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Relación Entre La Ciencia, La Tecnología Y La Sociedad


Enviado por   •  27 de Junio de 2011  •  2.202 Palabras (9 Páginas)  •  2.419 Visitas

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Relación entre la ciencia, la tecnología y la sociedad

Como consecuencia del desarrollo tecnocientífico en el último siglo, una parte de la humanidad vive ahora en un mundo artificial y ya no convive directamente con la naturaleza. Las grandes ciudades son la concreción de ese nuevo paisaje artificial. La tecnociencia ha formado un mundo tecnológico que evoluciona sin cesar y que envuelve toda la existencia humana. Ante este fenómeno de expansión del mundo tecnocientífico, desde principios del siglo xx han surgido diversas filosofías de la tecnología. Algunos filósofos, como José Ortega y Gasset, Martin Heidegger y Hans Jonas, intentan esclarecer e interpretar la naturaleza propia, el sentido histórico y las repercusiones culturales del desarrollo tecnocientífico. Estos filósofos se han cuestionado también si el acelerado crecimiento del poder tecnocientífico entraña riesgos mayores para el futuro de la humanidad.

Un rasgo problemático de la tecnociencia actual es el incrementado alcance de su poder para producir efectos remotos no deseados y, muchas veces, imprevisibles, tanto en el espacio como en el tiempo. Por ejemplo: la contaminación radiactiva, que puede extenderse en áreas de miles de kilómetros y permanecer en el agua y la tierra durante miles de años. Este incierto poder, que crece de manera geométrica a medida que las tecnociencias se encadenan unas con otras, tiene repercusiones ecológicas dañinas a mediano y largo plazo. Tal es el caso del efecto invernadero, provocado principalmente por las enormes cantidades de CO2 que emite la actividad tecnológica e industrial.

La tecnociencia se ha convertido en un medio eficaz para incrementar y concentrar poder (técnico, económico, político, militar). Esto tiene beneficios innegables, pero ese poder es ambiguo y puede, en algún momento imprevisto, escapar del control de los agentes humanos.

Actualmente, el poder tecnocientífico hace posible modificar la materia y la estructura de la vida misma (el código genético), pero también libera nuevas sustancias contaminantes y peligrosas para las cuales no tenemos defensas naturales (sustancias químicas, microorganismos, partículas artificiales). Cura enfermedades que antes mataban a muchas personas, pero ha introducido en el entorno sustancias cancerígenas, mutágenas y tóxicas que afectan a las personas y a otros seres vivos (es el caso de los pesticidas como el DDT, los plásticos con cloro o residuos de metales dañinos para el ser humano, como el mercurio o el plomo).

La tecnociencia produce realizaciones y artefactos ambivalentes; es decir, que tienen un doble efecto, positivo y negativo, aunque su objetivo sólo sea el de buscar un beneficio. Tal es el caso de la producción de artefactos con componentes tóxicos, como las pilas y los aparatos electrónicos, o los pañales desechables. Las enormes cantidades de basura de estos artefactos no se pueden reciclar fácilmente ni se biodegradan. Otros ejemplos: los beneficios de las tecnologías de transporte, los fármacos y las tecnologías de la información y la comunicación son evidentes e innegables. Sin embargo, la expansión planetaria e intensiva de su uso ha tenido consecuencias problemáticas imprevisibles:

• Los ferrocarriles, automóviles, barcos y aviones han generado una gran contaminación atmosférica y constituyen un factor del efecto invernadero. En el caso particular de los automóviles, los accidentes viales matan año con año a millones de personas.

• Muchos fármacos (anticonceptivos, analgésicos, antiinflamatorios, etc.) han causado daños a las personas; el uso y abuso de antibióticos ha provocado que las bacterias desarrollen resistencia y que algunas enfermedades se vuelvan de alto riesgo.

• Las tecnologías de la información y la comunicación han producido una enorme cantidad de desechos industriales (basura computacional) cuyos componentes son muy tóxicos. El crimen organizado y las organizaciones terroristas han aprovechado internet.

Puede argüirse que los problemas ecológicos causados por la acción humana no son nuevos. Sin embargo, a pesar de que las técnicas tradicionales (como la quema de pastizales para extender los sembradíos) ocasionaron en la antigüedad algunos daños ecológicos, nunca tuvieron el alcance suficiente para provocar una crisis ecológica global como la que ahora vivimos.

La técnica antigua (hasta los siglos xviii y xix) permaneció estable y en equilibrio con el entorno cultural y con la naturaleza ambiente. Desarrollaba instrumentos y procedimientos que evolucionaron lentamente y que alcanzaban un estado de saturación (o sea, que ya no progresaban) porque se mantenían en un equilibrio entre los fines reconocidos (satisfacción de necesidades de una población humana constante) y los medios necesarios. Se circunscribía a un contexto local y estaba limitada por un ámbito cultural específico. Por ejemplo, las técnicas de aleación de metales o las de construcción, que se propagaban lentamente y por asimilación cultural, puesto que cada tradición técnica se encontraba aislada de las restantes por barreras geográficas y culturales (lingüísticas, morales, religiosas).

Además, la técnica antigua era empírica, es decir, no estaba basada en conocimientos científicos, y se desarrollaba mediante la inventiva espontánea y el hábito individual. Los conocimientos técnicos se transmitían de persona a persona, o en pequeños grupos gremiales, más que por medio de instituciones educativas y centros de investigación como los actuales.

En contraste, la tecnociencia contemporánea posee, una por una, características contrarias a las señaladas: es dinámica, evoluciona rápidamente, se difunde de modo universal porque supera las barreras culturales, se produce en instituciones sociales, provoca la transformación y adaptación de patrones socioculturales, altera el entorno material y cultural, se extiende planetariamente imponiendo formas novedosas de producción, consumo, valores y concepciones del mundo.

La tecnociencia destaca en el mundo contemporáneo por su gran capacidad para evolucionar con rapidez mediante el despliegue de un poderoso impulso social de innovación. Cada nuevo invento perfila ya nuevas posibilidades, además de las que surgen por la combinación de los resultados de las tecnociencias existentes, por lo que la tecnociencia contemporánea no está nunca en un estado de saturación. De hecho, las innovaciones tecnocientíficas no surgen sólo a partir de fines preestablecidos, sino que crean nuevas finalidades y posibilidades; así han surgido nuevas áreas como la nanotecnología, las ciencias genómicas, la inteligencia artificial y

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