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La Clasificación De Las Ciencias Y Su Relación Con La Tecnología


Enviado por   •  25 de Abril de 2014  •  4.568 Palabras (19 Páginas)  •  334 Visitas

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SABER, CONOCIMIENTO Y CIENCIA

Se entiende por conocimiento al conjunto de enunciados que denotan o describen objetos. Dichos enunciados, o proposiciones, son llamados denotativos. Quedan excluidos del conocimiento cualquier otro tipo de enunciados, como por ejemplo los valorativos, estéticos o directivos. El conocimiento es un conjunto de proposiciones como "Juan corre", "los metales se dilatan con el calor", "mañana lloverá" o “Cervantes escribió el Quijote", que son susceptibles de ser declaradas verdaderas o falsas.

La ciencia constituye un subconjunto del conjunto de todos los conocimientos, vale decir que no todo conocimiento es científico. O, si se quiere, no todo enunciado denotativo es un enunciado científico. Si bien el conocimiento científico está hecho de enunciados que informan algo acerca de objetos o sucesos, éstos tienen que presentar además dos condiciones esenciales:

1 Los objetos a los que se refieren tienen que ser accesibles de modo recurrente, directa o indirectamente, en condiciones de observación explícitas. Por ejemplo:

"Dios existe" es un enunciado denotativo, pero se refiere a un objeto inaccesible a la observación, por lo tanto no es una proposición de la ciencia: en cambio si lo son "las ballenas son mamíferos' o “el agua se congela a cero grado de temperatura" porque son proposiciones que denotan objetos que se pueden conocer mediante observaciones repetibles por cualquier investigador, y por lo tanto pueden validarse en la experiencia.

3. Se tiene que poder decidir si las proposiciones pertenecen o no al lenguaje considerado pertinente por los científicos. Cada disciplina científica define fa forma en que deben ser construidas sus proposiciones para que se consideren parte de ella, a la vez que excluye las que no reúnen esos requisitos. Las matemáticas, por ejemplo, definen un determinado tipo de símbolos y operaciones con las cuales construir sus enunciados. Dichas reglas permiten determinar, entre otras cosas, que la proposición "2 + 5 = 7" forma parte de su discurso, pero no la proposición "E = m. c²", anunciado que responde a las reglas del discurso de la física. Estas reglas están sujetas a cambios históricos.

Se define al saber como un conjunto de enunciados más abarcador que el de los enunciados denotativos, sean éstos del conocimiento en general o de la ciencia en particular. El saber comprende, entre otras cosas, criterios de belleza, de eficiencia o de justicia, que trascienden el problema de la verdad o falsedad de las proposiciones. Alcanza cuestiones tales como saber-vivir, saber-hacer, saber-decidir, tal corno son definidos en una cultura determinada. El saber hace a cada uno capaz de emitir buenos enunciados (denotativos, prescriptivos, valorativos o de cualquier otro tipo), entendiendo por "buenos" aquellos conformes a los criterios de verdad, justicia, belleza o eficiencia admitidos en el medio en el que vive el que "sabe". Esto supone una formación amplia de competencias que permita a los sujetos buenas actuaciones con respecto a conocer, decidir, valorar, transformar en el seno de su sociedad. La cultura de un pueblo constituye así una especie de consenso que posibilita circunscribir saberes y diferenciar al que sabe del que no.

SABER COTIDIANO Y SABER CIENTIFICO

Se puede diferenciar el saber que se produce y transmite a través de las costumbres de una cultura (saber cotidiano o consuetudinario) del saber llamado científico.

El saber, en su estado consuetudinario, se presenta en forma de relatos, tales como cuentos, mitos o fábulas. Estas formas narrativas admiten los diferentes tipos de enunciados antes mencionados, y a través de su transmisión oral enseñan al oyente las competencias propias de la cultura de pertenencia. Los avatares de los personajes de estos relatos ofrecen' modelos positivos y negativos de identificación a los sujetos que los escuchan, y otorgan legitimidad a las instituciones en las que se producen, definiendo así los criterios de competencia de la sociedad donde se narran.

Estos criterios permiten a su vez valorar las actuaciones que los individuos realizan en esa sociedad.

En este modo de transmitir el saber no hay necesidad de procedimientos especiales para dar legitimidad a esos relatos, pues al ser ellos parte de la cultura misma y sus tradiciones se encuentran por eso mismo ya legitimados, y no tienen entonces necesidad de recurrir a argumentos o pruebas acerca de lo que dicen. Son los relatos mismos los que determinan los criterios de competencia, ilustran la aplicación y definen lo que se tiene derecho a decir y a hacer en la cultura de la que forman parte El saber científico, a diferencia del narrativo, se compone de enunciados denotativos, excluyendo los otros tipos de enunciados, y el criterio de aceptabilidad de sus proposiciones se basa en su valor de verdad. La ciencia busca confirmaciones de su saber, es decir, busca procedimientos argumentativos con los que demostrar sus enunciados, para lo cual establece corroboraciones que prueben sus proposiciones como verdaderas.

Desde la perspectiva del saber científico, el saber cotidiano basado en relatos conforma un tipo de discurso propio de una mentalidad más primitiva, mezcla de principio de autoridad, prejuicios e ideología, que no está sometido a argumentaciones y pruebas.

En la ciencia se supone que el referente de la proposición científica es expresado en ella de manera conforme a lo que el referente mismo es. Esto lleva al problema de probar la verdad de lo que afirman dichas proposiciones. La solución científica a esta cuestión puede tomar la vía de la verificación (está permitido pensar que la realidad es corno dicen. las proposiciones científicas, en la medida en que dichas proposiciones puedan demostrarse a través de hechos de la experiencia que las confirmen) o de la falsación (se pueden descartar las proposiciones si son contradictorias con el referente).

La práctica científica requiere comunicación entre los investigadores para poder desplegar un espacio de debate que aumente las posibilidades de contrastación y permita establecer acuerdos en cuanto a teorías, métodos, técnicas y hechos establecidos. Por eso el científico tiene que pronunciar enunciados verificables respecto de referentes que sean accesibles a otros científicos, para que éstos a su vez puedan verificarlos. Así, quien enuncia una proposición científica debe ser capaz de proporcionar pruebas de lo que dice, y de refutar todo enunciado contrario respecto del mismo referente. De la misma manera, el sujeto

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