LA SOCIEDAD CAPITALISTA Y EL PROBLEMA DE LA MUJER
Elizabeth_Lia12 de Septiembre de 2012
3.854 Palabras (16 Páginas)807 Visitas
LA SOCIEDAD CAPITALISTA
Y EL PROBLEMA DE LA MUJER
E
n el "Manifiesto Comunista" se plantea la posición marxista frente al problema de la familia y de la mujer bajo el capitalismo:
"¿En qué se funda la familia actual, la familia burguesa? En el capital, en el lucro privado. Solamente la burguesía tiene una familia, en el pleno sentido de la palabra; y.esta familia
encuentra su complemento en la carencia forzosa de relaciones familiares de los proletarios y en la prostitución.
"Es natural que este tipo de familia burguesa desaparezca al desaparecer su complemento, y que uno y otro dejen de existir al dejar de existir el capital que le sirve de base.
"Nos reprocháis acaso que aspiramos a abolir la explotación de los hijos por su padres? Sí, es cierto, a eso aspiramos.
"¿Acaso vuestra propia educación no está también influida por la sociedad, por las condiciones sociales en que se desarrolla, por la intromisión más o menos directa en ella de la sociedad a través de la escuela, etc.? No son precisamente los comunistas los que inventan esa intromisión de la sociedad en la educación; lo que ellos hacen es modificar el carácter que hoy tiene, y sustraer la educación a la influencia de la clase dominante.
"Esos tópicos burgueses de la familia y la educación, de la intimidad de las relaciones entre padres e hijos, son tanto más grotescos y descarados cuanto más la gran industria va desgarrando los lazos familiares de los proletarios y convirtiendo a los hijos en simples mercancías y meros instrumentos de trabajo."
(Trotsky, en su respuesta a la revista "Liberty" –1933-, se refirió a estos problemas:
"La educación de los niños siempre ha estado en todas partes conectada con la propaganda... La educación imbuida dentro del espíritu religioso también es propaganda; seguramente nadie se atreverá a negar que San Pablo fue uno de los más grandes propagandistas.
"Nadie puede negar que la educación impartida a los niños soviéticos también es propaganda. La única diferencia radica en que en los países burgueses se les inculca a los niños respeto por las viejas instituciones e ideas que se toman por acertadas. Como en la URSS son ideas nuevas, la propaganda salta a la vista...
"Esos padres y maestros devotos de la vieja sociedad gritan contra la 'propaganda'. ¿Si un Estado está por construir una nueva sociedad, dónde mejor que por la escuela para comenzar?
"¿La propaganda soviética le quita la alegría a la niñez?... Los niños soviéticos juegan, cantan, bailan y gritan como los otros niños. La desusual preocupación del Estado soviético por los niños ha sido admitida hasta por los observadores peor intencionados...
"Es cierto que a los niños soviéticos no se les dice nada sobre el pecado original y el paraíso. En este sentido, se puede decir, que a los niños se les quita la felicidad de una vida después de la muerte... Sin embargo, las penas reales de esta vida tienen en nuestra labor educativa cierta prioridad sobre los goces de una vida futura. Si los niños absorben calorías suficientes, la abundancia de su fuerza vital encontrará motivos de alegría".
Sigamos con el "Manifiesto":
"¡Pero es que vosotros, los cornunistas -nos grita a coro la burguesía entera-, pretendéis colectivizar a las mujeres!
"El burgués, que no ve en su mujer más que un simple instrumento de producción, al oírnos proclamar la necesídad de que los instrumentos de producción serán explotados colectivamente, no puede menos que pensar que el régimen colectivo se hará extensivo también a la mujer...
"Nada más ridículo que esos alardes de indignación, henchida de alta moral, de nuestros burgueses, al hablar de la tan cacareada colectivización de las mujeres por el comunismo. No, los comunistas no tienen que molestarse en implantar lo que ha existido siempre o casi siempre en la sociedad.
"Nuestros burgueses, no bastándoles con tener a su disposición a las mujeres y a los hijos de los proletarios -¡y no hablemos de la prostitución oficial!- sienten una grandísima fruición en seducirse unos a otros sus mujeres.
"En realidad, el matrimonio burgués es ya la comunidad de las esposas. A lo sumo podría reprocharse a los comunistas el pretender sustituir este hipócrita y mojigato régimen colectivo de hoy por una colectivización oficial, franca y abierta de la mujer. Por lo demás, fácil es comprender que, al abolirse el régimen actual de producción, desaparecerá con él el sistema de comunidad de la mujer que engendra y se refugia en la prostitución, en la oficial y en la encubierta."
