La Anarquía Explicada A Los Niños
vitokoko4 de Noviembre de 2012
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José Antonio Emmanuel: ∗
“…Débiles y pequeños, los niños son, por eso mismo, sagrados…”
Eliseo Reclus
N. B. P.
Este folleto está escrito para contestar a la pregunta que nos han
formulado varios camaradas: ¿Cómo educaré a mis hijos? Pregunta que ya
esperábamos y a la que respondemos ateniéndonos a los dictados de la Razón
y de la Ciencia.
Dedicado a los hijos del proletariado español, esperamos que, estas
páginas –modestamente escritas– orientarán la educación de nuestra infancia
en un sentido verdaderamente renovador.
A los padres y a los maestros nos dirigimos para que –en el hogar y en
la escuela– propaguen las sanas doctrinas de una educación donde se
destierre todo fanatismo y se aspire a libertar a la infancia de la nefanda
opresión que sobre ella se ejerce.
Por culpas de unos y otros, la educación ha quedado estancada en un
marasmo de servidumbre, de la que debe salir redimida y reconfortada.
Sean estas breves páginas estímulo para todos.
EL GRUPO EDITOR
La Anarquía explicada a los niños
A los Hijos del Proletariado Español
I
¿QUÉ ES LA ANARQUÍA?
ANARQUÍA, queridos niños, es la doctrina que no conformándose con la
organización que se ha impreso a la humanidad, desde los tiempos en que
empezaron a crear la Sociedad, intenta dar una constitución a la vida basada
en los principios sacrosantos del amor universal y de la solidaridad humana.
Su misión es hacer cesar la desigualdad reinante entre los seres que los
divide en pobres y ricos, explotados y explotadores, esclavos y dominadores.
Que la Vida sea tal cual debe ser: la libre manifestación de las facultades, la
espontaneidad de los actos, la liberación final destruyendo las causas que se
oponen a que la sociedad se base en la más plena libertad y en la más
absoluta independencia.
Entre las causas que la Anarquía quiere destruir por considerarlas
nocivas y perjudiciales al desarrollo libre del individuo y de la colectividad
puedo enumerar las siguientes para que no olvidéis nunca que, al combatirlas,
laboramos por el bienestar de todos.
El MILITARISMO es la fuerza armada de que se valen los que se han
apoderado de la vida, para imponer sus injusticias y cimentar sus maldades.
Esta fuerza no retrocede ni ante el crimen; arma a los seres entre sí, los lanza
!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!∗!La#anarquía#explicada#a#los#niños.!Barcelona,!Ediciones!BAI,!1931!(Tip.!Cosmos),!15!p.!(Bibl.!
Internacional,!6),!20!cts.!
contra los que, como vosotros, como vuestros padres, vuestros hermanos, han
hecho del trabajo una virtud. Cuando nos rebelamos a este modo de proceder,
cuando nos alzamos contra la injusticia que con nosotros se comete, caen
sobre nosotros. No contentos con querernos destruir, suscitan guerras,
diezman la humanidad, y los crímenes se amontonan en el camino que
recorremos.
La anarquía opone a esta fuerza bruta, la Paz. El anarquista no quiere la
guerra, se opone a la guerra, ansía la paz, porque es el punto fundamental de
su doctrina salvadora. Considera a todos los seres hermanos; no quiere
fronteras que nos separen, sino corazones que se fundan en un solo amor: la
emancipación total y absoluta de los seres humanos. Las armas del
anarquismo es el libro, es el trabajo, es la palabra. Con éstas combate la fuerza
organizada del militarismo y con ellas triunfará sobre los carniceros y
devoradores de hombres. Con el libro, con el trabajo, con la palabra llama a
todos, haciéndoles ver que sobre la fuerza bruta se alza la fuerza de la idea
cuyo triunfo final no puede discutirse.
