LA AUTENTICIDAD
Anomander_RakeTarea21 de Julio de 2018
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LA AUTENTICIDAD
Buenos días, Señor director, profesores, personal administrativo, compañeros todos.
Cuando vamos a comprar algo, y pagamos con un billete de alta de denominación, y nos dan vuelto; una de las primeras cosas que realizamos es fijarnos que el billete o los billetes y monedas que vamos a recibir “no sean falsos” “no sean bamba”, y utilizamos estas palabras y otras más como antónimo u opuesto a “original”, “verdadero”. Es decir, buscamos que aquello que recibimos nos permita seguir usándolo. Cuando alguna vez recibimos una moneda o billete “falso” nos sentimos estafados, con rabia e impotencia, es más incluso llegamos a pensar que hemos perdido.
En otras palabras, buscamos que, con el dinero, todo billete o moneda que recibamos sea «autentico». Se pagan millones por un cuadro de Rembrandt o de Picasso que sean “auténticos”, ni que decir de cerámica, joyas, e incluso calzado y ropa deportiva, que nosotros pedimos que sea “autentica” “original”. Este es solo un ejemplo de muchos, donde pareciera que el valor de lo auténtico es necesario e incluso vital. Ahora, ¿Será igual de importante para nosotros, ser auténticos nosotros mismos?
La palabra autentico, se puede usar como sinónimo, de original, genuino, oficial. Pero en realidad «Auténtico» es quien responde a sí mismo, según su significado etimológico. Proveniente del latín authenticus, y éste a su vez del griego cuyo significado es “primordial”, el término griego deriva de authentía que significa poder absoluto, derivado de authentés que es la cualidad por la que alguien actúa por sí mismo tomando la iniciativa, dueño absoluto y total de sus actos. Ahora a la luz del conocimiento convendría preguntarnos ¿SOMOS AUTENTICOS?
Lamentablemente, muchas veces la respuesta va a ser NO. Y es que el vivir rodeado de tantos estereotipos nos hace muchas veces ser una mala copia de nosotros mismos, debido a que la mayoría de las veces queremos ser aceptados, queridos, valorados, apreciados por lo que aparentamos ser y no por lo que somos realmente. Tememos que si nos mostramos como somos, o lo que pensamos, soñamos, anhelamos, los demás nos van a rechazar. Tememos que al expresar nuestras ideas, inquietudes, sugerencias no sean tomadas en cuenta. Y entonces nos deberíamos preguntar ¿Por qué los «objetos auténticos» parecieran valer más que las «personas auténticas»?
E aquí que estamos ante una falacia, una mentira, puesto que un cuadro de Rembrandt, vale tanto porque lo pinto precisamente Rembrandt, que era un artista autentico, único, original e irrepetible. Es decir, como nosotros somos, únicos, originales e irrepetibles. Y en verdad todos somos irrepetibles, incluso escucho a mi padre cuando me dice que cuando nacemos se rompe el molde, que no hay otra persona en el mundo que sea como nosotros, que pinte, dibuje, escriba, cante, ríe, se enoje, salte, opine, suene como nosotros. TODOS SOMOS UNICOS, ORIGINALES E IRREPETIBLES.
Y entonces no temamos ser auténticos, y que los demás nos acepten y aceptemos a las personas tal como son. Seamos nosotros mismos, no tengamos miedo de tener una ida diferente, un sueño diferente, una forma de vestir y de comer diferente, porque los diferentes, valga la rebuznancia, hacen la diferencia. ¿Qué hubiera sido del mundo sin Picasso, ¿Vallejo, Einstein, Tesla, Grau, Mozart, Chopan, Alcides? ¿Qué hubiera sido del mundo sin el primer hombre que se atrevió a usar el fuego, o invento la rueda? ¿Acaso los de su tiempo no habrían pensado que estaba loco, y probablemente era rechazado como Copérnico o Galilei? ¿Todo por pensar, sentir e imaginar diferente? ¿Todo por ser auténticos y originales?
Como vemos, sólo las personas auténticas, hacen cosas auténticas, únicas y originales, aunque los demás los critiquen o no los acepten, con el tiempo terminaran apreciando lo maravillosas que fueron sus ideas y su forma de ser.
Así que puede haber muchas o muchos que se llamen Gracia, Mia, Michel, Ainara, Javier, Luis, Pedro, Pablo, etc.; pero solo uno de ellos es el auténtico, el original. Y ESE ERES TU.
Para terminar, te diré que hay muchas cosas y objetos “auténticos” que valen millones, pero ninguno vale como una persona autentica, porque la persona autentica es INVALUABLE.
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