Humanismo

Ensayo final

Humanismo

Primer Cuatrimestre.

Materia: Potencial Humano

Alumno: Miguel Angel Provisor Reyes

Salir del oscurantismo debió ser uno de los más grandes saltos de la humanidad y del hombre. Superar las ideas basadas en creencias dogmáticas sólo pudo ser obra de seres racionales que aún en las condiciones de opresión más severas y ante el riesgo constante de ser descubiertos, mantuvieron viva la llama del conocimiento, su producción y reproducción. Así las ciencias y las artes, reprimidas por siglos en las sociedades medievales, se abrieron paso en el siglo XV con el renacimiento en la Europa de la época.

Desde entonces y a la fecha, grandes pensadores en el ámbito de las ciencias sociales, la educación, la psicología y demás, no han dejado de plantear y replantear el tema de la existencia del ser humano, sus objetivos y sus propósitos, y su lucha permanente por entender el desarrollo de las sociedades de cada época y del enfrentamiento de su encrucijada entre el ser y el deber ser, entre las motivaciones racionales de su existencialismo y la definición de su quehacer para trascender.

Tal vez el mayor reto del hombre frente a la cuestión de su razón de ser ha sido sobre su propia existencia, hoy por ejemplo, la modernidad nos impone modelos, nos fija ideas de manera temporal, nos demuestra que todo es más subjetivo que nunca, desecha el idealismo y afianza trivialidades, limita objetivos y cancela metas, nos invoca con toda claridad la era del vació a la que se refiere el filósofo Gilles Lipovetsky, pero al mismo tiempo nos invita a dar un gran salto al pasado con el crecimiento del sectarismo y los dogmas que la religión impone basados en la fe de lo inútil, esa fe que reduce todo al castigo o la salvación por un ser supremo.

Pero las voces que hoy señalan que frente a la imposición de esos modelos, el económico y la globalización brutal que parecen devorar hasta la mínima parte del humanismo de cualquier sociedad, la respuesta se encuentra precisamente en la alusión a un pasado remoto, quizás con mayor énfasis en los siglos IXX y XX, y en el rescate de la filosofía que invoca al espíritu, a la moral y a los valores universales, esos que ahora son sometidos a la peor de las luchas frente al “banalismo”, la ambición, la corrupción y a la violación a los derechos fundamentales.

Sin duda el fenómeno de la migración tan en boga ahora por la política racista de Estados Unidos y varios países de Europa y de África, nos viene a recordar con claridad que la deshumanización que el modelo de desarrollo global lleva implícito va en contra de la propia existencia de grupos humanos enteros y de todo lo que ello significa, la pérdida de su cultura, de su identidad, de su sociedad y el abandono de sus territorios.

Ya Sygmun Bauman en su ensayo de Tiempos Líquidos, nos advierte del paso de la sociedad sólida a la sociedad líquida “… es decir, a una condición en que las formas sociales (las estructuras que limitan las elecciones individuales, las instituciones que salvaguardan la continuidad de los hábitos, los modelos de comportamiento aceptables) ya no pueden mantener su forma por más tiempo, porque se descomponen y se derriten antes de que se cuente con el tiempo necesario para asumirlas y, una vez asumidas, ocupar el lugar que se les ha asignado. Resulta improbable que las formas, presentes o sólo esbozadas, cuenten con el tiempo suficiente para solidificarse y, dada su breve esperanza de vida, no pueden servir como marcos de referencia para las acciones humanas y para las estrategias a largo plazo; de hecho, se trata de una esperanza de vida más breve que el tiempo necesario para desarrollar una estrategia coherente y consistente, e incluso más breve que el tiempo requerido para llevar a término un «proyecto de vida» individual.    

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