LA DIGNIDAD DE LA PERSONA Y LOS DERECHOS HUMANOS

LA DIGNIDAD DE LA PERSONA Y LOS DERECHOS HUMANOS

FUNDAMENTO DE LA DIGNIDAD DE LA PERSONA

La Declaración universal de los derechos humanos, firmada el 10 de diciembre de 1948, proclama en primer término: «todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos, y dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros». Aunque la Declaración no se detiene en fundamentar esa dignidad, sobre ella gravitan los derechos que a continuación se reconocen, derechos fundamentales y universales en su extensión.

La palabra dignidad deriva directamente del latín dignitas, que se refiere al valor intrínseco de un ser, y del ser humano en especial. Alude a la estima, al reconocimiento, al respeto y al honor que aquel merece. Más allá de la posición social o de otras cualidades, la dignidad es prerrogativa del ser humano por el mero hecho de serlo. Una prerrogativa que nadie, ni por razón alguna, puede negar.

        FUNDAMENTO BIBLICO DE LA DIGNIDAD DE LA PERSONA

La Sagrada Escritura ciertamente no usa el vocabulario actual, pero pone las premisas de las que puede deducirse una doctrina desarrollada sobre la dignidad y los derechos de la persona humana.  Cada persona está hecha a imagen y semejanza de Dios,  tiene un destino eterno tras la muerte y tiene una igualdad fundamental con todos los hombres.

FUNDAMENTO RACIONAL

La persona humana tiene un dinamismo interior que la impulsa a rechazar el ser tratada como un objeto, como un mero medio y no como un fin. Es por ello que nos escandalizamos, por ejemplo, ante la explotación de los débiles o de los obreros en manos de los poderosos, o de las mujeres o del maltrato de los niños, etc. La persona desea, desde lo más profundo de su ser, ser tratada como persona, como un fin en sí misma y no como un medio.

 El perder ese sentido de ser persona conduce a la baja autoestima y a la auto-degradación. Por otro lado, el tratar a otras personas como meros medios -por placer, por ganancia económica o por cualquier otro motivo- nos degrada como personas, atenta contra nuestra dignidad. La dignidad humana posee una existencia objetiva, es decir, es real, independientemente de que otros la reconozcan o no.

Si ello no fuese así, no tendría ningún sentido hablar de la autoestima, el fundamento de la psicología. Tampoco tendría sentido apelar a la fraternidad social o al sentido de solidaridad cívica. Carecería también de sentido la compasión hacia el prójimo enfermo o de bajos recursos. En realidad, el amor mismo carecería de sentido. Si la dignidad humana no tiene una existencia real, objetiva, entonces el amor no existiría, porque el amor y el valor son realidades correlativas, no se ama lo que no vale. En términos religiosos, Dios nos manda a amar al prójimo como a nosotros mismos, porque tanto el prójimo como nosotros mismos somos valiosos, poseemos una dignidad. Si la dignidad humana no goza de una existencia objetiva el amor se queda sin fundamento.

 Aquí se ve con toda claridad que la moral, que es la vida del amor, se funda necesariamente en la dignidad o valor de la persona humana. No sólo eso, sino que, si la dignidad humana es objetiva (existe realmente), entonces se sigue necesariamente que la moral es objetiva, no relativa, que los principios morales son objetivos, no relativos.

CONCEPTO DINÁMICO DE LA DIGNIDAD DE LA PERSONA.  Todos los hombres poseen una dignidad esencial con la que nacen, pero la dignidad  no es algo estático sino dinámico la deben desarrollar a lo largo de toda su vida.

La forma de desarrollar esa dignidad es:

• Perfeccionando la inteligencia con el saber
• Formando la conciencia
• Desarrollando su libertad y responsabilidad, tanto a nivel personal como social.
• Desarrollando todas las demás dimensiones

La persona como ser inteligente y libre, es sujeto de derechos y deberes. Estos derechos dimanan de su propia naturaleza son por tanto inviolables e irrenunciables. La dignidad de la persona se refleja en los derechos humanos

Los derechos humanos se fundan en la naturaleza del hombre o en la ley natural, llamada también ley no escrita, o ley escrita en el corazón del hombre.

Los derechos humanos se llaman también libertades. Pertenecen a todo hombre por el mero hecho de ser hombre, sin diferencia de cultura, religión, clase social, etc.

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