Imaginación, Creación Y Memoria

Introducción:

Imaginación, memoria y creación, tres conceptos distintos, tres facultades diferentes, ¿tienen algo que ver entre sí? ¿Qué los liga y qué los diferencía? Dedicaré estas líneas para dar

respuesta a éstas interrogantes desde mi punto de vista.

Sabemos por sentido común lo que cada una, en un sentido no tan filosófico significa. Pero para poder desarrollar mis ideas y llegar al punto al que deseo llegar, he de recurrir a definiciones austeras que me proporciona el diccionario.

Según refiere la Real Academia Española, la “imaginación” es la aprensión falsa o juicio de algo que no hay en realidad o no tiene fundamento; la “memoria” la define como una facultad psíquica por la cual se retiene o recuerda el pasado y finalmente de la “creación” dice que es la facultad de producir algo de la nada, es decir sin basarse ni apoyarse en algo anteriormente realizado o creado. Por lo tanto es algo completamente original, jamás antes visto.

Al haber recurrido a dichas definiciones de carácter muy común daré inicio a lo que deseo desarrollar dentro de este escrito, dar relación a los conceptos sin caer en la generalización entre ellos.

Desarrollo

En palabras meramente mías y con base en lo aprendido en las lecciones de clase, tanto la memoria como la imaginación y la creación son facultades que se desarrollan en la mente, eso es lo que las liga y lo que cualquiera podría decir de ellas al preguntar ¿qué tienen en común? Pero ahora voy a especificarme en cada una de ellas buscando diferencias.

La imaginación es una facultad cuyo trabajo consiste en producir imágenes en nuestra mente y nada más de manera involuntaria, casual o metódica, casi siempre en respuesta a un estímulo. Puede ser productiva, como facultad de una síntesis “a priori”, cuando consideramos el entendimiento como la unidad de la síntesis de la imaginación en relación con la percepción. Es el resultado de la combinación de elementos que fueron en algún momento representaciones sensibles; y se relaciona con la memoria porque si no se pudieran recordar esas representaciones, o las combinaciones que se hicieron entre ellas, no se podría imaginar nada.

Dicha definición me invita a relacionar la memoria con la experiencia, es decir que al recordar los sucesos que nos han impactado permite al organismo codificar, almacenar y evocar la información del pasado y que surge como resultado de las conexiones sinápticas.

Pasando a la creación, dejo las semejanzas de lado, pues al pensar en ella, la pienso como facultad independiente. Una de sus virtudes es no depender de algo para crear algo. Me explico, cuando decimos que alguien posee la facultad de resolver las ecuaciones matemáticas más complejas sin problema alguno, decimos que eso se le da fácilmente, no solicitó miles de cursos ni necesitó más de una explicación. Sin embargo, y retomando las semejanzas, una buena compañera para ella sería la imaginación, incluso me atrevo a decir que puede haber imaginación sin creación pero no creación sin imaginación. La memoria guarda y la imaginación crea.

Ésta última construye

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