Introducción a la filosofía. El problema fundamental de la filosofía
Christian35Resumen27 de Abril de 2019
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Introducción a la Filosofía.
I Concepto de Filosofía.
“Todos los hombres tienen naturalmente el deseo de saber… Mientras que los demás animales viven reducidos a las impresiones sensibles o a los recuerdos y apenas se elevan a la experiencia, el género humano tiene, para conducirse, el arte y el razonamiento” (Aristóteles: Metafísica I, 1).
Filosofía (del griego: philo-sophia, amor al saber) es, en su representación más general, la tendencia de la razón a buscar, a través de la pluralidad y mutabilidad de las cosas, un principio que, permaneciendo idéntico a sí mismo, las unifique; es, con otras palabras, esfuerzo para hallar la realidad tras los velos de la apariencia sensible.
La filosofía de la Grecia antigua añade, a estos rasgos esenciales (la tendencia a la unidad y la racionalidad de dicha tendencia), el carácter desinteresado de la búsqueda: filósofo es el que desea conocer por conocer, sin compromisos previos con exigencias de orden práctico.
Por otra parte, el que tuvieran de la filosofía un concepto tan eminentemente contemplativo no impidió a los griegos en interesarse en el estudio de los problemas relativos a la acción, los que empero resolvían usualmente a la luz de las soluciones de los problemas teóricos o puramente cognoscitivos.
El objeto de la filosofía, hemos visto, consiste, en pocas palabras, en determinar la realidad con respecto a la apariencia, que lo oculta a lo que lo más manifiesta solo imperfectamente. La filosofía antigua define a “lo que es” como “substancia” (del latín: sub-stare, estar debajo de…), a saber, como lo que está más allá del sector de lo sensible, con el cual guarda una relación de oposición o de semejanza; en este segundo caso, es forzoso admitir la presencia de una fuerza o causa motora, considerada intrínseca al substancia o distinta de ella, que me explique los cambios o manifestaciones exteriores.
A partir del Renacimiento, se abandona el concepto tradicional de substancia y se circunscribe la investigación al mundo de los fenómenos del cual hay que descubrir leyes, o sea, sus relaciones constantes .Suele presentarse como un gran hallazgo de la filosofía moderna haber fijado su atención en elementos formales, en substitución de los principios materiales de la filosofía antigua.
El kantismo no se aparta del hecho de estas líneas, con la particularidad de que la trama que une a los fenómenos no es concebida dogmáticamente (al estilo de la filosofía cientista) como un ordenamiento objetivamente existente, sino como el resultado de la actividad sintética del sujeto. Sobre las vías abiertas por subjetivismo kantiano, el idealismo romántico llega a hacer del espíritu autoconsciente, que se desarrolla dialécticamente, el único principio del universo.
El marxismo preserva la unidad de principio formal y principio material, al situar en el seno de la realidad histórico-social-política, como su motor, al ritmo dialéctico, que en el idealismo era la ley del desarrollo del Espíritu como pensamiento de sí mismo.
II El problema fundamental de la filosofía.
La aspiración a abarcar la realidad en su unidad y totalidad característica del conocimiento filosófico se manifestó fundamentalmente como Búsqueda del principio de todas las cosas.
En Homero, por ejemplo leemos que océano y Tetis son los padres de todos los dioses. Pero es Hesíodo el que mejor peluda está viva curiosidad por saber cuál es el ser primero del cual se han derivado todos los demás: su teogonía (Generación de los dioses) es a la vez una cosmogonía (generación del mundo), ya que, al tratar de resolver el problema de la Génesis y del desarrollo de los dioses, que no son más que personificaciones de aspectos y fuerzas de la naturaleza, el poeta De hecho está tratando de resolver el problema de la Génesis y de la gradual formación del universo.
Antes de todas las cosas dice Hesíodo existió el caos del cual procedieron Gea, el Erebo y Eros; Gea engendro por sí misma a Urano, a los mares y a Ponto; a continuación, se enumeran las generaciones de las restantes divinidades hasta llegar al imperio de Zeus. El caos ha de interpretarse como materia informe, que, por virtud propia se convierte en Cosmos; un principio que, como nota acertadamente Rodolfo Mondolfo, no es mero comienzo, que no desaparece con la formación del mundo, sino que persiste como continente y término de esté; un principio que anticipa la idea del "infinito primordial" de los cosmólogos jonios.
