LA ÉTICA EMPRESARIAL EN EL PRINCIPE DE MAQUIAVELO.

LA ÉTICA EMPRESARIAL EN EL PRINCIPE DE MAQUIAVELO.

El fin justifica los medios. Con esta frase, el político y filosofo florentino Maquiavelo, da comienzo a la filosofía moderna. El pensamiento de Maquiavelo es heredero de la situación política de Italia en esos momentos. Italia se hallaba dividida en varios principados por lo que su objetivo se centra en estudiar una formula que le permita mantener el poder y el control de la sociedad sin importar el ciudadano. Es decir, el bienestar o la opinión de los ciudadanos, considerados como un medio, quedará supeditada al orden del Estado, que es el fin que se persigue.

La ética maquiavélica, identifica al líder como el príncipe en el que las cualidades buenas se muestran incompatibles con las cualidades que pueden hacer que alcance el éxito. Lo mas importante es mantenerse en el poder y mantener el estado, por encima de la virtud, la religión y la ética. Que las utiliza como un medio para mantener a los súbditos contentos y para conseguir el fin. Moral del éxito y de la de la eficacia en el mantenimiento del poder. Todo las cualidades positivas que se puedan apreciar en él van encaminadas a conseguir el fin. Solo las utiliza las buenas cualidades de un modo práctico, como un medio para mantenerse en el poder. Por tanto, este mantenimiento del poder supone el sometimiento de los súbditos a una serie de normas que no son aplicables al príncipe. Maquiavelo recomienda olvidarse de la ética si se quiere obtener el éxito.

Un Estado tienen un componente material, integrado por el territorio y por las personas, al que se une un componente metafísico que proporciona la unidad al conjunto y que está constituido por el poder. Esta estructura es extrapolable a las empresas, en cuanto que son consideradas como formas de asociación menores, y como tal, integradas por estos tres componentes: territorio o lugar donde se desarrolla su actividad; las personas o capital humano de la empresa y finalmente, el poder de la empresa que va encaminado a la consecución de un fin.

A pesar de todo, aunque la ética no entre dentro de sus planes, podríamos considerar que tiene cierto resultado positivo la aplicación de estas ideas en el funcionamiento de una empresa si atendemos estrictamente al sentido de la utilidad y práctico que persigue: Maquiavelo supedita las partes al fin. Esta preeminencia del todo sobre las partes es, en cierto sentido necesaria a efectos del mantenimiento de una unidad y un orden bajo el cumplimiento de unas normas rijan el comportamiento del factor humano de una empresa y que, a su vez, provoque que partes individuales colaboren y se combinen ordenadamente, de tal manera que se logre el cumplimiento de un fin mayor. Sin embargo, esta forma de actuar sin una conducta ética que no tiene en cuenta al empleado, podría dar lugar a una actividad efectiva pero no eficiente: efectiva en el sentido de que los empleados cumplirían los objetivos marcados, bajo el cumplimiento de las normas impuestas; pero no eficiente, ya que, aunque el objetivo se llegue a cumplir, el descontento de los empleados o los tratos poco éticos (engaños o sobornos para conseguir el fin deseado de los subordinados) por parte de los superiores mina su confianza y afecta a la productividad.

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