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LA ETICA EN EL FEMINISMO . REFLEXION ETICA


Enviado por   •  7 de Junio de 2021  •  Tareas  •  1.305 Palabras (6 Páginas)  •  89 Visitas

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LA ETICA EN EL FEMINISMO

REFLEXION ETICA

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Las socialistas, a las que debemos las primeras mundiales de damas trabajadoras, entre ellas aquella donde Clara Zetkin, apoyada por Rosa Luxemburgo, pensó instituir un día universal de batalla de las damas trabajadoras, día que recayó en el 8 de marzo y que redundó en el levantamiento de las obreras de San Peterburgo en 1917, las socialistas, puesto que, describieron el caso de las proletarias del proletariado como doblemente explotadas.. Y si este despertar respondía a una memoria histórica ocultada, que en el continente Europeo podía hacerse remontar a las peleas de las campesinas contra el feudalismo –luchas que fueron derrotada por una violentísima represión actualizada, que puso en marcha un sistema de persecución, acoso, empobrecimiento sistemático, control de la sexualidad, división de las metas habituales de las damas y los hombres, desposesión de las tierras y las herramientas de trabajo, y que usó a partir de la inquisición y la medicina hasta las reformas legales para quitar a las damas el derecho a la herencia y a la dirección de los gremios artesanales en los siglos XV, XVI y XVII- nuestra conjetura que la ética subyace a la meditación política y es más duradera que un sistema económico, consigue todavía más fuerza.. Y, trascendiendo el entorno de los sitios de producción e imposición de las pautas culturales hegemónicas,[4] féminas sometidas por su condición geográfica, inferiorizadas por una racialización de procedencia colonialista, oprimidas por motivos de clase: migrantes americanas, asiáticas y africanas hacia polos de desarrollo capitalistas localizados en el continente Europeo, Canadá, USA, Japón y los Emiratos Árabes obligadas al trabajo de explotación sexual y de las habilidades comunmente asignadas al mundo femenil: nanas, empleadas domésticas, enfermeras y asistentes de ancianos, a las que se les paga tan mal como el sistema capitalista está acostumbrado a retribuir las tareas consideradas “femeninas”.. Empero esta ética no normativa sigue teniendo una teleología utilitaria, la de conseguir la felicidad del más grande número de individuos, según sus propias vivencias históricas a verificar (la felicidad de los países nativas de América, ejemplificando, requiere de la revisión de qué es un individuo, qué interacción anhelan mantener con las repúblicas que las apresan en su sistema normativo y cómo vivir libremente sus colaboraciones entre féminas y hombres, deliberando los dos sobre las preguntas de interés comunitario).. Seguramente la ética hoy no atrae únicamente preguntas abstractas sobre cómo juzgar una acción en razón de sus secuelas sobre la felicidad de los y las individuas (tal y como el utilitarismo tradicional pretendía al entablar el nexo entre la averiguación “natural” de la felicidad y la moralidad), sin embargo el criterio de evaluación de las actividades y las instituciones postulado por Jeremy Bentham (1748-1832), por el que es ético buscar la más enorme felicidad para el más grande número de individuos, sigue interesándonos a las damas para modificar las instituciones y las prácticas consuetudinarias que se oponen, paralelamente, a la justicia y a la felicidad de los individuos de género femenino o feminizadas (homosexuales, pobres, nativos, hombres no violentos, etcétera) que somos bastante más de la mitad de los habitantes del mundo.. Si asumimos que todos los sistemas morales, y las reflexiones éticas sobre ellos, responden a normativas no universales, históricas, sexualmente ubicadas, tendremos la posibilidad de liberarnos de los supuestos metafísicos del deber ser del sujeto varonil convertido en el individuo “natural” de la acción política, económica y científica de un mundo que no se rehúsa a destejer los supuestos colonialistas de la interpretación de los actos de cada una de las civilizaciones. Ahora bien, con esta protección del derecho y el deber de continuar analizando los principios lógicos e históricos que