El CLERICALISMO es la farsa de que se han rodeado los usurpadores
de la vida para demostrar que sus imposiciones, sus tiranías, sus opresiones
son justas y agradables a un “dios” que se han forjado para revestir de bondad
sus actos. Con este “dios” se dirigen al corazón de los creyentes, y rodeándole
de un fausto y un lujo inusitados en los templos que le han erigido, dirígenle
oraciones y preces para hacer creer a todos que son los directores de la vida,
los organizadores de la vida, y que la sociedad constituida cae en pecado de
no seguir a este dios, los mandatos de este dios, las tiránicas órdenes de este
dios. Sobre todo, se apodera de vosotros, queridos niños, para atemorizaros
con los fabulosos tormentos de un infierno y los goces de un cielo que habéis
de ganar supeditándoos a los que representan a este dios en el mundo. A los
que no le siguen, a los que se apartan de ellos asqueados y rebelándoseles,
los declaran “enemigos” y frente al poder de su dios, a la omnipotencia de su
dios, crean el demonio que tienta al hombre, a la mujer, a vosotros mismos
condenándonos a penas eternas de un fuego infinito.
Para afianzarse, para asegurar su dominio en el mundo y sobre todos
los seres, llama en su auxilio al militarismo que tiene organizada la vida en
ejércitos dispuestos a hacer triunfar el principio divino. La Anarquía opone a
este poder omnímodo, a este poder absoluto, a esta potestad terrorífica, la
cultura por la Ciencia. La ciencia, que es el ordenado conocimiento de la vida,
descubre las leyes porque se rigen los mundos y la sociedad; investiga que
todo lo atribuido a dios, lo innato a dios, es falso y erróneo; que sólo existe una
ley que derroca la ley divina, que destruye la omnipotencia divina: la ley natural
del progreso humano. En virtud de este progreso se llega fácilmente a
contemplar la vida en toda su pureza; que la tierra no es la morada de dios, ni
el templo de dios; que el ser humano no tiene origen divino, sino que
aparecimos en el mundo en virtud de hondas e incesantes transformaciones
evolutivas en el organismo animal hasta llegar a nuestra especie; que el fin del
mundo tampoco está sujeto a los providenciales destinos de dios, sino que la
ciencia fija su fin de un modo racional y de acuerdo con las leyes naturales.
La Anarquía destruye las religiones porque son absolutistas, despóticas,
crueles y sanguinarias. Y contra ellas quiere preservaros, queridos niños, para
que os rebeléis al temor de ser condenados, al miedo de ser castigados, al
placer de ser premiados. El castigo y el premio sólo pueden existir en la
sociedad burguesa creada por los religiosos y los militarizantes. Sólo existe
una recompensa: la del deber cumplido con la Vida, de ser útiles a los
semejantes y de coadyuvar a implantar la nueva sociedad donde no existen
odios, ni rencores, ni clases, ni vanidades, ni tiranías.
El CAPITALISMO es la sociedad organizada en el egoísmo brutal y
antihumano, detentando el poder absoluto sobre la humanidad que produce y
trabaja, aprovechándose del esfuerzo común para crear riquezas y privilegios
sin los cuales no podría vivir. Erige un poder para sostenerse, funda los
estados, divide a los hombres en naciones; sus tentáculos se clavan en las
entrañas de la tierra para sacar el dinero que monopoliza y distribuye
inicuamente; penetra en todos los ámbitos, desde el taller y la fábrica hasta el
acaparamiento absoluto de vidas y haciendas, dicta leyes y las impone para
robustecerse y consolidarse; señor absoluto de las existencias, no repara en
medios para desnaturalizar el trabajo, atribuirse la producción, regularizar la
vida a base de la usurpación y la violencia. Amo y señor del organismo social,
tiene al “clericalismo” porque le ayuda en sus nefandos designios y cuenta con
el “militarismo” porque le sostiene y le sirve de apoyo. Quiere que su “ley” sea
acatada y obedecida por todos: cuenta para ello con los sicarios y escribas
para hacerla cumplir. A esto llama su mandato: a esto da el nombre de poder.
Pero la Anarquía, queridos niños, se levanta contra este modo de
concebir la vida y se rebela a esta manera de organizar la existencia. La
Anarquía aspira a suprimir todas estas causas que sumen a la humanidad en el
letargo del opio. No quiere estados que, por el solo hecho de existir, llevan en
sí desigualdades irritantes e injusticias cruentas. Al dinero opone el libre
cambio de productos; al trabajo remunerador para los privilegiados, opone el
trabajo
...