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Hannah Arendt sobre Sócrates


Enviado por   •  11 de Abril de 2016  •  Apuntes  •  1.238 Palabras (5 Páginas)  •  281 Visitas

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En su ensayo titulado “El pensar y las reflexiones morales”, Hannah Arendt hace una distinción de dos actividades humanas que provienen de nuestra inteligencia: conocer y pensar.

Para hablar de ellas, la autora toma de ejemplo a Sócrates, considerándolo el único pensador que se preocupó por describir y examinar su experiencia de pensamiento.

Los primeros filósofos griegos se ocupaban en lo fundamental con el problema de determinar cuál es la realidad de las cosas, que se ocupaban sobre todo por los problemas relativos a la “naturaleza” o al “mundo. Pero, con el avance del siglo V toman mayor relieve las cuestiones referentes al hombre, a su conducta y al Estado.

Sócrates fue una figura fundamental en este período y es muy poco lo que se sabe con seguridad acerca de él. Los testimonios que sobre él se poseen -Platón, Jenofonte y Aristófanes- no son coincidentes, y aun son contradictorios en cuestiones capitales.

En la introducción a los diálogos socráticos, Platón nos presenta el problema de que las personas utilizan los conceptos tales como felicidad, valor, justicia, belleza, etc. para aplicarlos a los casos particulares a medida que se les aparecen; como cuando ven a un hombre feliz, perciben una acción valerosa o la decisión justa.

Estas palabras (usadas para agrupar cualidades y eventos visibles que a su vez se relacionan con algo invisible) las usamos cotidianamente, y sin embargo, cuando tratamos de definirlas, se vuelven esquivas. Por eso, los diálogos tratan sobre la búsqueda del significado de un concepto; para que las personas tengan una respuesta universal o absoluta cuando nos preguntamos sobre su significado.

Pero ¿qué hizo Sócrates cuando descubrió el concepto? En uno de los diálogos de Platón, encontramos que Sócrates le pregunta a un general “¿qué es la valentía?”, a lo que el general responde “si un soldado queda en su puesto y enfrenta al enemigo, y no huye, se sabe que éste es valiente”. Con esta respuesta, Sócrates señala que él no busca ejemplos de valentía, sino lo común a todos los casos posibles: “no quería interrogarte solo sobre la valentía de los soldados, sino también los de la caballería, y la de todos los combatientes en general. Pero también sobre la valentía que se manifiesta en la enfermedad, en la pobreza, en la vida política; la que resiste no solo los males y temores, sino también las pasiones los placeres, sea luchando a pie firme o retirándose. Porque en todos los casos son hombres valientes.”

De modo que hay distintos tipos de valor (militar, moral, político, etc.) y dentro de cada tipo, cabe la posibilidad de asumir actitudes diferentes, que pueden llegar a ser hasta opuestas. Con esto observamos que lo que Sócrates desea es que se señale “lo mismo o idéntico en todos los casos o instancias particulares”. Así como si alguien se preguntara “¿qué es la belleza?”, la respuesta adecuada no podría consistir en decir “María es bella”, porque lo que se busca con la pregunta es lo que María tiene en común con todas las demás personas hermosas, y con todas las obras de arte y con todos los paisajes hermosos, etc. Ahora bien, lo común a todos los casos particulares no es ya nada particular, sino universal.

A partir de esto, podemos decir que Sócrates busca lo “universal”, la esencia. Porque la esencia es lo que hace que una cosa sea lo que es y no otra cosa. La esencia de la valentía es que un acto sea valiente y no cobarde.

Tal como vimos en ese ejemplo, Sócrates filosofaba conversando con los demás. No comunicaba ninguna doctrina con los que dialogaba. Su objeto consistió en el continuo examen de los demás y de sí mismo, en la permanente incitación y requerimiento

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