Pero poco a poco la razón fue prevaleciendo sobre la imaginación: de las primeras y toscas exposiciones antropomórficas se pasó a las primeras tentativas por crear una ciencia física y matemática del universo. Esta nueva orientación de pensamiento tuvo su primera expresión histórica de la ciudad de Mileto, capital de Jonia, por obra de tres científicos filosóficos, que florecieron sucesivamente a lo largo del siglo VI a.C: Tales, Anaximandro y Anaxímenes.
Y por tal entienden una “sustancia universal” constitutiva de todos los seres, que permanece a través de sus variaciones; además, infinita (o sea, inagotable en sus producciones) y dotada de fuerza intrínseca (y, por tanto, capaz de diferenciarse en los objetos y hechos de la naturaleza). Tales, quizá de la observación de que lo húmedo es el nutrimento de los cuerpos vivientes, piensa que el agua es el principio del universo; Anaxímenes, en cambio, basándose en que le soplo es condición de vida tanto para el hombre como para el mundo entero, sostiene que el generador de todas las cosas es el aire, mediante el doble proceso de rarefacción y condensación; Anaximandro, por su parte, se abstiene de toda definición concreta. El principio (él introdujo el término arjé en el sentido de iniciación de cualquier proceso) es lo infinito (ápeiron) y lo indeterminado (aristón), de donde, por un proceso de separación, deriva la generación de los seres, y donde se cumple también su disolución.
El idealismo platónico-.aristotélico es un idealismo a medias: aun cuando son presentadas como esencias universales, las ideas o formas no son principios absolutos, ya que requieren, para realizarse, del concurso de materia, coeterna con ellas y, por demás, rebelde de su acción.
Capitulo II. Materialismo e Idealismo.
El materialismo no es un sistema dogmático, es una forma de interpretar, de concebir, de explicar todos los programas
La forma materialista de interpretar los acontecimientos, de concebir las cosas y sus interconexiones, se opone a la forma idealista de interpelarlos y concebirlos. El materialismo se opone al idealismo. Todo problema tiene formas materialistas e idealistas de interpretación, formas materialistas e idealistas de tratar de comprenderlo.
El idealismo, en el fondo, siempre cree en dos mundos el ideal y el material, y que coloca al mundo ideal antes y por encima del mundo material.
El materialismo, por otra parte, conoce solo un mundo, el mundo material, y se niega a inventar otro mundo ideal, imaginario y superior.
El materialismo y el idealismo se oponen irreconciliablemente. Ello no obstante, muchos filósofos tratan de reconciliarlos y combinarlos. En la filosofía existen también varios intentos de compromisos, entre el idealismo y el materialismo.
Un intento de compromiso de esa índole se conoce a menudo como dualismo. Esta filosofía de compromiso afirma la existencia de lo espiritual como distinto y separado de lo material; pero trata de ponerlos ambos en un mismo nivel. En consecuencia, trata al mundo de la materia no viviente en forma completamente materialista: esto, dice, es la esfera de actividad de las fuerzas naturales, y los factores espirituales nada tienen que ver con ella, en forma alguna. Pero cuando se trata de la mente y la sociedad, esta filosofía afirma que es la esfera de actividad de espíritu. Sostiene que aquí deben buscarse explicaciones en términos idealistas y no materialistas.
Para comprender la esencia de estas enseñanzas debemos comprender también las afirmaciones principales de toda forma del idealismo:
1) El idealismo afirma que el mundo material depende de lo espiritual.
2) El idealismo afirma que el espíritu, o la mente, o la idea, pueda existir y de hecho existe, independientemente de la materia. (La forma más extrema de esta afirmación es el idealismo subjetivo, que afirma que la materia ni siquiera existe sino que es pura ilusión)
3) El idealismo afirma la existencia de un reino de los misterioso y lo incognoscible, " por encima" y "más allá”, o "detrás" de lo que puede ser afirmado y conocido de la percepción, la experiencia y la ciencia.
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