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HACIA LA PAZ PERPETUA. UN ESBOZO FILOSÓFICO


Enviado por   •  5 de Agosto de 2016  •  Ensayos  •  2.035 Palabras (9 Páginas)  •  232 Visitas

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IUGM - Master Paz, Seguridad y Defensa

“Guerra y Paz en el Pensamiento Contemporáneo”

Andrés Moral Correa

HACIA LA PAZ PERPETUA. UN ESBOZO FILOSÓFICO

- Immanuel Kant -

La obra “Hacia la paz perpetua” es un texto de naturaleza histórica y de carácter político, con rasgos humanísticos y con algunas dosis de aspectos jurídicos, en el que se analiza uno de los problemas mas trascendentales de la época: la práctica de la guerra, o mas bien cómo evitarla. Su autor Immanuel Kant, nacido en el año 1724 y fallecido en el 1804, escribió esta obra en la etapa mas tardía de su creación literaria, con 71 años, en el 1795. Es el principal precursor del idealismo alemán, corriente filosófica que se opone al materialismo y que afirma que la realidad no es tal y como la vemos, sino como la pensamos, girando todo en torno al sujeto pensante[1]. A su vez, como máximo representante del criticismo[2], Kant argumenta que el racionalismo y el empirismo sólo tienen en cuenta un punto de vista de la realidad, no el papel activo de las personas en el acto de conocer[3]. Esta obra de origen privado, aunque dirigida al conjunto de la sociedad y particularmente a gobernantes y dirigentes, fue escrita en la época de la Ilustración, movimiento cultural destinado a combatir la ignorancia, la tiranía y la superstición del ser humano a través de la razón, influencia que se hace fácilmente visible en la redacción de la obra.

El texto está estructurado en dos partes claramente identificables. La primera de ellas establece en 6 artículos, denominados artículos preliminares, el conjunto de condiciones necesarias e imprescindibles, aunque no suficientes, para asentar la base que permita posteriormente levantar de alguna manera los pilares de un sistema lo mas óptimo posible que garantice la paz perpetua. Dicha base debe ser común al conjunto de actores-Estados que conforman el escenario mundial, aunque algunas de dichas condiciones no puedan cumplirse con carácter inmediato (artículos 2,3 y 4).  

Algunos autores defienden que esta primera parte de la obra no contiene aspectos innovadores con respecto a otras iniciativas planteadas en aquella o épocas anteriores. Sin embargo, se presentan algunos planteamientos que resultan de alguna manera novedosos, como puedan ser los contenidos en el primer y último artículo. En ellos, Kant trata de introducir un carácter moral al conjunto de reglas destinadas a alcanzar la paz perpetua, otorgando de esta manera especial relevancia a la predisposición que deben presentar los Estados previamente a dicho proceso. Por otro lado, el hecho de reunir en esos seis artículos todas las condiciones imprescindibles, ni una mas ni una menos, para establecer la base necesaria que permita lograr su proyecto de paz perpetua representa una labor de síntesis de especial relevancia y trascendencia que difícilmente se puede encontrar en otros autores. 

Es precisamente ese carácter moral al que se hacia alusión mas arriba el que va a predominar en todo el proceso de construcción de la paz perpetua, cuyas condiciones se exponen en la segunda parte, y donde Kant aporta especialmente su punto personal. La mejor alternativa posible definida por el autor para levantar dichos pilares, habiendo alcanzado previamente las condiciones necesarias definidas en el párrafo anterior, se desarrollará en la segunda parte de la obra, estructurada en 3 artículos –artículos definitivos, en los que se definen los mecanismos que mejor favorecen la consecución de la paz perpetua. Para alcanzar este objetivo, el autor parte de la base de que la constitución política de los Estados debe ser “republicana”, no en el sentido actual de la palabra, sino como marco legal que garantiza la separación entre el poder legislativo y el poder ejecutivo, aunque todos estos recaigan sobre una sola persona, siempre y cuando este actúe en nombre de la voluntad general. Partiendo de esa base, y de la misma forma que los seres humanos se asocian con el resto de individuos mediante un contrato originario para salir del estado de naturaleza y garantizar la paz entre ellos, los países se deben agrupar en una confederación de Estados en la que no exista una instancia superior que los controle, un “federalismo libre” al que se accede de manera voluntaria bajo la voluntad de alcanzar un estado de paz, empujados por una decisión propia de carácter puramente moral fundada en la razón. De esta manera, Kant pretende sustentar su proyecto sobre la motivación moral de los Estados que les impulsa a vivir en paz y armonía en vez de hacerlo sobre la coacción de instancias superiores. los Estados.

Habiendo analizado previamente el contenido de la obra y extraído las ideas fundamentales, resulta indispensable analizar en este momento el contexto histórico que sirvió de marco para el desarrollo de la obra del famoso filósofo prusiano, tratando de extrapolar en la medida de lo posible el contenido de la obra a su coyuntura histórica.

Tras un siglo XVII caracterizado por el caos político y militar, el siglo XVIII, tampoco estuvo en absoluto exento de conflictos, teniendo lugar destacados acontecimientos como las diversas guerras de sucesión europeas[4] (Española 1700-14; de Polonia 1733-35; Austriaca 1740-48), la Gran Guerra del Norte (1700-21), o la Guerra de los Siete Años (1756-63), conflictos emprendidos todos ellos por las propias monarquías[5] con el objetivo de extender su influencia mas allá de sus fronteras y alcanzar la supremacía en otras regiones. Dentro del ámbito intraestatal, en un intento de ruptura con el antiguo régimen en el que las clases privilegiadas del sistema monárquico absolutista mantenían sus derechos tradicionales, tuvieron lugar diversas revoluciones de carácter social que trataban de instaurar nuevos modelos de sociedad y dejar atrás las enquistadas estructuras sociales del feudalismo, en aras de un mundo mejor. Las primeras expresiones mas notables de esta ruptura se produjeron a raíz de la guerra de Independencia de los Estados Unidos en 1776 o la Revolución Francesa de 1789, acontecimientos igualmente influyentes sobre la obra de Kant. Conviene recordar que en ambos casos, uno partiendo de un sistema colonial dependiente de varias potencias europeas y el otro de una monarquía autoritaria, el punto final fue el de un sistema republicano en el que la soberanía recaía sobre el propio pueblo.

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