sostienen los discursos meta-éticos, para pensar sobre la buena vida a partir del sitio de quienes no poseen el poder de diseñar e obligar las reglas sociales que se piensan justas para todos, no estoy mencionando que el feminismo se ha desinteresado o no deba interesarse por los temas que la ética aplicada reconoce como enormes cuestionamientos contemporáneos.. Enfrentar los conjuntos política y epistémicamente hegemónicos de sacerdotes, doctores, empresarios, para organizar una mirada sobre el derecho a verse como un todo entre mente y cuerpo humano, salud y capacidad de tomar elecciones, involucra que las féminas sepan distinguir las imposiciones estéticas de su tiempo, casi cada una de ellas ligadas a la mirada varonil que construye el quiero heterosexual, de sus anhelos particulares y colectivos: ¿salud y belleza poseen una real interacción con la extrema delgadez o con ciertos tonos de piel? Por igual compromete una meditación meta-ética sobre qué es la reproducción de la vida, que va más allá del derecho indiscutible de las féminas a planear hasta el último instante su historia, incluyendo el derecho a abortar, a admitir un embarazo de elevado peligro o a no ser mamá, sin estar sometidas a restricciones por su estado civil o su edad, y que atañe un estudio ético de la economía de la reproducción y el costo del cuidado de los y las chicas y los y las ancianas, así como del costo de la fertilidad entre pobres y ricos. En México, la violencia contra las defensoras de DH ha crecido exponencialmente entre 2001, una vez que se registró el homicidio de la jurista Digna Ochoa –todavía no resuelto, hablado sea de paso-, y 2010-2011, una vez que en Chihuahua fueron asesinadas las defensoras Josefina Reyes, María Magdalena Reyes, Luisa Ornelas, Marisela Escobedo y Susana Chávez, se registró el atentado en oposición a la activista Regla Andrade, quien sobrevivió y tuvo que renunciar a Urbe Juárez por la carencia de estabilidad, llegando a la Ciudad de México donde vivió otro atentado contra su historia, lo cual la llevó a exiliarse de México; así como las periodistas María Isabel Cordero, en el mismo estado de Chihuahua, y las comunicadoras Marcela Yarce y Rocío González Trápaga en el Distrito Federal; Elvira Hernández, en Guerrero; y Selene Hernández, en el estado de México (todos crímenes que, como el primero, están en la impunidad). El incremento de la violencia contra la vida de féminas que asumen públicamente un compromiso con la sociedad y la justicia, tal y como lo apunta Andrea Medina Rosas, coordinadora del informe “Defensoras de derechos humanos en México: Diagnóstico 2010-2011 sobre las condiciones y peligros que combaten en el ejercicio de su trabajo”, presentado el 12 de enero de 2012, está vinculado a la militarización de diferentes países del territorio, a políticas de enfrentamiento al crimen organizado que no toman en importancia la totalidad de el individuo -menos si ésta es de condición femenil, pobre, indígena-, y a la simulación en la procuración de justicia a las víctimas de trata de persona (el delito que involucra una organización delincuencial más común y encubierto en México). La interacción que las feministas tejen cerca de la filosofía moral y sus éticas aplicadas no puede obviar preguntarse qué es la tortura o por qué en los espacios políticos y militares hegemónicos se tornan a abordar temas involucrados con la justicia inherente a el testimonio de una guerra para obligar la democracia, para intervenir en las elecciones de un poblado, o para prohibir averiguaciones y fabricaciones que son consideradas legales en otros sitios. Para concluir esta breve plática sobre la ética feminista en el instante de hoy, quisiera rememorar la concreción de la ética, o sea su ineludible nexo con la historia, que no la vuelve relativista, sino la ubica en la probabilidad de que las diversidades, pluralidades y complejidades históricas de las maneras de pensarse en sociedad sean cada una de valoradas como particulares, sin creer en ningún tipo de universalismo moral que logre imponerse a partir del modelo liberal de estado que sostiene las racionalizaciones de la actuación políticas de las naciones más ricos y armados de todo el mundo..

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