La punzante crítica de los clásicos a la familia burguesa se inspiró en lo que escribió al respecto el socialista utópico Carlos Fourier -uno de los más grandes satíricos de todos los tiempos", según Engels
"El adulterio y la seducción honran al seductor, son cosas de buen tono. Pero, ¡pobre muchacha!, el infanticio está considerado como un crimen atroz, Si la muchacha seducida quiere seguir siendo tenida por honrada, necesita borrar las huellas de su deshonor, y si sacrifica su hijo a los prejuicios del mundo, la ignominia que cae sobre ella es aún mayor y es expuesta a los prejuicios de la ley... Tal es el circulo vicioso que describe todo mecanismo civilizado.
"¿Acaso las hijas jóvenes no son una mercancía ofrecida en venta al mejor postor que quiera adquirir la propiedad exclusiva sobre ellas? Así como en gramática dos negaciones equivalen a una afirmación, en el negocio conyugal dos prostituciones equivalen a una virtud.
"El cambio de una época histórica puede determinarse siempre por la actitud de progreso de la mujer ante la libertad, ya que es aquí, en la relación entre la mujer y el hombre, entre el débil y el fuerte, donde con mayor evidencia se acusa la victoria de la naturaleza humana sobre la brutalidad. El grado de la emancipación femenina constituye la pauta natural de la emancipación general.
"La humillación del sexo femenino es una característica esencial tanto de la civilización como de la barbarie, pero con la diferencia de que el orden civilizado eleva a un modo de pensar complejo, de doble sentido, equivoco e hipócrita todos los vicios que la barbarie comete de un modo simple... Nadie paga más caro que el mismo hombre la pena de mantener a la mujer en la esclavitud".
Como se ha leído, fue Fourier el primero que proclamó que el grado de emancipación de la mujer en una sociedad dada es el barómetro natural por el que se mide la emancipación general.
La situación de la mujer bajo el capitalismo -incluimos a los países atrasados-, es lamentable y puede presentarse sintéticamente de la siguiente manera:
De una manera general, las mujeres (burguesas, de clase media, obreras y campesinas) siguen siendo las esclavas del hogar. Condenadas a criar a los hijos, se les añade las obligaciones de atender al marido y el mantenimiento de la casa (si la familia la tiene) y de todo lo necesario para la vida diaria.
El capitalismo, utilizando a la escuela e incluso a la iglesia, se esmera en convertir a la mujer en una buena ama de casa. Considera que ha nacido para eso y, con ayuda de la religión, ha impuesto la idea de que debe obediencia, al. varón.
La situación de las obreras y campesinas es desesperante. Carlos Kautsky -en la época en que aún era marxista- escribió lo siguiente:
"El modo de producción capitalista, en la mayoría de los casos, no suprime la necesidad para el obrero de organizar su vida particular; pero le arrebata todos los aspectos hermosos de esa vida, para no dejarle sino los sombríos, principalmente el agotamiento de la mujer y su aislamiento de la vida social. Hoy en día, el trabajo en la fábrica de la mujer no la libera del trabajo doméstico."
Los capitalistas -se rnueven buscando ganancias siempre mayores- actúan como los mayores destructores de la familia obrera:
"Antaño, algunos propietarios de esclavos separaban a los maridos de las mujeres y arrebataban a sus padres a los adolescentes que tenían edad de trabajar; los capitalistas han superado en horror a la esclavitud: quitan a las madres los lactantes y se los dan a extraños para que los eduquen; cada día, miles de niños sufren esa suerte: son recogidos por establecimientos de beneficencia, cuyo deber es facilitar la separación a las madres" (Kautsky).
Alejandra Kollontai ha volcado toda su pasión para desenmascarar a los defensores de la familia burguesa:
"Pese a todo el chirriante horror de los hechos cotidianos, los hipócritas defensores burgueses de la familia actual continúan cantando con un entusiasmo sin desaliento el himno del 'sagrado papel de la madre' y emprenden una cruzada contra el trabajo profesional de las mujeres -cruzada sólo de palabras, claro está- que aleja a la madre de la cuna de su bebé.
"¡El sagrado deber de la maternidad! Pero ¿cómo puede manifestarse ese papel de la mujer, en la clase obrera, habida cuenta de las condiciones actuales del trabajo asalariado femenino? ¿Dónde aparece el indispensable cuidado de la salud del niño, dónde ese mínimo necesario de condiciones higiénicas que salvaguarden la vida del bebé?
...