en que la educación es un elemento importante
por razones diversas, pero en la practica…
Tengan en cuenta, por ejemplo, que las familias españolas, los ciudadanos en
general, solo tienen preocupación por el sistema educativo en un 4%, es decir,
solo el 4% piensa que es un problema el sistema educativo en España. Ese
porcentaje no se eleva más que un punto o dos cuando hay movimientos
políticos de reformas. Hoy la educación es una necesidad satisfecha en la
sociedad española en general, en lo que se refiere a atención a los alumnos, al
cuidado y escolarización, y los problemas de fondo que quedan después de
escolarizar a la gente, que son los problemas cualitativos, no son tenidos en
cuenta, sobre ellos no se tiene conciencia social muy pronunciada.
Los problemas que priman en el ambiente de las discusiones públicas son en
ocasiones la privatización, en otras la calidad, y ahora es el tema de la
educación cívica como saben ustedes por la intervención increíble de algunos
obispos diciendo que es una cuestión contraria a los valores de la religión, cosa
que implicará que el infierno este lleno de franceses y europeos porque llevan
muchos años enseñándola.
En este panorama tan pobre de perspectivas y planteamientos, la educación se
ha convertido en una herramienta de cambio con el sistema productivo, y lo
que le importa a la gente es tener cotas de escolarización suficientes para
entrar en el mercado laboral que es muy competitivo. Pero la calidad interna de
la educación preocupa a poca gente, y eso lo digo en lugares como este donde
viene la gente porque esta preocupada, pero si pensamos en los que están
ausentes no es un panorama muy positivo el que se puede dibujar como
característica de la situación española.
La educación para la ciudadanía es una forma de decir, de anunciar y de
declarar que la educación se justifica por algo que no es simplemente el valor
de intercambio con el mercado, es decir, que tenemos otros fines, otras metas
y otras utopías para dirigir la educación. Pero esto es lírica y no estamos en
Curso Educar para una Ciudadanía Global Intermón Oxfam 2
tiempos de lírica, la poesía no se vende mucho y tenemos poca audiencia los
que predicamos este tema.
El debate de la famosa y tan traída y llevada asignatura de la educación cívica
muestra muy bien lo que estoy diciendo, en lugar de hablar del contenido de los
valores cívicos que se transmiten, pues se habla de problemas absolutamente
secundarios que encrespan las olas embravecidas de la opinión publica, al
menos por los territorios madrileños y por otros lugares donde reinan obispos
no muy de acuerdo con los tiempos que corren.
Y es que creo que además de lo que he dicho, y para resaltar el tema del
problema, la educación esta sufriendo una crisis muy importante, tal como se
concibió, se concebía y seguimos concibiéndola de acuerdo con el mandato
ilustrado, de acuerdo con el mandato progresista del siglo XX, aunque sus
raíces ideológicas se vienen arrastrando desde el siglo XVIII. La educación
como mandato universal para todo el mundo, es una filosofía que ha llenado de
contenidos la historia moderna y ha sido lo que nos ha guiado en nuestros
afanes para mejorar el sistema educativo. El sistema educativo mejora con la
escolarización y con el aumento de escolarización, a más población más
educación, y a más ciudadanos más cantidad de años de educación. Es decir,
“más de lo que hay” es la máxima para progresar, y el progreso se entendía
como el derecho universal realizado en la escolarización.
Pero, ¿qué ha pasado? Que ese mandato ha sido de alguna forma traicionado,
y de alguna forma estamos bastante descontentos, hay un malestar en toda
Europa, en todo el mundo desarrollado, sobre los sistemas escolares. Un
malestar que se traduce en las broncas que organizan determinados grupos de
profesores con resistencias en el tema de la secundaria, que eso ha sido una
nota histórica muy fundamental en los últimos años en este país. Y se nota en
el desgaste de las viejas utopías y de los viejos ideales y de las clásicas
aspiraciones de democratizar el sistema escolar. Una vez que hemos
escolarizado, el sistema educativo se parece, como dice mi amigo Fernández
Enguita, a la película de los Hermanos Marx “Más madera”, cuando van
deshaciendo el tren en el cual van viajando para echarle leña a la maquina, y al
final se quedan con la maquina solos pero la velocidad no ha servido para
nada.
El sistema educativo es cada vez más costoso, porque hacer progresar las
realidades cuando están pobremente iluminadas es fácil, pero hacer progresar
las ciudades cuando están muy iluminadas es mucho más costoso.
Hacer mejorar el sistema educativo cuando no hay escolarización es fácil,
cuando esta el mundo escolarizado, el problema de la educación es de orden
interno cualitativo, y entonces las cosas no son tan fáciles de mejorar porque
topa uno con intereses, con mecanismos históricamente muy asentados, con
tics del sistema que son difíciles de remover.
Lo cierto es que el mandato moderno de la redención de todos por la educación
no se ha cumplido porque aun escolarizados hay un alto índice de fracaso
escolar, hay un alto índice de rechazo a la escuela y según la encuesta
Curso Educar para una Ciudadanía Global Intermón Oxfam 3
UNESCO que hizo hace unos años en el territorio de los países
latinoamericanos y de la península ibérica, solo una minoría de estudiantes
esta a gusto en el sistema escolar o no va a la escuela solo por obligación,
dicho de otra manera. Es decir, la escuela ha triunfado como sistema de
escolarización guardando a la infancia en un lugar apropiado, y aún así hay
problemas. El problema cultural sigue estando vigente, el fracaso escolar sigue
estando en un 30% variando según las comunidades, aunque varía poco.
Tenemos a una escuela que es incapaz de alfabetizar literariamente, por
ejemplo, y eso que los niños y las niñas pasan en la escuela del orden de diez
años en adelante sin lograr unas cotas mínimas de progreso.
Curiosamente el mandato moderno de ese escolarizar a todos cueste lo que
cueste, estén donde estén y progresen como progresen, también ha traído
problemas, ya saben ustedes el problema que ha habido desde los años 90
con la escolarización en el territorio de la secundaria donde se han exacerbado
las posiciones contrarias a mezclar a todos, a que todos tengan educación, o a
que todos vayan hacia delante y no quede nadie descolgado, que nadie quede
atrás, que es un slogan que inventó Bush i que arrastraba ya los programas de
Bill Clinton en los Estados Unidos. Es decir, hagamos una educación, que
además de escolarizar a todos, haga progresar a todos. Y haga progresar a
todos en un sistema democrático inclusivo, por lo tanto en un sistema de
escuela única, no segregado por clases sociales, ni por género, ya que de lo
contrario el derecho a la educación no es universal. Un derecho es universal
cuando todos lo pueden cumplir en igualdad de condiciones, y la escolaridad es
igual para todos en la medida que todos tienen cabida en ella, pero no es igual
para todos en la medida que los frutos que pueden obtener unos y otros son
desiguales, en función de ciudad o medio rural, en función de clase social, en
función de comunidad autónoma, renta per capita, etc, etc…
Piensen que según un informe de La Caixa de Catalunya, publicado hace un
par de años, la correlación entre el poder adquisitivo de las Comunidades
Autónomas españolas y el índice de idoneidad, que es el tanto por ciento de
niños que van en el curso que les corresponde según la edad, es una
correlación casi perfecta. Es decir, que el fracaso no es un fracaso educativo
solo, es un fracaso de integración social. En la escuela universalizada, la
desigualdad subsiste porque
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